Una película que no pasaría de ser una versión más de ¨El malvado Zaroff¨ producida, escrita y dirigida por un cierto Ralph Brooke (un señor que hizo todo tipo de trabajos relacionados con el cine) de no ser por la participación como director de fotografía de un coloso del cine bizarro de los 50: el hawaiano Richard E. Cunha, uno de los más firmes candidatos a disputarle a Ed Wood el título de peor cineasta de la época. La sola mención de este nombre hace que los fans del cine bizarro nos amorremos a las pantallas como Raquel Mosquera a un ciudadano de Nigeria.
El reparto resulta sorprendentemente profesional: la heroína, una experta en judo, es June Kenney, una de las reinas de la serie B de la época; el villano y el protagonista masculino, Wilton Graffe y Walter Brook, fueron actores de carácter de dilatada carrera y que participaron en pelis importantes, y, last but not least, entre otros secundarios de largo recorrido, Robert Reed fue un leviatán televisivo en los 70 con el papel principal en ¨La tribu de los Brady¨ y apariciones dilatadas en ¨Mannix¨, ¨Hombre rico, hombre pobre¨, ¨Raíces¨ o ¨Galáctica: Estrella de combate¨, entre muchas otras.
El guion es una ¨happy hour¨ de mamarrachadas: argumento plagiado sin permiso alguno del relato ¨The Most Dangerous Game¨, acción lentorra, 0 suspense y diálogos tópicos, obvios y malos... Que resultan ser de lo más divertidos cuando el reparto, muy serio y profesional, los pronuncia como si fueran algo trascendente. Y además hay montones de gritos, de todas clases: naturales, forzados, de archivo sonoro... Los sets son para verlos: habitaciones más repetidas que las de los dibujos de Hanna Barbera de la época cuevas de plástico blando, cadáveres troceados de goma que ni se molestan en disimular. El vestuario sesentero con camisas de diseños cinéticos y Robert Reed y los otros intérpretes masculinos haciendo fanservice para las damas luciendo cachas o llevando una camiseta más ajustada que la de Marlon Brando en ¨Un tranvía llamado deseo¨... Es como ver un capítulo del Batman de Adam West pero en barato y en antiguo: es puro encanto kistch. No puedo ni describir la de veces que me he reído. Ya he dicho que es una peli lenta para su escaso metraje, pero no deja de ser altamente entretenida gracias a su alto valor psicotrónico.
No se podía esperar menos de una peli con Cunha, pero la verdad es que ha superado mis expectativas en lo que respecta a cine bizarro: esta peli es una juerga incalificable que debe verse para montarse un ¨drinking game¨ bebiendo a cada grito, riendo con la seriedad del reparto ante este guion infame, comentando la peli sin preocuparse de lo que dicen... Y viendo ¨El malvado Zaroff¨ para encontrar dos conceptos de entretenimiento: el hecho con seriedad y con ánimo de apelar a muchos tipos de público y el hecho con poco dinero, menos vergüenza y para un público poco exigente. Veréis que son muy distintos, pero a la larga resultan igual de divertidos si se tiene gusto tanto por lo hipster como por la psicotronia.
Imprescindible, como todo lo que Cunha tocó, para los fans del bizarrismo. Véase con mente abierta, compañía de gustos similares, aperitivos y refrescos (si llevan algo de alcohol, tanto mejor, pero no nos pasemos).
Críticas: 2
Gilles De Rais
7
Albert Balleau. Así se llama este psicópata de manual, que vive en una isla salvaje con su desdichada esposa y rodeado de centinelas que custodian su propiedad. Un barco con cinco jovenes se queda varado muy cerca de esa isla. Como no podía ser de otra manera, estos desdichados acabarán en ella. Y al principio el tal Balleau se muestra muy hospitalario, como siempre suele pasar. El resto ya verlo vosotros mismos. Si esta peli destaca sobremanera por algo, sería por contener escenas bastante desagradables para su época. Lógicamente, esto le sube puntos. Totalmente recomendable, más teniendo en cuenta que solo dura 68 minutos
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