John Sturges realiza con su habitual aplomo y habilidad para dirigir repartos largos uno de los muy escasos remakes americanos de películas extranjeras que pueden compararse e incluso superar al original. Impelido por Yul Brynnner, que había quedado prendado de ¨Los siete samuráis¨ de Akira Kurosawa, realizó una de las grandes obras maestras del western y del cine de acción: de sus siete protagonistas, 5 de ellos fueron iconos del cine de acción - Yul Brynner, Steve McQueen, Charles Bronson, James Coburn y Robert Vaughn - y dos actores de carácter que repitieron bastante en este tipo de pelis: la estrella alemana Horst Buscholdt y Brad Dexter.
Significó el salto al estrellato de Steve McQueen y el triunfo de tres actores secundarios que lo harían después: Bronson, Coburn y, como villano, el entonces ya veterano Eli Wallach, una de las grandes leyendas de Hollywood que aún viven. El duelo interpretativo real entre McQueen y Brynner por robarse la escena llena sus interpretaciones de matices y detalles que no se pueden apreciar viando la peli una sola vez. Wallach logra crear un villano que logra incluso despertar cierta simpatía: es listo, cruel y bastante retorcido. Bronson hace una de sus mejores interpretaciones como el Magnífico tierno y compasivo (un papel con ciertos paralelos con su Paul Kersey, especialmente en la primera parte de la saga ¨Death Wish¨ y en menor medida en la segunda), Coburn muestra su imponente presencia y voz pero le dan poco tiempo para demostrar su indiscutible talento, Dexter y Vaughn hacen lo que se espera de ellos. Buscholdt es un poco teatral, aunque él sea el Magnífico loco (como lo define Eli Wallach) y sea de esperar. En mi opinión, no demostró ser de verdad uno de los mejores actores europeos del momento hasta la descacharrante ¨Uno, dos, tres¨ de Billy Wilder.
Es un Western que aún hoy sorprende por su ritmo acelerado (pese a su longitud) y las excitantes escenas de acción - el montaje es soberbio e influenció a muchos cineastas posteriores, empezando por Sam Peckimpah - aunque no se limita solo a eso: tiene un muy buen guion que define perfectamente a cada uno de los personajes (eso es más mérito del original de Kurosawa que otra cosa, pero bueno, lo respetan). Los mejores aspectos técnicos de la película, montaje a parte, es la escenografía: sencilla, con solo tres o cuatro localizaciones exteriores y escasos interiores, pero muy resultona, y, sobretodo, la [octava] magnífica banda sonora de Elmer Bernstein.
Walter Mirsich, que no hacía ni 10 años producía para Monogram o Allied Artists, se consagró con este gran producto.
bigladiesman
9
John Sturges realiza con su habitual aplomo y habilidad para dirigir repartos largos uno de los muy escasos remakes americanos de películas extranjeras que pueden compararse e incluso superar al original. Impelido por Yul Brynnner, que había quedado prendado de ¨Los siete samuráis¨ de Akira Kurosawa, realizó una de las grandes obras maestras del western y del cine de acción: de sus siete protagonistas, 5 de ellos fueron iconos del cine de acción - Yul Brynner, Steve McQueen, Charles Bronson, James Coburn y Robert Vaughn - y dos actores de carácter que repitieron bastante en este tipo de pelis: la estrella alemana Horst Buscholdt y Brad Dexter.
Significó el salto al estrellato de Steve McQueen y el triunfo de tres actores secundarios que lo harían después: Bronson, Coburn y, como villano, el entonces ya veterano Eli Wallach, una de las grandes leyendas de Hollywood que aún viven. El duelo interpretativo real entre McQueen y Brynner por robarse la escena llena sus interpretaciones de matices y detalles que no se pueden apreciar viando la peli una sola vez. Wallach logra crear un villano que logra incluso despertar cierta simpatía: es listo, cruel y bastante retorcido. Bronson hace una de sus mejores interpretaciones como el Magnífico tierno y compasivo (un papel con ciertos paralelos con su Paul Kersey, especialmente en la primera parte de la saga ¨Death Wish¨ y en menor medida en la segunda), Coburn muestra su imponente presencia y voz pero le dan poco tiempo para demostrar su indiscutible talento, Dexter y Vaughn hacen lo que se espera de ellos. Buscholdt es un poco teatral, aunque él sea el Magnífico loco (como lo define Eli Wallach) y sea de esperar. En mi opinión, no demostró ser de verdad uno de los mejores actores europeos del momento hasta la descacharrante ¨Uno, dos, tres¨ de Billy Wilder.
Es un Western que aún hoy sorprende por su ritmo acelerado (pese a su longitud) y las excitantes escenas de acción - el montaje es soberbio e influenció a muchos cineastas posteriores, empezando por Sam Peckimpah - aunque no se limita solo a eso: tiene un muy buen guion que define perfectamente a cada uno de los personajes (eso es más mérito del original de Kurosawa que otra cosa, pero bueno, lo respetan). Los mejores aspectos técnicos de la película, montaje a parte, es la escenografía: sencilla, con solo tres o cuatro localizaciones exteriores y escasos interiores, pero muy resultona, y, sobretodo, la [octava] magnífica banda sonora de Elmer Bernstein.
Walter Mirsich, que no hacía ni 10 años producía para Monogram o Allied Artists, se consagró con este gran producto.
Me gusta (1) Reportar