Ingmar Bergman saca a relucir su vis cómica, la suma a sus inquietudes religiosas y lo plasma todo en un cuento sobre una mujer tan pura que hace que a Lucifer le salga un
orzuelo. Literalmente; por lo cual envía a su lacayo, el mítico e incorregible Don Juan Tenorio ¨el Burlador de Sevilla¨, para que la conquiste (tan largo se lo fiaron: aún sigue vivito y coleando en el Averno, quizá por los siglos de los siglos).
La legendaria Bibi Andersson, musa del director, protagoniza la pieza creando a una mujer decidida, fuerte y liberada (para sus tiempos) pero no libertina ni lasciva, que es de hecho lo que provoca el orzuelo de Satán. Cae simpática enseguida. A su lado, el libertino y lascivo Don Juan se ve enseguida superado y vencido: la expresión misma del protomacho del S. XVII enfrentado a una tipa del S.XX dura de carácter y pura de corazón: otro habitual de Bergman, el multipremiado Jarl Kulle, cumple con su función: empezar a lo ¨soy guay, pregúnteme cómo¨ y después servir de eficiente comparsa a la bella y carismática Bibi. Siempre está en su sitio.
Es una comedia bufa cargada de chistes sexuales y parodias de la sociedad en los países nordicos. Así de simple. Un par de patanes ligones creando enredo en casa de un prdicador junto a un diablo menor cizañero disfrazado de gato que luchan contra el poder del verdadero amor. Eso sí, con el sello de calidad de Bergman: sencillez técnica combinada con efectividad, excelente cásting y dirección de intérpretes y buenos guiones basados en un constante intercambio de diálogos.
Obra menor de Bergman, buena, pero no especialmente memorable: buenos diálogos, atrevidos y llenos de gracia pero ritmo demasiado lento para mis gustos respecto a lo que debe ser una comedia. Los gags se alargan en exceso. Así y todo, merece buena nota, a pesar de estar a años luz de lo que venía ofreciendo el sueco en esos años.
Críticas: 2
TANO
7
Curiosísima e inesperada película cómica de Bergman, y también muy fantástica, donde se nos presenta una historia de lo más loca donde el propio diablo decide mandar a Don Juan al mundo de los vivos para que seduzca a una mujer y le arrebate su virginidad, ya que su castidad le ha provocado un orzuelo en el ojo. Así, como suena.
Con unos diálogos de lo más ácidos y escenas tan locas como delirantes, y con un tipo de humor inteligente y elegante, el espectador no puede más que mantenerse pendiente de lo que está pasando en tan inusual película.
Una maravilla no es, ni tampoco es que produzca carcajadas, pero es tan distinta a cualquier cosa, que se hace digna de ver.
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