Esta superambiciosa versión de la obra de Julio Verne (3 años de producción) coge alegremente partes de varias novelas del escritor bretón (la misma Isla Misteriosa, “20.000 leguas de viaje submarino”, “Viaje al centro de la tierra” e incluso “Miguel Strogoff” por su ambientación pseudo-rusa) y, al igual que hiciera Méliès casi tres décadas antes, le añade un toque Wells.
Un Lionel Barrymore con el automático puesto – es decir, que está correcto y hace de las suyas pero que no es la interpretación de su vida - es el buen conde Drakkar (trasunto muy benevolente del Capitán Nemo), que está emperrado en encontrar un mundo submarino. El secundario inglés Montagu Love es otro noble, un corrupto que va de amigo de Drakkar: genuino maloso de cine mudo de los que ya entonces no se llevaban, con su sombrero alto y su bigote. El actor de cine de aventuras Lloyd Hughes y la secundaria Jacqueline Gadsdon son la parejita joven.
El mucho más conocido como guionista Lucien Hubbard dirige (con escenas dirigidas por Benjamin Christensen – sí, el de la peli de culto “Häxan”, que además hacía allí de Satanás – y Maurice Tourneur, padre de Jacques) y escribe la película, claramente dividida en tres actos: Una larga y algo farragosa presentación, un nudo caracterizado por la acción pura y dura y un acto final de fantasía, lleno de FX y bichos rarunos. El inicio y el final son muy lentos y perjudican bastante el desarrollo de la película.
A nivel técnico, la Metro puso toda la carne en el asador: rodada originalmente en Technicolor de tres colores (se conservan dos copias en color que no han sido aún tratadas para su lanzamiento comercial, así que el común de los mortales nos tenemos que conformar con una versión monocroma), varias escenas con diálogos hablados, una irresistible estética steampunk “avant la lettre”, escenas subacuáticas... El presupuesto se nota.
Película muy bien realizada pero algo perjudicada por un desarrollo lento, vale la pena echarle una ojeada curiosa
bigladiesman
6
Esta superambiciosa versión de la obra de Julio Verne (3 años de producción) coge alegremente partes de varias novelas del escritor bretón (la misma Isla Misteriosa, “20.000 leguas de viaje submarino”, “Viaje al centro de la tierra” e incluso “Miguel Strogoff” por su ambientación pseudo-rusa) y, al igual que hiciera Méliès casi tres décadas antes, le añade un toque Wells.
Un Lionel Barrymore con el automático puesto – es decir, que está correcto y hace de las suyas pero que no es la interpretación de su vida - es el buen conde Drakkar (trasunto muy benevolente del Capitán Nemo), que está emperrado en encontrar un mundo submarino. El secundario inglés Montagu Love es otro noble, un corrupto que va de amigo de Drakkar: genuino maloso de cine mudo de los que ya entonces no se llevaban, con su sombrero alto y su bigote. El actor de cine de aventuras Lloyd Hughes y la secundaria Jacqueline Gadsdon son la parejita joven.
El mucho más conocido como guionista Lucien Hubbard dirige (con escenas dirigidas por Benjamin Christensen – sí, el de la peli de culto “Häxan”, que además hacía allí de Satanás – y Maurice Tourneur, padre de Jacques) y escribe la película, claramente dividida en tres actos: Una larga y algo farragosa presentación, un nudo caracterizado por la acción pura y dura y un acto final de fantasía, lleno de FX y bichos rarunos. El inicio y el final son muy lentos y perjudican bastante el desarrollo de la película.
A nivel técnico, la Metro puso toda la carne en el asador: rodada originalmente en Technicolor de tres colores (se conservan dos copias en color que no han sido aún tratadas para su lanzamiento comercial, así que el común de los mortales nos tenemos que conformar con una versión monocroma), varias escenas con diálogos hablados, una irresistible estética steampunk “avant la lettre”, escenas subacuáticas... El presupuesto se nota.
Película muy bien realizada pero algo perjudicada por un desarrollo lento, vale la pena echarle una ojeada curiosa
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