Otra exponente del subgénero que nos ha dado tantas alegrías a algunos fans del fantástico y la acción: el noir excéntrico, sea por tener peculiaridades (como en las pelis basadas en novelas de Edgar Wallace) o por contener elementos fantásticos/ci-fi. En este caso tenemos a un camello psicótico que huye por una ciudad envenenado por un metal radiactivo muy peligroso y que además es real: Cobalto 60. El muy idiota lo lleva consigo pensando que es un valioso alijo de heroína. Inconsciente de su agonía, el maloso irá infectando a inocentes con sus emanaciones.
El malvado protagonista es Vince Edwards, que en un par de años se convertiría en una gran estrella televisiva interpretando al buen doctor Ben Casey, acompañado de Lyle Talbot, de la troupe de Ed Wood, acompañados de otra destacada actriz televisiva, ya entonces bastante famosa; sin duda la estrella del reparto: Patricia Blair (“Daniel Boone”, “El hombre del rifle”).
En el equipo técnico destacan varios nombres, como el de uno de los guionstas, Robert Dillon (guionista de “El hombre con rayos X en los ojos” y “French Connection II”, entre otras pelis) un joven Jerry Goldsmith a cargo de la música (además, se sabe que al piano solista estaba un aún más joven John Williams, en una de sus escasas incursiones en el jazz, su otra especialidad. Dos genios en una sola banda sonora; como para quejarse), el oscarizado (por “Hello, Dolly”) Jack Solomon al sonido y el prestigioso Lucien Ballard como director de fotografía. También asoma algún que otro nombre de la troupe de Roger Corman.
Es un producto de serie B hecho con oficio y seriedad, no especialmente entretenido (demasiadas escenas sin diálogo mostrando gente corriendo de un lado a otro sin que pase nada reseñable. Mejora conforme nos acercamos al clímax), pero que logra mantener el interés. Técnicamente y artísticamente es impecable. Ningún fallo reseñable (pero tampoco ningún gran mérito, eh).
Buena película para los que disfruten del clásico cine “de polis y serenos”, que dirían nuestros abuelos.
bigladiesman
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Otra exponente del subgénero que nos ha dado tantas alegrías a algunos fans del fantástico y la acción: el noir excéntrico, sea por tener peculiaridades (como en las pelis basadas en novelas de Edgar Wallace) o por contener elementos fantásticos/ci-fi. En este caso tenemos a un camello psicótico que huye por una ciudad envenenado por un metal radiactivo muy peligroso y que además es real: Cobalto 60. El muy idiota lo lleva consigo pensando que es un valioso alijo de heroína. Inconsciente de su agonía, el maloso irá infectando a inocentes con sus emanaciones.
El malvado protagonista es Vince Edwards, que en un par de años se convertiría en una gran estrella televisiva interpretando al buen doctor Ben Casey, acompañado de Lyle Talbot, de la troupe de Ed Wood, acompañados de otra destacada actriz televisiva, ya entonces bastante famosa; sin duda la estrella del reparto: Patricia Blair (“Daniel Boone”, “El hombre del rifle”).
En el equipo técnico destacan varios nombres, como el de uno de los guionstas, Robert Dillon (guionista de “El hombre con rayos X en los ojos” y “French Connection II”, entre otras pelis) un joven Jerry Goldsmith a cargo de la música (además, se sabe que al piano solista estaba un aún más joven John Williams, en una de sus escasas incursiones en el jazz, su otra especialidad. Dos genios en una sola banda sonora; como para quejarse), el oscarizado (por “Hello, Dolly”) Jack Solomon al sonido y el prestigioso Lucien Ballard como director de fotografía. También asoma algún que otro nombre de la troupe de Roger Corman.
Es un producto de serie B hecho con oficio y seriedad, no especialmente entretenido (demasiadas escenas sin diálogo mostrando gente corriendo de un lado a otro sin que pase nada reseñable. Mejora conforme nos acercamos al clímax), pero que logra mantener el interés. Técnicamente y artísticamente es impecable. Ningún fallo reseñable (pero tampoco ningún gran mérito, eh).
Buena película para los que disfruten del clásico cine “de polis y serenos”, que dirían nuestros abuelos.
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