La última de las entregas del seminal tokusatsu Starman, la versión occidental del Super Giant japonés, gana a sus antecesoras en sinsentido.
Con casi el mismo reparto que las otras, esta entrega combina tres episodios del serial original sin relación alguna entre si e incluso dirigidos por distintos directores (Teruo Ishii había abandonado la saga tras los episodios que formaron la aquí conocida como “Superman contra la Banda Negra”).
El despropósito perpetrado por la gente de Walter Manley es un batiburrillo de escenas puestas con calzador intentando formar un argumento que está ausente: cosas que han pasado en una escena se olvidan en la siguiente, los personajes vienen y van de manera gratuita, hay dos tanganas que son virtualmente la misma cambiando un cachito aquí y allá, un monstruo que tras parte de la película buscando un remedio para que no se divida se muere porque Starman le pega un simple sopapo… Al espectador mínimamente serio se le hará la picha un lío enseguida. Afortunadamente, yo no lo soy, y debo decir la película sigue teniendo su encanto bizarro.
En la parte positiva, esta película contiene esa maravillosa ambientación barriobajera que caracterizó a las películas de la Shintoho.
Hasta para los bajos estándares de esta saga esta película es un pequeño pero divertido desastre a poco que a uno le vaya la comedia involuntaria. El resto – esta vez incluso los fans del tokusatsu, a los que recomiendo que vayan a por las dos películas originales que forman esto - más vale que la eviten.
bigladiesman
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La última de las entregas del seminal tokusatsu Starman, la versión occidental del Super Giant japonés, gana a sus antecesoras en sinsentido.
Con casi el mismo reparto que las otras, esta entrega combina tres episodios del serial original sin relación alguna entre si e incluso dirigidos por distintos directores (Teruo Ishii había abandonado la saga tras los episodios que formaron la aquí conocida como “Superman contra la Banda Negra”).
El despropósito perpetrado por la gente de Walter Manley es un batiburrillo de escenas puestas con calzador intentando formar un argumento que está ausente: cosas que han pasado en una escena se olvidan en la siguiente, los personajes vienen y van de manera gratuita, hay dos tanganas que son virtualmente la misma cambiando un cachito aquí y allá, un monstruo que tras parte de la película buscando un remedio para que no se divida se muere porque Starman le pega un simple sopapo… Al espectador mínimamente serio se le hará la picha un lío enseguida. Afortunadamente, yo no lo soy, y debo decir la película sigue teniendo su encanto bizarro.
En la parte positiva, esta película contiene esa maravillosa ambientación barriobajera que caracterizó a las películas de la Shintoho.
Hasta para los bajos estándares de esta saga esta película es un pequeño pero divertido desastre a poco que a uno le vaya la comedia involuntaria. El resto – esta vez incluso los fans del tokusatsu, a los que recomiendo que vayan a por las dos películas originales que forman esto - más vale que la eviten.
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