“El mundo es una porquería, ya lo sé” cantaba el inmortal Gardel. Y el joven sacerdote Augusto y su sobrina, la pequeña Mia, van a descubrirlo de la manera más cruel.

Ya desde el inicio, vemos una escena impactante. Augusto, descubre a su hermana Cristina, una porn star conocida como “Princess”, filmando, estando embarazada, una escena de gangbang. Las imágenes de la orgía y la reacción de Augusto, resaltadas por un primer plano de sus desorbitados ojos que parecen romperse en cualquier momento, nos anuncian el terrible tono del resto de la película.

Pero más terrible es ir descubriendo todo lo que ha padecido la pequeña Mia, durante su corta vida, y la transformación de Augusto, de un hombre pacífico y gentil, a un despiadado ángel en busca de venganza. Todo enmarcado en la podredumbre moral del submundo de la pornografía, las drogas, el dinero y el abuso de menores. Al final solo la muerte parece garantizar la paz.

La película, dirigida por Anders Morgenthaler, es un buen ejemplo de lo que puede lograr el cine de animación cuando se atreve a explorar las posibilidades del género y se aleja de los tópícos y de las cursilerías. Tiene insertadas escenas filmados en imagen real que solo se limitan a insinuar, pero resultan más perturbadoras que las escenas animadas.

Producido por Zentropa y coproducido por los alemanes de Shotgun Pictures, “Princess” recibió el apoyo del Instituto de cine danés, convirtiéndose en una fascinante experiencia que nos muestra, sin piedad, la vileza, la violencia y la sordidez humana, al mismo tiempo que logra enternecernos y conmovernos. Una gran película.

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