El triste y recientemente fallecido Chicho Ibáñez Serrador, era el amo y señor de esta exitosa serie española de la época y también reconocida en otros tantos países. Yo me la he vísto entera en un par de ocasiones y bien recuerdo que solo había un capítulo muy malo, el resto eran buenos, y algunos simplemente antológicos. Para mi gusto, el mejor capítulo de esta serie se llamaba ¨La Pesadilla¨. Y en él también salía el actor Tomás Blanco, aquí haciendo de tío del tal Gerardo y padre de un jovencísimo Manuel Galiana. Este capítulo ya visto por mí en varias ocasiones, acabo de vérmelo otra vez ahora mismo y he de reconocer que es bastante bueno, pero no considero que esté en el podium de todos los capítulos (son bastantes) hechos para esta serie. Éste en concreto, trata de una pata momificada de mono que puede concederte tres deseos, que un tal Gerardo lleva desde la mismísima India a un cortijo en medio de la nada de la Inglaterra victoriana. Y este capítulo es bastante corto (42 minutos). Prácticamente no hay exteriores, como en la mayoría de todos los capítulos de esta serie. Y las interpretaciones son más teatrales que otra cosa. Su parte final es muy buena - puro terror convencional -. Desde luego que vale la pena.
Gilles De Rais
7
El triste y recientemente fallecido Chicho Ibáñez Serrador, era el amo y señor de esta exitosa serie española de la época y también reconocida en otros tantos países. Yo me la he vísto entera en un par de ocasiones y bien recuerdo que solo había un capítulo muy malo, el resto eran buenos, y algunos simplemente antológicos. Para mi gusto, el mejor capítulo de esta serie se llamaba ¨La Pesadilla¨. Y en él también salía el actor Tomás Blanco, aquí haciendo de tío del tal Gerardo y padre de un jovencísimo Manuel Galiana. Este capítulo ya visto por mí en varias ocasiones, acabo de vérmelo otra vez ahora mismo y he de reconocer que es bastante bueno, pero no considero que esté en el podium de todos los capítulos (son bastantes) hechos para esta serie. Éste en concreto, trata de una pata momificada de mono que puede concederte tres deseos, que un tal Gerardo lleva desde la mismísima India a un cortijo en medio de la nada de la Inglaterra victoriana. Y este capítulo es bastante corto (42 minutos). Prácticamente no hay exteriores, como en la mayoría de todos los capítulos de esta serie. Y las interpretaciones son más teatrales que otra cosa. Su parte final es muy buena - puro terror convencional -. Desde luego que vale la pena.
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