No se puede evitar pensar en series como ¨V¨ o películas como ¨Independence Day¨ al ver esta serie, pero las similitudes prácticamente acaban ahí. No creo que gastaran mucho en efectos especiales, ya que no hay apenas tiros ni batallas entre extraterrestres y humanos. Ellos llegan pacíficamente, nos dicen cómo acabar con guerras, desigualdad,... lo hacemos y vivimos más tiempo y mejor. Hasta aquí bien, pero todo tiene un precio y casi nadie ve el verdadero precio que pagamos hasta que es demasiado tarde.
Llama la atención la falta de efectos especiales en una serie tan moderna. Todo es muy discreto. El único extraterrestre que se ve es el líder, Karellen.
También es interesante ver las reacciones de los que viven del sensacionalismo (el personaje de Colm Meaney), descontentos porque ya no nos matamos entre nosotros. La serie habla de varios temas, como las reacciones de la gente ante este cambio radical, la religión y la fe,...
Es curioso que entre los protagonistas está Mike Vogel, al que vi hace poco en ¨La Cúpula¨ (también con extraterrestres de por medio),que interpreta el papel de mensajero de Karellen.
En resumen, una serie de ciencia-ficción diferente a las demás y que sin duda te hará pensar.

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Posiblemente, la mejor miniserie que ha salido de Syfy.

El Fin de la Infancia nos cuenta la típica historia de la invasión extraterrestre, pero desde un punto de vista muy original. Aquí los extraterrestres no vienen a destruirnos ni nada por el estilo, sino que vienen para ayudarnos a hacernos llegar a la Edad de Oro del hombre. Quien espere algo parecido a La Guerra de los Mundos, se ha equivocado de película. La serie se estructura de forma magistral en tres capítulos de hora y veinte cada uno, y cada uno de ellos nos muestra uno de los momentos de esa ¨invasión¨.

El primero de ellos nos cuenta la historia de un joven granjero, interpretado por Mike Vogel, que vive felizmente casado con Daisy Betts, pero recordando a un antiguo amor, ya fallecida. Ante la llegada de las naves de los alienígenas, Vogel es abducido por una de ellas, que le lleva en presencia del portavoz de los aliens en la Tierra, Karellen, una criatura que se oculta tras los espejos de una estancia para que Vogel no pueda ver su aspecto. Karellen le explica que le ha elegido para llevar la voz de los aliens a la Tierra, de forma que estos puedan ayudar a los humanos a acabar con los problemas actuales: la pobreza, el hambre en el Tercer Mundo, las guerras, etc.

A lo largo del primer capítulo, se muestra cómo las recomendaciones de los aliens terminan erradicando todos los problemas que han estado ocurriendo en la Tierra durante el siglo XX. El petróleo deja de ser importante, las Naciones Unidas se comprometen en destinar sus fondos en erradicar la pobreza en África, y ya no existen las guerras. Por supuesto, siempre habrá gente en desacuerdo con que estos problemas se terminaran, pero las soluciones que ofrecen los aliens son tan viables que todo el mundo acepta, pese a que en un principio hay quienes desconfían de los visitantes.

Aquí vemos también la postura del personaje de Colm Meany, un director de un diario al más puro estilo La Razón, que, con el fin de todos los problemas, se percata de que él no podrá beneficiarse de las desgracias ajenas que contaba en su periódico, por lo que para acabar con los aliens, decide secuestrar a Mike Vogel y ejecutarlo. Sin embargo, Vogel es salvado in extremis por Karellen mientras se retransmitía su ejecución mundialmente, mostrándose ante el mundo entero la clase de persona que era Meany y acabando con toda oposición a los aliens.

El capítulo concluye de manera magistral con la aparición de Karellen, quien se revela ante el mundo teniendo una apariencia similar a la del típico demonio. Ahí se produce un punto de inflexión, ya que los salvadores de la humanidad han sido seres con la apariencia arquetípica de Satanás, lo que plantea una pregunta a la humanidad. ¿Se puede confiar en estos aliens?

A lo largo del segundo capítulo, se alternan ya varias historias. Por un lado, tenemos a Mike Vogel y Daisy Betts, que siguen buscando la posibilidad de tener un hijo, y Vogel está bastante abatido por una extraña enfermedad. Por otro lado, se nos presenta la historia de Osy Ikhile, un brillante científico afroamericano que fue curado por los aliens estando en silla de ruedas cuando era niño, y ahora ha descubierto que la empresa para la que él trabaja está enviando todo tipo de animales al que parecer ser el planeta natal de los aliens. Además, tenemos la historia de Ashley Zukerman, un padre de familia que pronto tendrá una hija, la cual podría ser importante para los aliens.

Y por último, tenemos la historia de Yael Stone, quien, por así decirlo, ejerce como villana en funciones del segundo capítulo. Stone interpreta a una mujer cristiana tremendamente religiosa cuya madre, una misionera, se suicidó ante la aparición de los aliens, ya que descubrió que Dios no existía. Stone se hace amiga de la esposa de Mike Vogel y aprovecha su oportunidad para enfrentarse a Karellen y abatirlo de un disparo. Da la casualidad de que Karellen le había entregado a Vogel un vial capaz de curar la enfermedad que él tenía, pero Vogel comprende que su vida es mucho menos importante que la de Karellen, y decide devolver a la vida a Karellen con el vial en una escena que me resultó increíblemente hermosa. Sorprendentemente, Karellen perdona a Yael Stone por lo que hizo, y esta, al no poder aceptar lo sucedido, opta por suicidarse.

El último capítulo revela la verdadera naturaleza de los aliens. Ellos son los heraldos de la destrucción, instrumentos de una entidad mucho mayor. La Tierra estaba a punto de colapsar, y los aliens vinieron para ofrecer a la humanidad la oportunidad de poder tocar techo antes de su final. Irónicamente, para poder vivir como seres civilizados y puros, la sociedad de la Tierra ha tenido que dejar atrás su cultura y su identidad. El punto más cruel pero necesario del plan de los aliens es que todos los niños de la Tierra serán salvados, pero abandonarán el planeta, convertidos en algo más que humanos y arrebatados de sus padres. Estos, al no poder concebir más vástagos, terminarán provocando la extinción de la raza humana.

Es entonces cuando Karellen le revela a Mike Vogel y su esposa que fue él quien le dejó estéril, ya que verdaderamente apreciaba a Vogel por todo lo que había hecho por la humanidad y dejarles tener hijos habría sido muy cruel, ya que habrían tenido que soportar su pérdida como el resto de las familias de la Tierra. Una vez que los niños abandonan la Tierra, convertidos en una mezcla entre humanos y energía, el planeta comienza a colapsar. El único superviviente es Osy Ikhile, que viaja al planeta de los aliens, y Karellen le explica que todo es un plan de una entidad superior y que ellos llevan millones de años haciendo lo mismo en varios planetas.

Karellen le ofrece a Osy la posibilidad de que se quede con ellos, viviendo como humano hasta morir de anciano, aprendiendo de ellos y viendo cómo una nueva civilización prospera. En vez de aceptar la oferta de Karellen, Osy Ikhile les pide que le dejen en la Tierra para morir en su planeta como último habitante del planeta y poder documentar la destrucción de la Tierra a los aliens. Agonizante sobre la degradada atmósfera de la Tierra, Osy solo pide una condición, y es que no olviden a la raza humana.

Lo cierto es que El Fin de la Infancia es una de las miniseries más intensas, profundas y emotivas que he visto en mucho tiempo, ya que además de entretener y contarte una historia, te llega a hacer pensar y replantearte muchas cosas, y he de reconocer que en más de una ocasión se me escapó una lagrimilla.

Merece mucho la pena.

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