Poesía visual, fantástica ambientación, bella fotografía y diseño de vestuario, bonita banda sonora, filosofía oriental pero también sexo, violencia, conspiraciones, artes marciales y aventura. Todo eso es Marco Polo. Que nadie espere una nueva Juego de Tronos, es diferente en su concepto. Si eres fan de las producciones orientales pero también de las ambientaciones históricas, probablemente la disfrutarás. En definitiva es una buena serie que en mi opinión aprueba con nota en su primera temporada y que cuenta aún con un importante margen de mejora para temporadas venideras.

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Sin duda, una serie que podríamos considerar como la ¨Juego de Tronos asiática¨, y es que Marco Polo, una de las joyas de Netflix, posee los mismos defectos y virtudes que la serie de la HBO. ¿Qué significa eso? Unas actuaciones excelentes, una trama lenta pero interesante repleta de personajes ambiguos y traiciones, una ambientación costosa y muy realista, pero escasas escenas de batallas, si bien la primera temporada de Marco Polo nos ofrece una gran batalla en el último capítulo, cosa que nunca tuvimos en la primera temporada de Juego de Tronos.

A simple vista, la serie en un principio me pareció que iba a ser otra Da Vinci Demons, pero estaba completamente equivocado, ya que, dentro de la ficción, la serie trata con bastante éxito de ser realista y consecuente con lo que está contando, si bien también actúa como Vikings al incluir un leve toque fantástico, en este caso representado por los misteriosos Hashashin, que aparecen en un capítulo.

Las interpretaciones como digo son magistrales. Lorenzo Richelmy, el actor que hace de Marco Polo, demuestra ser algo más que una cara bonita y realiza un Marco Polo que resulta más que creíble y que supera con creces al de Ian Somerhalder en la miniserie de hace unos años. Benedict Won está todavía más inmenso como Kublai, el gran Kan nieto del poderoso Gengis, y es que es sin duda un personaje de igual importancia que Marco Polo y que parece una mezcla entre Robert Baratheon y Khal Drogo.

Remi Hii, quien interpreta a Jingim, el hijo del Kan, también hace un gran trabajo, con un personaje que detesta y desconfía de Marco Polo y que llega a hacer odioso por momentos; cuando en el último capítulo le llenan el pecho de pólvora simplemente grité de alegría, si bien es cierto que se advierte que el personaje irá tolerando más a Marco de cara a próximas temporadas. También cabe mencionar a Chin Han, quien toma el rol de villano de temporada, el ministro grillo, un canciller chino que pondrá las cosas difíciles al Kan y que resulta un gran villano.

En el apartado de mujeres tenemos a la bonita Zhu Zhu, una actriz que me parece preciosa y que aquí hace las veces de interés romántico de Marco, la princesa Kokachin, que esconde más de un secreto. También hay que mencionar a Olivia Cheng, que interpreta a la hermana del ministro grillo, un personaje viperino y trepador que no tiene nada que envidiar a Cersei Lannister. Tenemos también a Claudia Kim como una mongola guerrera, sobrina del gran Kan y cuyo padre, interpretado por Rick Yune, ya se postula como villano de la segunda temporada. Asimismo también cabría destacar a los Varys y Meñique de Marco Polo, aquí representados por los personajes de Yusuf y Ahmad, y por supuesto también el personaje de Cien Ojos, un monje guerrero ciego que se convierte en el maestro de Marco Polo y nos ofrece varias escenas de acción espectaculares.

En general, como digo, es una gran serie. Muy recomendable.

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