Se estrenó en EE.UU. a los dos meses de estrenarse en la URSS, lo que demuestra que la fobia anticomunista aún no había nacido allí. De hecho fue una de las películas favoritas de Elia Kazan, entonces comunista, después delator de liberales (ya se sabe: en esa época, tan solo el ser de centro te mandaba a las listas negras).
bigladiesman
Pura propaganda bélica con un argumento absolutamente friki (ahí, ahí. Punto extra!) donde una secta samurái pretende hacerse con la ficiticia ciudad de aerogrado (que no aparece en toda la película, dicho sea de paso), una especie de fortaleza-arcadia soviética habitada por gentes de todas las repúblicas que conforman la urss. Ver a los supuestos japos es una risa, porque son rematadamente tontos del culo y hablan un ruso muy decente para ser que... (seguir leyendo)