Ficha La Mujer en la Arena

7.63 - Total: 27

  • No la has puntuado
  • No has insertado crítica
  • No has insertado curiosidades
  • No has insertado ningun error


Críticas de La Mujer en la Arena (4)




Mad Warrior

  • 22 Nov 2021

9



Más allá de las formas tangenciales de los límites de la lucidez y la razón se erigen mundos desconocidos donde priman normas establecidas fuera de toda lógica que atrapan a los incautos que se aventuran a interpenetrar en ellos y el origen de su existencia se pierde entre laberintos de sombras incesantes que guardan enigmas anclados en otra era, los cuales no esperan ser descifrados con las respuestas de una sociedad donde lo real es insoportablemente plano.

A veces uno por sí solo debe adentrarse en uno de esos mundos y experimentar las posibilidades que ofrece, al igual que el protagonista de la historia, quien ve cómo de su curiosidad por lo científicamente tangible nace el alienante sentido de sus problemas. El encargado de guiarnos a través de este viaje que pone a prueba nuestros sentidos y miedos más profundos es Hiroshi Teshigahara.
Reputado director de documentales desde mediados de los 50 y siempre concienciado con el mundo que le rodeaba, este hombre comenzaría rompiendo moldes en la industria cinematográfica gracias a su debut ¨The Pitfall¨, ingresando en las listas de esos realizadores pertenecientes a la ¨nueva ola¨ nipona, donde se podían encontrar nombres como Yasuzo Masumura, Nagisa Oshima, Seijun Suzuki o Kaneto Shindo. Siempre interesado en los misterios que la figura del ser humano y su mundo puede alojar en su interior, vio en la exitosa novela que Kobo Abe escribió en 1.962, ¨Suna no Onna¨ (cuyo guión adaptó él mismo), la oportunidad perfecta para explorar dichos misterios llevándolo a las infinitas posibilidades del universo que el libro le ofrecía.

Éste, situando la acción en el Japón de mediados de los 50, nos narra la aventura en la que se embarca el profesor Jumpei Niki cuando decide investigar en las inmensas dunas del desierto en busca de algunas especies raras de insectos para añadir a su colección. En apariencia se presenta como un hombre sencillo, preocupado de su estudio, y que de algún modo encuentra en ese recóndito paraje arenoso el lugar perfecto para evadirse momentáneamente del ruido de su sociedad y abstraerse de vez en cuando en sus propias elucubraciones.
Pero, por reveses del destino, se encuentra aislado en ese lugar alejado de todo rastro de civilización, y al no poder regresar a casa acepta la ayuda de unos extraños lugareños que se le acercan y se ofrecen a acogerle hasta que pueda seguir su camino. El lugar en el que permanecerá será la casa de una viuda que se halla cercada por densas paredes de arena...a partir de ese instante el que antes era cazador se convertirá en presa, quedando cautivo por esas gentes sin conocer los motivos de sus acciones. Pese a ser tratado con gran cariño por su anfitriona lo único que anhela es salir de esa trampa infernal, mientras le invade el desasosiego, el tiempo pasa inexorable y toda gota de esperanza es sepultada bajo toneladas de espesa arena.

Teshigahara elabora así una pesadilla de auténtico terror psicológico expuesta en un clima de lo más asfixiante, que ahoga al espectador del mismo modo que al protagonista, y donde se construye una intriga que opera a dos niveles, la normalidad y la monstruosidad, el exoterismo y esoterismo, atravesada a su vez por un surrealismo onírico que se intensifica en tanto en cuanto la enfermiza y caótica relación del profesor con la mujer avanza; en esto ¨La Mujer de la Arena¨ acumula gran cantidad de detalles. El aspecto vanguardista del director, el cual no sólo guarda puntos en común con su anterior film, sino también con el cine moderno y rupturista de Yoshishige Yoshida, Shohei Imamura, Nagisa Oshima o Yasuzo Masumura, impacta por su poder visual, su capacidad para angustiar y sus elementos que ayudan a crear una atmósfera única impregnada de erotismo, suspense y horror a partes iguales.
A veces Teshigahara nos honra con planos generales del infinito desierto magníficamente fotografiado por Hiroshi Segawa, otras se acerca en extremo a los actores, donde vemos sus cuerpos cubiertos de arena, lo que enfatiza aún más el aprisionamiento de los personajes, ya que la arena es lo que les aparta del mundo exterior. Entre lo fantástico de su narración, se aprecia un claro conato de denuncia, quizá a ese fascismo japonés de posguerra, bien reflejado en el carácter de esos lugareños que recluyen a los protagonistas, que hasta humillan en cierta ocasión; si prestamos atención Jumpei expresa a la mujer su deseo de libertad y ésta le reprende alegando que qué hay de excitante en ser libre.

En un final pesimista y amargo, aunque el hombre no desiste en su empeño de escapar, acepta ese cautiverio impuesto, y jamás preguntándose el por qué de su situación. Mientras tanto, la sociedad a la que pertenecía le olvida, le da por muerto; el ser humano está condenado a vivir en soledad...
Eiji Okada y Kyoko Kishida brindan unas maravillosas actuaciones en la que sería la obra maestra de Teshigahara, responsable de dos nominaciones a los Oscar y del Premio Especial del Jurado en Cannes que el director sí ganó. Hoy por hoy figura no sólo entre las películas favoritas de Tarkovsky, sino además entre las más grandes obras del cine clásico japonés.



Me gusta (0) Reportar

bigladiesman

  • 22 Nov 2018

8


Extravagante película japonesa que adapta una novela de Kobo Abe, escritor que en aquellos tiempos era comparado con Kafka.

Eiji Okada, que había saltado al estrellato internacional con “Hiroshima mon amour” de Resnais, es el maestro de escuela Niki Junpei, un tipo que ha fracasado en la relación con su esposa y pretende escudarse en el estudio de la entomología para olvidar. Es un tipo algo petulante y chuleta aunque se le nota un fondo amable. Cae en una trampa para hacer de encargado del mantenimiento de un pueblucho miserable que se encuentra precariamente situado en un arenal que puede hundirse en cualquier momento y que cuenta con unos peculiares y repulsivos habitantes. Su secuestradora, más allá de su nefando crimen, es una mujer algo demente, de carácter sencillo e ignorante, bastante maja tanto físicamente como a nivel de personalidad, excelentemente intepretada por Kyoko Kishida.

Escrita por el mismo Kobo Abe, la película está dirigida por su compañero de fatigas Hiroshi Teshigahara (hicieron varias pelis juntos), un director legendario por sus pocas películas y su maestría en dirigirlas. El ambiente sombrío, muy opresivo, casi surrealista con esa casi divinificación o fetichismo de la arena, pero al mismo tiempo sorpresiva y tétricamente arraigado en la realidad que logró crear lo llevó a ser nominado a un Oscar al mejor director, además de otra nominación a Mejor película extranjera. Si tuviera que resumirla en pocas palabras, empieza como su contemporánea “El coleccionista”, con la que compitió en los Oscars de 1966, para convertirse pasada la primera hora en una historia ora centrada en la vida diaria y sentimental de la pareja, dedicada a ese bucle constante que supone recoger arena y tirar un pueblo moribundo adelante, ora en los ingeniosos intentos de fuga de Junpei en lo que dicen que es una alegoría de la sociedad que nos anula progresivamente como individuos, pero soy malo para detectar estas cosas.

Ayuda a crear este ambiente la minimalista banda sonora de Toru Takemitsu, uno de los mejores compositores de la historia del cine asiático y un trabajo de cámara que da a la película una considerable fuerza visual (aunque, de nuevo, he sido incapaz de captar sus varias alegorías).

Gran película. Incluso en sus momentos menos intensos y aburridetes mantiene una gran capacidad para mesmerizar al espectador mediante su ingenio visual y su absorbente trama.



Me gusta (1) Reportar

elalfon

  • 25 Dec 2014

8


La idea más sencilla puede ser la mejor. Esta singular obra de Hiroshi Teshigahara es quizá el mejor ejemplo como argumento. Solo dos actores y arena, mucha arena. Una pesadilla en pantalla.

Primeramente he de decir que me encanta la forma en la que está rodada, en como maneja la cámara, capturando los primeros planos de los elementos que poco a poco se van echando encima del espectador hasta fundirse en su propio visionado y caer inevitablemente en el ambiente pesadillesco. Un estilo de filmación que está más cerca del arte, pues cada plano se degusta, se huele, se siente. Un estilo de filmación sugestivo que hace que de la sensación de estar, no solo viendo, sino sintiendo un mal sueño.

Quizá sea esa forma de rodar tan peculiar la que hace de esto una obra tan extraordinaria, porque no solo se vive del argumento, es más, aquí el argumento es prácticamente lo de menos, pues lo importante es percibir las sensaciones que se van sucediendo, fundirse con el caluroso ambiente e ir contemplando la escalofriante relación entre los dos personajes.

Funciona también gracias a su estilo realista, acercándose así a la perfección al espectador, pero a su vez combinándola con suma maestría con el estilo onírico, que no llega a ser surrealista porque en ningún momento se está viendo nada que no capte la realidad.
Una combinación que solo está al alcance de un maestro.

Y lo más aterrador de este film es una pesadilla de la que no se puede escapar tras acabarla. Porque tras sus imágenes realistas se esconden grandes metáforas en las que cada cual puede sacar sus propias conclusiones. Ahora, de indiferencia nada, y hay cosas que aquí no se pueden escapar.

El absurdo significado sobre la vida es el testarazo más directo. Así como la arena va enterrando más y más la vida del personaje así como sus aspiraciones en la vida, modificando así sus motivaciones, llegando a un punto de no retorno en el que prefiere quedarse sobreviviendo en lo conocido, transformándose así en su zona de confort, que luchar contra la hostilidad en busca de sus motivaciones iniciales encontrándose con innumerables peligros y quizá, con la muerte.
En el agujero también se despertarán los instintos más salvajes del hombre contemplándose así la extraña relación de atracción/repulsión de sus protagonistas. La mujer se deja ser sometida por evitar la soledad mientras a su vez, no acepta otro estilo de vida que ese, por lo que no lucha por salir de ahí; mientras, el hombre, que nunca admite su nueva condición atrapado en el agujero de arena la somete a su merced y al final, se contempla que quizá, no pueda aceptar la vida sin ella. ¿Sátira del matrimonio?

El ritmo es lento, y desde luego no al gusto de todos, pero al menos aquí se puede decir que la lentitud, igual de angustiante, está totalmente justificada, y de hecho no se hace aburrida (Aunque obviamente no hay que verla salvo que se esté mentalmente preparado para algo ¨tosco¨).

He visto pocas películas tan terroríficas como esta. Incluso sin verse como un cúmulo de símbolos sobre la naturaleza del ser humano, también es válida como un angustioso film de supervivencia.



Me gusta (0) Reportar

Zu

  • 9 Oct 2007

10


Otra maravilla del mejor cine de terror psicológico japonés. Una de las películas máas claustrofobicas y crueles del cine. La mujer en la arena es una magnífica adaptación de la novela de Kovo Abe que no la desmerece en nada. Un diez tanto para la película como para el libro, que creo que se complementan a la perfección.



Me gusta (0) Reportar

Críticas: 4


Escribir crítica

Tendencia de puntuaciones

0
0%
1
0%
2
3%
3
0%
4
0%
5
3%
6
0%
7
22%
8
44%
9
18%
10
7%