Ficha Vip, Mi Hermano Superhombre


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Críticas de Vip, Mi Hermano Superhombre (1)


bigladiesman

  • 4 Jul 2018

9


Semiolvidada (excepto en Italia) obra maestra de la animación europea, donde Bruno Bozzetto cargó las tintas contra la sociedad de consumo a través de dos hermanos superhéroes.

La premisa es bien sencilla: los hermanos Vip, el semidivino SuperVip (que tiene dos debilidades, las chicas guapas y su querido hermano, al que casi sobreprotege pese a ser tan debilucho) y el desdichado media mierda MiniVip, protagonista de la historia, y las dos bellas chicas que conocen en la aventura, la sexy y maestra del disfraz Lisa, estudiante de antropología que sigue a los Vip para su tesis doctoral y la pizpireta, romanticona y atolondrada Nervustrella, prisionera de los malosos, se enfrentan a la villana jamesbondiana Happy Betty, una mujer tetraplégica que se mueve en una tanqueta.

Con Happy Betty y sus secuaces es donde Bozzetto carga las tintas, atacando y caricaturizando – siempre dentro en un tono de aventura familiar pero sin dejar de tener visceralidad – al consumismo, la publicidad, los empresarios sin escrúpulos, la explotación laboral, la extrema derecha (Bozzetto ha sido siempre un hombre muy de izquerdas) caracterizada por los asistentes nazis de Happy Betty, la psiquiatría y a toda esa parte de la sociedad que él pudiera considerar mema y aborregada.

Bozzetto sigue como en “West and Soda” un estilo de dibujo sencillo, pero aquí es mucho más colorista, en según que escenas hay toques casi expresionistas (inquietante el número musical de los consumidores obsesivos que se encuentra MiniVip en una mazmorra. De pequeño me acojonaba vivo). La canción de inicio nos muestra también un tema subyacente: SuperVip puede ser guapo y poderoso, MiniVip, feo y débil, pero al fin y al cabo, ¿es mejor y más digno de llevar la gran V amarilla uno que otro?
También se le da una gran importancia a la música: Franco Godi crea una banda sonora pop muy alegre, accesible y pegadiza en líneas generales.

Una película que parodia unas convenciones medio siglo después de su estreno siguen vigentes: una sola mirada a las redes sociales sirve para comprobar lo acertado que estuvo Bozzetto en su sátira. Aunque para nada perfecta, excelente.



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