Estaba repasando algunas de mis críticas anteriores y me he dado cuenta de que no he entrado en detalles sobre el Fright Break. Si bien no es el más espectacular de los trucos de Castle, sí que fue a mi juicio el más divertido:
Veréis: el Fright Break consistía simplemente en garantizar la devolución del importe de la entrada a quien no pudiera aguantar más la intricada intriga que se había ido desarrollando, dando 45 segundos a los espectadores para recuperar su dinero antes del clímax. Las entradas para la película eran especiales: iban numeradas y se imprimían en distintos colores según el pase para evitar que los listillos entraran dos veces, y contenían la garantía de devolución del dinero a los, literalmente, ¨cobardes¨. Era un buen truco. Nadie picaría.
Pero a Castle se le giró ligeramente en contra: en los primeros pases, un 1% de los espectadores abandonaron realmente la sala durante el Fright Break y recuperaron su dinero.

No os pensaréis que Castle se conformó con eso, ¿no?

Rápidamente, Castle sacó la artillería pesada. No. No eliminaría el Fright Break, pero pondría una condición: quiénquiera que quisiera su dinero de vuelta debería pasar antes por el Rincón del Cobarde. Así era según el inclasificable John Waters: Se dispusieron sobre la moqueta de cines selectos unas pisadas amarillas (color asociado a la cobardía en los países anglosajones) que iban en dirección al gallinero, que durante la aparición del cronómetro indicando los 45 segundos era iluminado en amarillo. En el pasillo de camino al vestíbulo había una línea amarilla con letras impresas: ¨Cobardes por aquí¨. Justo antes de llegar al Rincón del Cobarde, en el vestíbulo, una enfermera ofrecía hacer un test de tensión arterial. Todo esto mientras unos altavoces declamaban ¨¡Contemplad a ese gallina!¡Contempladlo temblar en el Rincón del cobarde!¨. Mientras tanto, sostiene Waters, el público aullaba de risa (y eso que esta peli es muy seria). Para acabar el viacrucis del/los espectador/es salientes (si no se lo habían pensado ya), estaba el Rincón del Cobarde en si, una cabina de cartón amarillo donde se procedía a la devolución del importe, previa firma en una tarjeta amarilla que ponía ¨Soy un cobarde de buena ley¨.
Waters acaba contando que ese 1% que devolvía la entrada pronto pasó a ser 0. La parte negativa es que muchos cines se negaron, razonablemente, a hacer ese descacharrante paripé.

Según los números de William Castle el resultado global de Fright Break en las salas que lo aplicaron fueron 20.000 $ semanales en ganancias y 100 en devoluciones.

Qué tío, Castle.

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