1.973. La infame e injusta Guerra de Vietnam parece que ha tocado a su fin; los que tenían que ganar han ganado y los que han perdido aún no son capaces de asimilar la dura errota.
Pero aunque esta guerra, que a todos ha afectado de un modo u otro, haya terminado, otras se siguen librando...como la del mayor Charles Rane.
Con el paso de los años, el eco de esta contienda maldita quedaría grabada a fuego en el imaginario colectivo gracias a las muchas obras de ficción que se atreverían a hablar sobre ella, pero no sería hasta bien entrada la década de los 80, y gracias sobre todo al éxito logrado con la muy áspera ¨Acorralado¨, que el tema gozara de una verdadera libertad de exposición en el universo cinematográfico (a excepción de títulos tan audaces como ¨Apocalypse Now¨ o ¨Los Chicos de la Compañía ¨C¨ ¨). Lo cierto es que el cine americano no deseaba recordar la tan fresca sensación de melancolía y fracaso que tan fuerte latía aún en el corazón de la nación.
Sin embargo a Paul Schrader, uno de los hombres más controvertidos y valientes que han pisado Hollywood, le parecía un buen tema a debatir y ello lo plasmaría, antes de lograr la notoriedad entre los críticos y cinéfilos del momento tras la realización de ¨Taxi Driver¨, en un borrador respaldado por el productor Lawrence Gordon y que iría pasando de mano en mano para años después terminar, muy a su pesar, siendo reescrito por Heywood Gould (¨Los Niños del Brasil¨) y en los brazos de un incipiente John Flynn que empezaba a hacerse conocido gracias a su estilo violento y seco, algo que dejaría bien patente en la genial adaptación de la novela homónima de Donald Westlake ¨The Outfit¨.
Desde luego el film de Ted Kotcheff no puede disimular las lejanas influencias de ¨Rolling Thunder¨ (que obtuvo un sentido anecdótico en nuestro país gracias a uno de los más delirantes ejercicios de traducción jamás vistos al ser rebautizada como ¨El Ex-preso de Corea¨), cuyo argumento arranca con la llegada a EE.UU. de varios soldados rescatados del cautiverio de los crueles vietnamitas, entre los cuales se hallan Rane y su compañero Johnny; Schrader aboga, y muy fervientemente, por el sentimiento patriótico que orgullosos muestran los ciudadanos en esa ceremonia de bienvenida y a la abnegación de los recién llegados.
Unos hombres incapaces de ocultar el vacío existencial que ha consumido sus almas y el horror y el desamparo que brota de sus ojos, los cuales han perdido toda expresividad y emoción; vanos vitoreos, aplausos, palabras de orgullo y admiración y regalos simbólicos (esos dólares de plata por cada día de cautiverio) con los que la población pretende eliminar el rastro viscoso y horrible de la tortura y el dolor, lo único que ha quedado dentro de ellos. Así acudimos a esa readaptación que ha de soportar Rane, quien llega a una casa que no reconoce, habitada por un hijo que no le recuerda y una esposa que le ha sido infiel, mientras a su mente vuelven las desagradables escenas vividas en los campos de prisioneros.
Escenas que incluso se materializarán en una enfermiza sesión masoquista entre éste y su cuñado Cliff; por desgracia, bien por decisión de Schrader o de Gould, la película no profundiza más de lo necesario en esta nueva vida a la que se enfrenta el protagonista y propone un abrupto giro al introducir en el seno de su hogar a unos mexicanos que amenazan con matarle a él y a su familia si no les entrega los dólares de plata recibidos. Momento de quiebra abrasivo y amargo, tanto más cuanto que estos hechos desastrosos están directamente relacionados con el desastre histórico de la Guerra de Vietnam.
A partir de aquí la rabia y la fuerza destructiva latentes en el interior de Rane se exteriorizarán transformándole en un ser grotesco e inquietante más parecido a una máquina de matar que a un humano (la imagen suya con el garfio y las gafas de sol es ya emblemática dentro de la galería de antihéroes ¨exploitation¨) y reconducirá la trama de forma ciertamente poco original, encontrándose la de ¨El Justiciero de la Ciudad¨ con la de ¨Quiero la Cabeza de Alfredo García¨ en una furiosa cacería a través de las polvorientas tierras de México, de cuyos respectivos realizadores Flynn hereda el tono tan oscuro, seco, desgarrador y desencantado para su peripecia.
Ese el objetivo de Rane, la venganza, lo que únicamente mueve sus actos en una cruzada de muerte y dolor (primero en compañía de Linda y luego de Johnny), los dos sentimientos a los que sólo puede estar acostumbrado un hombre que no tiene nada que perder y cuyo espíritu se esfumó años atrás entre golpes, lluvia, sangre y barro, cuya atmósfera, que exuda una sensación continua de desasosiego, de malestar, de calor agobiante, de náusea, está perfectamente dominada por el cineasta, que capta al vuelo la euforia en sordina del amargo protagonista, la violencia física y psicológica que planea sobre el entorno y sus personajes y el frenesí con que nos honran las brutas secuencias de acción. Y para mejor muestra de ello ese apocalíptico clímax inscrito en la mejor tradición del ¨western¨ y que tanto nos recuerda al de ¨La Huida¨ con los dos soldados inmersos en el único escenario donde se pueden sentir realmente vivos y realizados: cara a cara con la muerte y el dolor y entre pólvora, sangre y el restallar de los disparos.
William Devane presta su frágil carisma y su granítico rostro para encarnar a un personaje tan magnético como estremecedor seguido de un joven y muy inexpresivo Tommy Lee Jones que debería haber sido el protagonista y una guapa Linda Haynes en un personaje de poquísima sustancia cuya presencia dudo que se echara en falta si no figurase en el film. Entre Sam Peckinpah, Don Siegel y Michael Winner se mueve esta descorazonadora, turbia, desquiciante y bruta fábula de esencia ¨exploitation¨ sobre la perdición, la melancolía, la venganza y la aceptación de que no hay héroes en la guerra y del dolor como único medio de existencia que resultó, como no podía ser de otra forma, de lo más controvertida en el momento de su estreno.
Pese a su extrema violencia y su peligroso discurso reaccionario, ¨Rolling Thunder¨ sobrevivió a la censura y acabó convirtiéndose en todo un éxito de taquilla; lejos de su falta de originalidad y su estructura irregular no le faltan méritos a la obra de Flynn para ser considerada un interesante clásico de culto de su época.
Lo único que tiene de culto esta peli es que el vengador lleva un garfio en su mano derecha,porque por lo demás...la peli que pintaba bastante interesante al principio termina decayendo en la sosería y en el aburrimiento.
El prota es un excombatiente de la guerra de Vietnam que ha sido torturado en la cárcel en la que ha permanecido 10 o 12 años combirtiéndose en un ser resistente tanto física como mentalmente y que al volver a casa ve que su familia ha rehecho sus vidas,por otra parte,una noche la familia es atracada por una panda de mexicanos en busca de dinero y deja manco y lisiado al excombatiente.Tras salir del hospital sale en busca de ellos acompañado de una chavala que lo único que hacen es entorpecer la historia con su chorra historia de amor,la búsqueda de los maleantes se hace soporífera y lenta y la lucha final más de lo mismo,con lo cual me he aburrido más que esperando el juicio final....Muy castaña.
Ante semejante arte de la caratula, pensé en encontrarme un super clásico de venganzas y locura post-Vietnam y qué decepción. Encontré un rollo de casi dos horas, donde el Mayor Rane, un personaje insensible, tediosamente callado y sin nada que decir, aburre durante la duración de la película con sus pocas palabras y su falta de acción.
Poca acción, burla satírica de los hispanos, especialmente de los mexicanos que una vez más son retratados como muecos malandros analfabetas (lo cual no es así, pero que el cine americano insiste en proyectar) y donde realmente no hay mucho que rescatar de este bien merecido olvidado filme.
3/10
Una de las peliculas clasicas que no faltaban en los videoclubs de los años 80 y que en su epoca vi un par de veces y de la que guardo un grato recuerdo. Hoy al visionarla de nuevo con otros ojos le falta algo de fuerza pero hay que reconocer que se trata de una buena historia y que es una de las pioneras del género ¨vengadores¨ tipo charles bronson. Entretenida.
Buena película sobre una violenta venganza. Destaca por la presencia de sus conocidos actores y por su puesta en escena. En lo único que falla es que tarda un poco en arrancar, pero cuando arranca, lo hace de forma efectiva.
Es una cinta que no destaca mucho; a mi parecer, Schrader tiene obras más significativas. Se trata de una historia de venganza de un veterano de guerra, y eso es todo el planteamiento. Un buen entretenimiento, pero poco más que destacar.
Muy discreto filme solo destacable por la presencia -aunque sea mínima- de un joven y con pelo Tommy Lee Jones. La película tarda demasiado en arrancar, y cuando lo hace le falta fuerza. Flojita...
Bastante desconocida pelicula de John Flynn, donde destaca la presencia de un joven Tommy Lee Jones y un todavia debutante Paul Schrader al cargo de un guion vengativo y sangriento. Donde un hombre cargado de ira y furia llevara a cabo una venganza sangrienta y eso que ya venia frustrado de la guerra. La pelicula no esta nada mal, la vi hace varios años y ya no volvi a saber nada mas de ella.
Críticas: 9
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7
Muy buena película la cuál a simple viste puede parecer un mero entretenimiento pero en el fondo resulta profunda y sumamente triste. Entre otras cosas, critica los horrores de la guerra.
Está muy bien realizada. Por lo general, los films de los 70s´ suelen tener colores lavados y fotografía plana pero este film es la excepción que confirma la regla: los colores están bien y la fotografía es fantástica.
Las actuaciones también me gustaron mucho; me llamó la atención ver a Tommy Lee Jones tan jovencito.
Los efectos especiales, así como el maquillaje, de primera.
Recomendable!
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