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Quizá pueda tratarse de una denuncia a la corrupción policial mexicana, o quizá una denuncia a la situación social de las cárceles mexicanas... No sé bien, pero puede que ambas cosas, pues lo que ocurre allí no es nada agradable, y puede que haya gente que no le quede más remedio, pero que la implicación policial tenga tantísimo que ver, no da seguridad al país, ni a sus ciudadanos, ni a sus turistas (solo hay que ver lo que le pasó a las chicas españolas, trágica noticia...).
Mel Gibson es un experto ladrón que durante una emocionante persecución, con una voz en off en la que su conciencía nos detalla situaciones, es atrapado en la frontera de México.
Su situación se ve apretada al ser encerrado en prisión, para que los policías puedan repartirse el botín, mientras que un grupo de asesinos a sueldo buscan a quien les robó y a quien tenga su dinero.
Un thriller cargado de secuencias de humor negro, una violencia gráfica intensa y una actuación bastante buena de Mel Gibson, quien no llegó a convencerme del todo en ¨Al Limite¨ después de su regreso al cine de acción, pero que aquí si lo hace.
Aunque su final es muy tópico, lo anterior, la forma en que acaba con todos aquellos que le persiguen y con todos aquellos por los que siente rencor, es una de las venganzas mejor desarrolladas que he visto.
Aún así tampoco estamos ante una joya de película, pasará sin pena ni gloría, pero entretiene lo suficiente.

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