El veterano director-estrella Jean Renoir nos ofrece el caso del Dr. Jeckyll y Mr. Hyde desde un punto de vista francés, actualizado (la estética resulta bastante pop en algunos interiores) y más contemplativo en este telefilme que mereció un posterior estreno cinematográfico. Es interesante ver como se integra dentro de la peli a Renoir al más puro estilo ¨La dimensión desconocida¨, pero más sencillo. Nos permite dar un pequeño vistazo a los entresijos de la tele europea de la época.

Con Jean-Louis Barrault, famoso por su expresión corporal (era un mimo de primera, solo que la gran mayoría de veces no se limitaba a la mímica) como único intérprete internacionalmente conocido en el papel principal, que borda completamente, gracias en parte a una excelente caracterización - aunque no muy original: parece muy basada en los Jeckyll y Hyde de Frederic March - y a la absoluta maldad de la que dota a su Mr.Hyde, Opale, un ser de poco hablar y mucho actuar (lo que permite a Barrault exhibir sus ya nombradas dotes mímicas) que ataca sin ser provocado en modo alguno (lo primero que hace es intentar estrangular a una niña por la espalda y sin motivo) y actúa por sociopatía pura. De hecho, en este 1959 ya se va notando más a las claras la deriva liberal de la época (¡Al fin!): hay claras referencias al sadomasoquismo, por ejemplo (no digo más por no entrar en el espinoso mundo de los spoilers).

Quizá se trate de uno de los mejores telefilmes jamás filmados: brillantemente realizado, entretenido, con una escenografía excelente y una notable banda sonora. Una muestra de que los a grandes genios del cine no les iba grande su paso a la pequeña pantalla, valga la ridícula expresión.

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Una pelicula en principio hecha para la television del gran Renoir. Muy recomendada para amantes del cine de calidad. Jean Renoir es uno de los mas grandes autores del 7º ARTE, y esta, una rareza del maestro frances.

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