Con un argumento ya muy visto pero con un brillante director – Kurt Neumann: La mosca; Cronos…- y reparto cargado de intérpretes de carácter de probado prestigio, esta película es, según los que saben más que yo, un thriller noir disfrazado de peli de ci-fi hecho bajo la égida de la Regal Films de Robert Lippert (o lo que es lo mismo, la productora filial de la 20th Century Fox para películas de serie B).

La inyección de un suero hecho a partir de genes de mosca de la fruta convierte a una tuberculosa terminal en un ser bello pero con tendencias sociopáticas y poderes extraños (no siente dolor físico ni psíquico, puede curarse al instante de cualquier herida…): una Alraune de segunda, para entendernos, está bien realizada e interpretada: la bella Mari Blanchard, famosa por su baja estatura y su altísima profesionalidad monopoliza la acción con su actitud chulesca y ultraviolenta, y su gesto torcido al estilo Gloria Swanson en “El Crepúsculo de los dioses” (sí, sí, estas comparaciones son absolutamente odiosas, pero es para que os hagáis una idea) y sus “comparsas” no fallan: el veterano Albert Dekker y los televisivos Jack Kelly y Blossom Rock. Las caracterizaciones de Blanchard son muy acertadas: de pordiosera envejecida prematuramente a belleza rococó en unos pocos minutos. Buen trabajo de maquillaje y vestuario, sencillos pero eficientes trucos de cámara, buen ritmo y música considerablemente buena competan un conjunto que como casi todo el noir combinado con la ci-fi, funciona a la perfección. Personalmente me encanta esta amalgama de estilos que nos ha dado obras como Blade Runner… Pero aún falta mucho para esto.

En el aspecto negativo, el final se ve a venir casi desde media película. Resulta entretenida pero previsible. Así que para valorarla, me pongo a rueda de Ranchomarrano. Un 7.

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