Dos poetas ingleses, Mary Shelley y Lord Byron, se ven obligados a marchar de Inglaterra. Durante el viaje, Shelley recuerda cómo conoció en casa de su padre adoptivo al joven y apasionado poeta Percy Bysse Shelley, y cómo le amó y se fugó con él.
También vuelve a su mente su reunión con Lord Byron en Suiza… Pero sobre todo recuerda aquella noche del mes de noviembre de 1816, cuando todos los reunidos se pusieron a contar historias de terror, y ella dio luz a “la criatura”, el legendario monstruo de Frankenstein...
Sinopsis:
Dos poetas ingleses, Mary Shelley y Lord Byron, se ven obligados a marchar de Inglaterra. Durante el viaje, Shelley recuerda cómo conoció en casa de su padre adoptivo al joven y apasionado poeta Percy Bysse Shelley, y cómo le amó y se fugó con él.
También vuelve a su mente su reunión con Lord Byron en Suiza… Pero sobre todo recuerda aquella noche del mes de noviembre de 1816, cuando todos los reunidos se pusieron a contar historias de terror, y ella dio luz a “la criatura”, el legendario monstruo de Frankenstein...
Especular comprobación de la vigencia de los valores del romanticismo, aún a finales del siglo XX. Apoteosis de verbosidad, de rebeldía, de sensibilidad extrema. Diálogos voluntariamente lapidarios recogiendo la intensidad de sentimientos, la extremosidad de las ideas, la desesperanza.
Decir que los actores lucen soberbios, que la fotografía es una maravilla, y que la música nos sobrecoge… sería una nadería; hablar por hablar; un ejercicio... (seguir leyendo)
Esta película supone la única incursión de Hugh Grant en el cine español, en uno de sus primeros papeles protagonistas. En el rodaje conoció a Liz Hurley (Elizabeth Hurley), la que sería su pareja sentimental durante 13 años.
Pedro Otero Serrano
Especular comprobación de la vigencia de los valores del romanticismo, aún a finales del siglo XX. Apoteosis de verbosidad, de rebeldía, de sensibilidad extrema. Diálogos voluntariamente lapidarios recogiendo la intensidad de sentimientos, la extremosidad de las ideas, la desesperanza.
Decir que los actores lucen soberbios, que la fotografía es una maravilla, y que la música nos sobrecoge… sería una nadería; hablar por hablar; un ejercicio... (seguir leyendo)