A finales de los 80s, la edad dorada del cine fantástico español había quedado atrás, pero aún algunos directores seguían la estela dejada por la vieja escuela. Garum (Fantástica contradicción), es una película atípica en el cine español de esos años, que combina elementos del cine setentero y ochentero.

El director Tomás Muñoz rodaría con ésta su tercera y última película, basándose en la novela de Manuel de Pedrolo, y aunque en su momento pasó desapercibida, con el paso del tiempo se ha convertido en una pieza de colección para los amantes del cine fantástico hispano.

Cuenta en su reparto con Tony Isbert, que interpreta a un pintor, que va al pueblo de Garum a vender sus cuadros a un tipo excéntrico en silla de ruedas. Las cosas se ponen raras desde el principio, en la carretera se encuentra a un tipo extraño y a una chica sexy que luego le confesará ser el mismísimo demonio. Llega a una fonda y la mesera le atiende con los senos al aire. Luego, todas las mujeres que aparecen en escena parecen estar desesperadas por acostarse con él. Sumemos largas disquisiciones filosóficas sobre el bien, el mal, el arte, el espíritu humano y mil temas más. Hay también una especie de secta, con túnicas moradas, y unos efectos especiales de bajo presupuesto consistente en rayos y lucecitas de colores.

Confieso que la película me ha entretenido y sin duda es una interesante pieza de colección del cine fantástico español.

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