Un psicoanalista importantísimo se suicida aparentemente, pero su despierta hija adolescente se huele un asesinato por parte de uno de sus cuatro pacientes. Así que a ésta no se le ocurre otra cosa que pedir a uno de ellos que encuentre al culpable… Aunque haya sido él mismo.
Reparto de lujo con Stephen Boyd como el – improbable - periodista americano contestatario con trastorno bipolar Alex Stedman (le va como anillo al dedo el papel: a Boyd se le daba muy bien hacer de tipejo atormentado, manipulador y enfermo mental) al que se encarga encontrar al culpable; Richard Attenborough, Diane Cilento y Jack Hawkins como los otros tres sospechosos (o no) y, como detalle curioso, el debut cinematográfico de Judi Dench tras varios años en teatro y televisión. Pamela Franklin, de solo 14 años, sabe ser convincente como Cathy, la hija del psiquiatra, un personaje aparentemente planote pero que conforme avanza la acción se va volviendo francamente inquietante. ¿O acaso es Stedman el inquietante?
Dirige Charles Crichton (sí, sí, el de “Un pez llamado Wanda”), popular director de comedias que se mete de lleno en un drama de misterio con muchos toques de thriller. Guion del americano Robert Joseph basado en una excelente idea de inicio y un desarrollo tenso: ¿Puede un inestable mental probar que él no ha hecho X crimen y que tampoco lo han hecho otros con trastornos similares?¿De haber crimen, puede que éste haya sido perfecto?¿Puede decirse que estamos ante un thriller psicológico en su vertiente más literal?
Fotografía en tétrico blanco y negro del maravilloso Douglas Slocombe que ayuda a crear una sensación de cotidianidad confusa, como vista desde los ojos de personas inseguras de si mismas debido a su confuso estado mental. Ayudan a crear ambiente los golpes orquestales a cargo de Richard Arnell, compositor de la casa de la BBC, de estilo sinfónico.
No es la película más entretenida que hayáis visto, pero sabe mantener el interés, especialmente conforme Boyd interactúa con el resto del reparto y podemos apreciar sus notables interpretaciones y cómo la intriga y la tensión dramática van en aumento. Un buen relato de intriga y un sensible y deprimente – si bien no tan demoledor como muchos que vendrían después, o incluso poco antes (“Corredor sin retorno”) - retrato de las personas con transtornos mentales.
bigladiesman
7
Un psicoanalista importantísimo se suicida aparentemente, pero su despierta hija adolescente se huele un asesinato por parte de uno de sus cuatro pacientes. Así que a ésta no se le ocurre otra cosa que pedir a uno de ellos que encuentre al culpable… Aunque haya sido él mismo.
Reparto de lujo con Stephen Boyd como el – improbable - periodista americano contestatario con trastorno bipolar Alex Stedman (le va como anillo al dedo el papel: a Boyd se le daba muy bien hacer de tipejo atormentado, manipulador y enfermo mental) al que se encarga encontrar al culpable; Richard Attenborough, Diane Cilento y Jack Hawkins como los otros tres sospechosos (o no) y, como detalle curioso, el debut cinematográfico de Judi Dench tras varios años en teatro y televisión. Pamela Franklin, de solo 14 años, sabe ser convincente como Cathy, la hija del psiquiatra, un personaje aparentemente planote pero que conforme avanza la acción se va volviendo francamente inquietante. ¿O acaso es Stedman el inquietante?
Dirige Charles Crichton (sí, sí, el de “Un pez llamado Wanda”), popular director de comedias que se mete de lleno en un drama de misterio con muchos toques de thriller. Guion del americano Robert Joseph basado en una excelente idea de inicio y un desarrollo tenso: ¿Puede un inestable mental probar que él no ha hecho X crimen y que tampoco lo han hecho otros con trastornos similares?¿De haber crimen, puede que éste haya sido perfecto?¿Puede decirse que estamos ante un thriller psicológico en su vertiente más literal?
Fotografía en tétrico blanco y negro del maravilloso Douglas Slocombe que ayuda a crear una sensación de cotidianidad confusa, como vista desde los ojos de personas inseguras de si mismas debido a su confuso estado mental. Ayudan a crear ambiente los golpes orquestales a cargo de Richard Arnell, compositor de la casa de la BBC, de estilo sinfónico.
No es la película más entretenida que hayáis visto, pero sabe mantener el interés, especialmente conforme Boyd interactúa con el resto del reparto y podemos apreciar sus notables interpretaciones y cómo la intriga y la tensión dramática van en aumento. Un buen relato de intriga y un sensible y deprimente – si bien no tan demoledor como muchos que vendrían después, o incluso poco antes (“Corredor sin retorno”) - retrato de las personas con transtornos mentales.
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