- El inasequible al desaliento Joseph L. Levine vio, al igual que en las dos películas de Hércules, un filón de éxito barato en esta película, por lo que compró los derechos para EE.UU. de la película y al sumó al catálogo productora y distribuidora Embassy. Igual que con “Hércules”, se gastó más de 1.000.000 $ en promocionar la película: de hecho. Incluso hizo una ceremonia ante la prensa en la que mostraba ese millón en efectivo, llevado por unos fornidos guardias jurados. De nuevo la promocionó en la tele, cambió la sombría banda sonora original por una más marchosa e incluso hizo sacar un single promocional con una canción swing sobre Jack el Destripador interpretada por el saxofonista y cantante Nino Tempo con una cachonda letra hacha por el célebre humorista Steve Allen (la podéis escuchar aquí: http://www.youtube.com/watch?v=tfiqL-3yRQY).

- ... Y aquí viene la segunda parte de la historia: Levine estaba tan convencido del éxito de esta peli que encargó la friolera de 643 copias. Deseaba saturar el mercado con su peli. Y eso es muy difícil. Aunque fue un considerable éxito de público y de crítica, Levine siempre mantuvo que su plan había fracasado miserablemente y que lo que tendría que haber hecho es vender las copias a cines de pueblo, porque hubiera salido más rentable. Según la IMDb, las cifras contradicen las palabras de Levine: la película fue rentable se mire como se mire ¿Qué pasó para que Levine dijera esto? Quizá sea lo siguiente: Levine se gastó 1.000.000 $ en promocionar la peli, y ésta recaudó 1.100.000 $. Lo que era un éxito rotundo si no se tenían en cuanta las cifras gastadas en campañas de marketing se convertía en relativo fracaso si se contaban las campañas publicitarias y la ratio entre el número de copias y los espectadores. Levine ganó unos 100.000 $ brutos de la época, poco para lo que había puesto y el hombre se lo tomó muy a pecho y por lo que se desprende de sus palabras, se culpó a si mismo por excesivo. Vendrían tiempos mejores para él en la siguiente década.

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