Segunda película de la serie Las Luchadoras, dirigida por René Cardona, con Lorena Velázquez (la Liz Taylor mexicana), Elizabeth Campbell (ingenua y bella) y la rubia María Eugenia San Martín.

Cardona aumenta la dosis de bizarrismo, y así tenemos las infaltables escenas de lucha libre, entre mujeres; una momia que se transforma en murciélago y araña (¡!); al malvado Príncipe Fugiyata (una especie de Fu Manchú) que dirige una banda de criminales conocidos como Los Dragones Negros que asesinan a los arqueólogos que husmeen en los secretos aztecas ancestrales; todo regado con buenas dosis de camp, al estilo mexicano.

Me ha gustado, y espero continuar viendo las demás entregas de la saga.

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[Como siempre advierto, en las películas de luchadores siempre juzgo dentro de los cánones del subgénero, y se dirigen esencialmente a fans de éste]

Vuelven Lorena Velázquez (que tantas veces actuó junto a Santo, generalmente como vilana) y Elizabeth Campbell como Gloria Venus y Golden Ruby, otro par de wrestlers que se dedican a defender a los necesitados junto a sus compañeras de gimnasio y al intrépido Armando Ríos (Armando Silvestre), novio de Gloria Venus. Como ni Velázquez ni Campbell eran luchadoras (auque parecen moverse bien) las rodean de un grupo de profesionales tanto de la categoría femenina como la masculina, entre los que destacan Toña “La Tapatia”, Murciélago Velázquez o Chabela Romero.
Se enfrentan a una especie de Fu-Manchú y su culto, “El dragón negro”, que quieren hacerse con un códice azteca que les permita encontrar un tesoro.

Sí señor, argumento de tebeo de perra gorda a cargo del productor Guillermo Calderón y de Alfredo Salazar, que escribió varias pelis de luchadores y la entretenida saga de “La momia azteca”, pero con un detalle de nada: Aquí se les fue la pinza cosa fina. No pido coherencia en una película de luchadoras, pero el argumento es un desastre enloquecido que no sabe dónde quiere ir, con unos malos que mezclan alegremente culturas orientales (aunque como lector de manga veterano, aviso que el caso contrario se da mil veces más), unos chistes no hacen nada de gracia y un cambio repentino de tema hacia el final. Si se hubiera filmado de manera más coherente, sería muy divertida, pero aquí nos encontramos una especie de Pulp Fiction involuntario que traba gravemente la acción (hay casos peores en películas mucho más ambiciosas, eso hay que reconocerlo).

Por suerte, dirige René Cardona, un director que a los aficionados del subgénero nos da una de cal y una de arena y aquí se sale muy bien con la suya: las peleas dentro y fuera del ring son rápidas e intensas, envidiables en comparación con muchas otras producciones de este tipo, las escenas ambientadas en la época de los aztecas resultan sorprendentemente elaboradas para un producto de serie Z (y eso se debe a Calderón, que como productor sí que acierta de lleno), incluyendo una escena de multitudes en la avenida principal del complejo arquieológico de Toetihuacan. La momia en cuestión, que se metamorfosea en distintas alimañas, como dicen más abajo, no se sabe por qué, es algo cutre, pero hace poco vi una peor en una película de la mismísima Hammer, así que ni tan mal. En resumidas cuentas: hace lo que tiene que hacer un buen director: hacer una película tolerable de un guion nefasto.

Pero pese trabajo de Cardona y la ambición de Calderón por dignificar el producto, las buenas escenas de lucha y las que se desarrollan en ambiente precolombino, la película no logra el aprobado ni de chiripa. Iba a ponerle un 4 pero lo de la momia transformista es tan lamentable y viene tan poco a cuento que estropea el clímax. Es paladeable, pero cuesta de digerir y al final se quiere poner uno dos dedos en la boca para...

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Segunda pelicula de la terrible trilogia de peliculas de rene cardona de mujeres luchadoras,ahora en esta pelicula estas mujeres van contra momias.Una copia mal hecha de una pelicula del santo.

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