Compilación de episodios de la versión televisiva de 1966 del antihéroe radiofónico “El avispón verde” hecha obviamente para resaltar las habilidades de jeet kune do de Bruce Lee, fallecido un año antes del estreno de esta película, ya siendo el mito de las artes marciales y de la cultura pop del siglo XX que es actualmente.

El apuesto actor televisivo Van Williams es el joven magnate de las comunicaciones Britt Reid, que vive una doble vida junto a su criado Kato, experto en artes marciales interpretado por un Bruce Lee que ya había hecho carrera en el cine de Hong Kong como actor infantil-adolescente. Williams está siempre adecuado en el papel, pero las abundantes escenas de acción eran el terreno de un Lee no tan exhuberante como en sus futuros proyectos pero que ya entonces era capaz de hacer que 52 años después nos levantemos del asiento: no hace esas caras fabulosas ni esos gestos excesivos durante las luchas: su indudable carisma personal no relució del todo hasta su pequeño pero despatarrante papel en “Marlowe: Detective muy privado”. Los otros dos únicos actores fijos de la película interpretan a los aliados de Reid y Kato: la hermosa Wende Walker como la secretaria personal de Reid y Walter Brooke (el señor ese de los plásticos que interpretó en “El graduado” lo hizo inmortal como robaescenas) como fiscal de distrito, los únicos que conocen la doble vida del par.

Como los de Batman, los guiones de las diversas historias que forman la película buscan solo el puro entretenimiento y la acción veloz, siendo una fuente constante de psicotronia y humor involuntario.

El aspecto técnico tiene en todo momento un tono creativo y psicotrónico, especialmente delirante el segundo episodio con su banda de maleantes que se hace pasar por alienígenas. Los disfraces, en especial el del jefe, son para orinarse de la risa. Los decorados de barrio chino del tercer segmento son particularmente bonitos y coloristas.
Dicho esto, el re-montaje de 1974 es el peor defecto de la película: como toda compilación de serie televisiva para el cine, es extremadamente tosco e incluso lioso, en especial en el citado tercer segmento, donde se usan secuencias de episodios muy distintos creando un galimatías narrativo que no lo supera ni verse la trilogía de Tetsuo haciendo la vertical mientras se comen galletas danesas. Por otro lado, el estatismo de las cámaras no hace justicia a las habilidades de Bruce Lee, aunque no se puede culpar a los directores y cámaras de la Fox: fueron Lo Wei y el mismo Lee una vez la Golden Harvest le fue dando poder los padres de las posteriores secuencias que tanto amamos los aficionados al cine de artes marciales.

Podría ser una excelente recopilación, pero el nefasto montaje le hace bajar puntos, si bien añade al tono psicotrónico y bizarrón del producto (no me refiero tanto al original de 1966 en si sino a la manera en que se la compila aquí). No está nada mal como introducción a la serie.

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