Aceptable serie sobre un pibe que es poli y se le va más la mano que a Harry el Sucio. Me gusta aunque tampoco es la gran cosa pero al menos es mejor que el CSI y el prota no es pelirrojo como el Horacio ese.

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Serie policíaca de un policía de Los Ángeles poco habitual, llamado Harry Bosch, el cual, por ciertas circunstancias de su vida relacionadas con su niñez, hay veces en las que empatiza tanto con los casos que decide tomarse la justicia por su mano. Esto le lleva a que en un determinado momento acabe disparando a un asesino y violador al que le había dado el alto, a pesar de que al parecer iba desarmado, cosa que le traerá problemas en lo sucesivo.

El principal mérito de esta serie es la actuación de su protagonista, Titus Welliver, quien clava completamente al personaje, ya que interpreta a un policía recto, incorruptible, pero que aun así no le importa traspasar ciertos límites con tal de librar de lacras a la sociedad. No obstante, no es un tipo sin escrúpulos, como podemos comprobar en un determinado momento, cuando una chica policía se dispara a sí misma sin querer y culpa de ello a un sospechoso al que perseguía. Bosch, que vio todo lo ocurrido, prefiere ponerse de parte del acusado que de su compañera, a pesar de que era su novia, porque no quiere culpar a una personaje inocente por la negligencia de otra.

Como actores secundarios tenemos un buen plantel, entre los que destacan Jaime Hector como Jerry, el compañero de Bosch; Lance Reddick como el ambicioso pero benévolo jefe de policía Irving; Scott Wilson (aka Hershel) como un viejo doctor que hace un macabro descubrimiento; o Madison Lintz (Sophia de The Walking Dead), como la hija de Bosch.

En lo referente a las tramas, en esta primera temporada son muy atractivas e interesantes. Principalmente son tres: la primera es la del juicio contra Bosch por el asesinato del hombre al que mató al principio de temporada, que es la primera que se resuelve; la segunda es un caso policial debido a la aparición de los huesos de un niño de unos doce años que fue asesinado hace unos veinte años; y la tercera es el caso de un psicópata al que atrapan transportando un cadáver, y para librarse de la pena de muerte, afirma ser el asesino del niño del caso de los huesos y comienza a jugar con Bosch a un complicado juego en el que acaban teniendo en común mucho más de lo que parecen.

La primera trama, la del juicio, no está mal y se resuelve satisfactoriamente en los primeros capítulos, aunque dejan la posibilidad abierta de que vuelva a abrirse de alguna forma. La segunda trama, la del niño, es muy interesante, ya que en un principio es difícil saber quién es el asesino, ya que Bosch y Jerry valoran muchas opciones; sin embargo, hacia el sexto capítulo se nos presenta un personaje a priori sospechoso y luego se confirma, de forma muy previsible, que él era el asesino del niño, cosa que ya se intuía desde el capítulo en que apareció. Lo peor de todo es que en el último capítulo, podían haber hecho que el personaje diera mucho más de sí, pero lo desaprovechan porr completo.

La tercera trama y para mí la mejor de la temporada es la del psicópata, interpretado por Jason Gedrick, que tiene una relación con Bosch que, a mí por lo menos, me resultó muy atractiva, parecida a la de Will Graham y Hannibal o a la de Kevin Bacon y James Purefoy en The Following. Jason Gedrick hace un gran papel, dado que en los primeros capítulos no se sabe si es un asesino o se la están jugando, y a medida que la cosa avanza vemos que efectivamente es un psicópata pero que quizá no sea el asesino del caso de los huesos. Además, es un personaje inteligentísimo y cruel, que no tiene reparos en, por ejemplo, matar a la dependienta de una tienda y saludar a la policía a través de la cámara de vigilancia, solo para provocar. La pena, sin embargo, es que el personaje tampoco es aprovechado del todo, ya que al hacer una interpretación tan buena, podía haber sobrevivido más tiempo.

No obstante, la serie, que había mantenido un nivel muy alto, decae mucho en su último capítulo. En el penúltimo capítulo veíamos la resolución de la trama del psicópata, acabando la muerte del personaje de Jason Gedrick, quien se enfrenta a Bosch sin balas en la pistola, sabiendo que iba a morir a manos del policía, pero satisfecho y pensando que sería eternamente recordado por la gran cantidad de asesinatos que había realizado sin ser descubierto. La culminación de su gran plan. Hasta ahí la cosa iba bien, pero tenemos que falta el último capítulo de temporada y nos hemos quedado sin antagonista. ¿Y cómo resuelven esto los guionistas? Pues en vez de mostrarnos todas las aristas en el caso de los huesos y ahondar en la mente del asesino del niño y qué piensa sobre lo que hizo veinte años atrás, nos muestran a Bosch durante medio capítulo disfrutando de su hija, y eso hizo decaer mucho el capítulo, en medio de una temporada que yo habría catalogado como excelente. Del tema de los huesos al final solo sabemos que el asesino mató al niño para quedarse con su monopatín, pero muy poco más, y no conocemos nada sobre qué pensaba veinte años después. Por suerte, lo medio arreglan haciendo que el padre del niño asesinado acabase con la vida del asesino, pero eso no justifica que gran parte del capítulo esté centrado en la hija de Bosch si se supone que es una serie policíaca.

No obstante, por lo general, es una buena serie que puede llegar a ser algo grande. A la espera de la segunda temporada.

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