Perversa y muy obscura película que nos entromete en los senderos mas ruines de la mente humana. Un filme que toca temas muy delicados que rozan lo políticamente incorrecto.
Tras el Cristal es el debut del cineasta español Agustí Villaronga cuya historia nos narra la historia de un medico nazi con un pasado terrible. El filme es una oda a la perversión, a la crueldad, de como el pasado no perdona y una pobre victima regresa para cobrar venganza, una victima cuya mente e inocencia fue brutalmente ininterrumpida y afectada por las atrocidades del pasado.
Villaronga nos enseña de manera muy subliminal y a dejarnos a la imaginación, escenas muy incomodas, bizarres y que rayan lo enfermo, ya que temas como la pedofilia en el cine, no lo hacen sino los mas osados. Una historia cruel, terrible y triste. Cosas que no están ni lejos de una realidad. Te deja un sabor amargo y esa sensación de incomodidad que es inevitable.
Tras el Cristal tiene unas actuaciones algo convincentes como la del ex medico nazi Klaus, la pequeña Rena me pareció un papel normal y aceptable y el demente Angelo, cuya personalidad trastornada busca justicia.
La película tiene sus puntos débiles, las escenas crudas están repartidas por el filme y toca esperar algo de tiempo hasta que llegue el momento del clímax, haciendo el filme pesado y lento. La atmósfera esta bastante conseguida, es asfixiante, turbia, sofocante. Sus escenas fuertes hacen juego con la música y se siente como poco a poco, la cordura escasea entrando en un terreno demencial llegando a un final mas que correcto y turbio.
Ya llegando a este punto, Tras el Cristal no es una película para publico sensible, te horrorizas con los relatos y sin llegar a recurrir a la sangre y a las vísceras, su historia es lo suficientemente terrible para hacernos pasar un rato desagradable. No es muy fuerte ni tan perturbadora como para dejarnos sin dormir, sino que perturba que actos tan viles y depravados como los cometidos por los nazis fueron un hecho real.
Recomendada!!
Lo bueno:
Historia, ambientación opresiva y las crudas escenas.
Lo malo:
La historia es predecible y su ritmo lento la torna un poco aburrida.
¨Yo, Klaus, amo la muerte¨.
Klaus, un médico nazi de los campos de concentración, participó en los experimentos, torturas y asesinatos a niños, de los cuales además abusaba sexualmente. Terminada la guerra se esconde en España donde continúa su carrera criminal de pedófilo y asesino. Tras torturar y matar a otro niño español se arroja desde lo alto de una torre quedándose tetrapléjico y confinado en un pulmón de acero. Es en ese momento que aparece Angelo, un joven misterioso que se ofrece a cuidar a Klaus…
El debut de Agustí Villaronga es una perturbadora, angustiante y cruel película, con escenas que realmente nos horrorizan. Despertó una gran polémica entre la crítica y generó el rechazo del público mayoritario. La primera noche que Angelo permanece en la casa, abre la máquina del pulmón artificial para hacer a Klaus una felación (¡!). Es solo el inicio de un juego perverso de dominación sadomasoquista que, conforme avanzan los minutos del metraje, nos narra una horrible historia de muerte, perversión, locura y crueldad.
Villaronga nos muestra la escalofriante y monstruosa simbiosis entre el verdugo y la víctima, y de la capacidad de transmisión del Mal como si se tratara de una horrenda y deformadora enfermedad. ¿Quién es la víctima? ¿Quién es el verdugo? Todos son monstruos al final. El joven Angelo, es un psicópata, un ángel exterminador, alguien que empezó siendo una víctima pero luego quiso experimentar el placer de ser el cruel verdugo.
Escalofriante,agobiante y asfixiante opera prima de Agustí Villaronga que logra su propósito,dejar al espectador una sensación de angustia total.
La ambientación está logradísima,oscura,fría,asfixiante...la fotografía,el montaje técnico y argumental mas la banda sonora son de lujo y hacen de ella una obra acojonante.
La historia es escalofriante,un ex doctor de la legión nazi torturó a muchísimos niños,muchos años después se encuentra con el último que torturó y viene a buscar venganza por todo lo alto,oscuro y tenebroso.El nazi vive conectado a una hija y desde ahí ve todas las torturas.
El protagonista lo hace genial,cada vez se va volviendo más obsesivo y violento,la cinta alberga momentos donde no puedes ni respirar,terriblemente agobiantes y clausrofóbicos.Y otras que provocan incluso arcadas.Marisa Paredes aparece poco pero lo poco que hace lo hace cojonudamente,en las últimas escenas en las que aparece se sale.
En fin,que la cinta me ha dejado una sensación que pocas saben hacerlo,un desasosiego total.Y un peliculón poco valorado en ese pais llamado España.
P.d. La música de José Navarrete para enmarcar,oigan.
La película tiene un buen guion bien contado y un tema algo polémico, pero lo malo es que tarda mucho en despegar y se torna algo aburrida hay mucho dialogo y eso la hace un poco pesada,pero cuando ya sale a flote las verdaderas intenciones del muchacho, llevando victimas al hombre cuadraplejico se torna una película interesante para ver.Tiene pocas muertes pero la mas inquietante fue la del niño, de resaltar su buen final que hace justicia a ese buen guion.
pelcula politicamente incorrecta que rosa los abusos sexuales y la pedofilia, si bien la idea de plantear este tema lo logra abordar muy bien y logra ser chocante para el espectador, pero lo que no funciona es que se vuelve tediosa y aburrida en casi todo el metraje. su ritmo es demasiado anestesiado y no logra ir a la par con lo que quiere shockearnos.
es arriesgado para su tiempo pero no logra remontar.
Tras el cristal es una de esas supuestas ¨peliculas controversiales¨, en las cuales hay opiniones muy divididas.
Me la habian recomendado mucho, la vi y fue algo decepcionante.
Tiene un gran comienzo, eso si, pero despues la pelicula se va desinflando de a poco. Termina siendo un thriller mas del monton, y con final algo predecible y que esta super estirado.
El chico que lo cuida al viejo, jamas me crei su papel. Y es un bajon, porque de a momentos el film lo tiene que cargar ¨él¨ y no lo hace.
La peli se basa en el morbo, y aunque creo que cumple con ese factor, se me hizo aburrida.
No es que haya sido mala, solo que no me dejó del todo satisfecho el resultado final. Tal vez haya sido por estar esperando algo realmente perturbador y de una mente muy retorcida, y dessues haberme encontrado con una apuesta muy arriesgada, tocando temas muy sensibles, pero más light de lo que esperaba ver. Seguro ahí estuvo el error.
Se podría decir que arranca con todo, con esa escena que es la que realmente inquieta y te mantiene fijo. Tortura y pedofilia en un mismo acto... con todo realmente. Lo bueno es que sirve para que ya no te despegues más del asiento; lo malo es que despues ya no vuelve a mantener ese nivel de atención e inquietud.
Historia de venganza sobre un muchacho que busca y encuentra a quien fue su abusador en la niñez. Un joven con un trauma de por vida dispuesto a hacer que el responsable pague caro por sus actos.
Como dije al principio, la encontré un poco lenta luego de la introducción, rescatando una par de escenas, como la que asecha a la doña por la casa, donde aumenta nuevamente la tensión gracias a los planos, músicay oscuridad... y una que otra más. Las actuación del protagonista es buena, y no fue un papel fácil el que le tocó. Buen final.
Clásico del cine controversial español... pero del que esperaba un poco mas.
La ópera prima de Villaronga es una de las obras más perversas que he presenciado en mucho tiempo, una obra perdida en el vacío de la mente de los aficionados al cine con el paso del tiempo no solo por su perversidad malsana o por tocar un tema delicado como el de los experimentos durante la segunda guerra mundial como punto de partida inicial, sino que la frialdad con la que se narra pone los pelos de punta.
Tras el Cristal lo tiene todo para ser una de estas obras que no se dedican a satisfacer el morbo del espectador sino a utilizarlo en su contra para asquearse ante lo que se ve en pantalla, lo que viene siendo el terror psicológico de primera categoría, pero aun así la veo con algunas carencias que me impiden verla como una maestra.
Para empezar, los actores, en especial del protagonista de la historia, el joven David Sust que no tiene muchas más película a parte de esta y no es de extrañar porque actúa fatal, demasiado forzado.
El resto del corto reparto no están tan mal ya que sin ser una maravilla, cumplen, aunque chirrían por lo forzados que están.
Pero ese es un problema menor porque la película no se mueve por las actuaciones, de hecho el ambiente es caótico, muy sucio, como si no se hubieran preocupado en cuidar los detalles de lo que filmaban, haciendo que el efecto guarro de serie B cargue a su favor por lo que lo de los actores también lo dejo pasar.
Es otra cosa la que me chirría: Su ritmo y la evolución de los acontecimientos.
Porque bien es cierto que las situaciones que se ven sorprenden la primera vez que se muestra en pantalla, o mejor dicho, es como si nos diera una patada en el estómago, pero según avanza peca de sobreutilizar esa fórmula hasta el punto de dejar de impresionar.
La evolución de los acontecimientos es muy simple, de hecho es fácil adivinar lo que vendrá después de X escena y no falla, no solo en la evolución de la relación entre la mujer del Dr. Klaus y el joven, sino en la posterior inmersión en la locura de éste último llevada a cabo en la relación con el antiguo torturador.
El ritmo es agobiante, obviamente una parte fundamental de la función del film es incomodar, pero por otra parte hay momentos en los que aburre por la densidad de las escenas. Le habría venido mejor más calibración entre incomodar sin aburrir porque eso provoca que aparte la mirada de la pantalla, y no precisamente por lo fuerte de las escenas.
Ahora, el hecho de tocar temas políticamente poco éticos como el utilizar a críos en pantalla siendo torturados sin llegar a ser tan mórbido como en Saló pero sin cortarse un pelo para cumplir con el objetivo es digno de admirar.
Otros detalles como las notas que lee el joven son traumáticas, hielan la sangre y eso es otro detalle que este film gane enteros. ¡Y sin llegar a mostrar las cosas en pantalla sino utilizando el don de la palabra para sentirlo. Simplemente genial.
Ahora, ¿fábula antifascista? De ser así está muy mal contado, incluso en Salo se percibe mejor que aquí. Sin embargo esto parece un film de voyeur bizarro para gente con pocos escrúpulos... Aunque obviamente, no es así, y menos mal porque podría haberse dado el caso.
Interesante para todo amante del cine más oscuro y enfermizo.. y no, no me refiero a cosas como Saw precisamente.....
Madre mia, que payasada y que falta de rigor histórico y diarrea mental. Elsa la loba de las SS pero para gays. La gente se cree que usar ¨nazis¨ para cualquier salvajada y estupidez que se les ocurra les dá verisimilitud.
Brillante idea y muy bien narrada, filmada, protagonizada y dirigida, además sus demás aspectos técnicos muy a la altura de una excelente historia sobre venganza.
Sin duda en diferentes fases de la película experimentas un miedo muy agónico y tal vez hasta cruel, es evidente que algunas escenas están muy al límite de una locura que busca algo más que desquites, represalias o revanchas.
Su trama es una esencia salvaje del retorno a la memoria pasada, donde confluyen recuerdos, vivencias y sensaciones amargas de una experiencia angustiosamente cruel. Y su director lo muestra como es : dura.
Las interpretaciones sublimes y algunas secuencias escalofriantes.
Un retroceso a la memoria sobre las vejaciones humanas produce rabia y angustia y sin duda esa fenomenal Tras el Cristal consiguió trasmitir su mensaje y te
introduce de manera escalofriante en su relato.
Viaje a un mundo de perversiones perturbadoras y enfermizas. La película consigue inquietar al espectador gracias a una ambientación sombría y claustrofóbica, a una banda sonora poderosa y, por supuesto, a la historia que propone.
Una historia que gira en torno a un hombre cuya mente perturbada lo lleva a realizar torturas y abusos a niños inocentes, frente a otro hombre que había realizado anteriormente las mismas atrocidades. Los relatos del diario con los sucesos del pasado ya son suficientes para dejar sin aliento al espectador. El hecho de que Angelo los reproduzca para su disfrute personal ya no está para cualquiera.
Aunque la oscuridad es en momentos tan excesiva que directamente no se ve nada, es una parte fundamental. Es como si el propio ambiente se viera afectado por la negrura de estas mentes.
El final, escalofriante, como lo demás. Pero es bueno. Recomendable, aunque no para mentes sugestionables.
De trror, depende como lo tomeis, que le a gustado a casi todo, bien es que somos morbosos y nos va, obra maestra ¿ en que?, ademas aburre en momentos, de sobresaliente como dicen alguno, no creo, solo para morbosos
Aunque ya lo ha dicho casi todo Darkmina en lo que estoi de acuerdo con ella daré mi punto de vista.
Una situación traúmatica para un joven, una persona que termina entubada a una máquina, qué aún así que se joda por....
Se acaba comvirtiendo en una locura desenfrenada por el daño al infante.
Película muy buena le erdad pero a veces demasiado lenta
¨Tras el cristal¨, es toda una oda a la locura en su nivel más enfermizo y repulsivo, llegando a extremos pocas veces vistos en una pantalla y por supuesto no apta para todos los públicos.
Quien decida (bajo su propia responsabilidad) visionarla, se adentrará en un viaje oscuro y sin salida al interior de una mente perturbada, la del joven Angelo, que vive obsesionado con la muerte y el sufrimiento, sobre todo relacionado con los más jóvenes. Siendo este el punto que hace que la película sólo sea tolerada por unos pocos, la pedofilia junto con la tortura a los niños se muestra sin ninguna censura, con secuencias nada fáciles de ver que hoy en día no se permitirian ni por asomo.
La fotografía oscura y sucia es un reflejo más de la mente cada vez más desquiciada de Angelo, que junto con la banda sonora, forman una ambientación única para relatar semejante historia.
Puede que pierda un poco debido a las actuaciones, sobre todo la del propio Angelo que en ciertas ocasiones no termina de convencer, al igual que el abuso de la oscuridad, que aunque por un lado favorece a la narración, por otro puede llegar a molestar al espectador ya que a veces no se ve absolutamente nada.
Una película, como ya digo no apta ni para gente sensible, ni para los que busquen gore extremo de sangre e higadillos, pues los tiros no van por ahí. Perturbadora de principio a fin con un final que no podria ser más inquietante.
Me resulta imposible comprender cómo una película de este calibre esté tan olvidada hoy en día. “Tras el cristal” no es sólo un excepcional drama que reflexiona sobre las consecuencias de la guerra, también es una monstruosa representación del terror psicológico más puro e incomprensible nunca antes vista en un film de producción nacional.
En un arranque que es toda una declaración de intenciones nos encontramos con un niño desnudo, colgado del techo y atado de pies y manos mientras es fotografiado por un hombre de lasciva mirada y pérfidas intenciones en un edificio en ruinas. Acto seguido el hombre deja la cámara, se acerca al muchacho y comprueba que éste aun sigue vivo, le pasa la lengua por la cara y sale de la habitación. Sube las escaleras, llega al tejado y se precipita al vacío.
Más tarde, el mismo hombre lo encontramos postrado en la cama, inmóvil, sólo un aparato de parálisis le permite seguir con vida. Poco a poco nos enteramos de que se trata de Klaus, un doctor ex-colaborador del antiguo régimen nazi recientemente exiliado en España. Junto a él se encuentran su esposa, agobiada por la vida de semiesclavitud que le ha tocado vivir, y su hija pequeña, solitaria e introvertida.
Una noche, sin saber cómo ni cuándo, se cuela en la casa un extraño joven que dice ser enfermero. Se ofrece a cuidar a Klaus y a pesar de las reticencias iniciales de la mujer, la insistencia de su marido por que lo acepte acaba por imponerse. Hasta aquí puedo contar.
Agustí Villaronga sabe dar reposo a una historia terrible, que habla de locura y venganza, de ambición y desprecio por el ser humano, todo esto contado con los horrores de los campos de concentración como telón de fondo. Relatos inconfesables sobre horribles torturas y ejecuciones que se narran mediante una voz en off que repasa los diarios del doctor y dota de una mayor dimensión al horror que estamos presenciando.
“Tras el cristal” no esta hecha para corazones sensibles y estómagos débiles. Posee escenas tremendamente desagradables y en más de una ocasión dan ganas de apartar la mirada de la pantalla.
No quedan del todo claras sus intenciones argumentales, y el film se mueve entre el drama y el terror con calibrado equilibrio. La obsesión del joven intruso, limítrofe a la locura, alcanza una proporción inimaginable en un principio y que ciertamente desconcierta hasta al más avispado.
Villaronga sorprende por su crudeza y se recrea en ella casi con desconsideración y descaro. También proyecta una atmósfera tensa, desasosegante, que congela el ánimo y perturba el espíritu del espectador. Una sensación que haría morirse de envidia al mismísimo rey del terror más psicológico e inexplicable, Michael Hanecke.
En su contra, cabe destacar su descuidado empaque formal y algunos desvaríos narrativos bastante molestos.
En un oscuro dominante, la fotografía luce pobre y sucia, cosa común en las películas españolas de la época.
El reparto cumple con creces, pero quizás la pieza que falle sea precisamente un desconocido David Sust, el indudable protagonista del film y al que se le nota su inexperiencia cada vez que abre la boca.
En definitiva, “Tras el cristal” es una obra tremendamente perturbadora, directa y abusiva pero a la vez de una lucidez impropia para una ópera prima.
Puede resultar algo indigesta en su conclusión pues nos propone conocer en profundidad la locura que provoca el trauma y la indefensión sin hacer concesiones ni andarse por las ramas. Se ponen de relieve los sentimientos encontrados de una mente inestable, que no se decanta entre la admiración y el odio, y que sufre de una ambivalencia malsana que le hace renegar de su propio ser.
No es para todos los públicos y a aquel que le ponga de los nervios todo tema que toque de forma mas o menos inmoral – e impúdica- al colectivo infantil creo que debe abstenerse de verla si no desea pasar un mal rato.
Ópera prime de Villalorga, una muestra del mejor cine de terror, una escalofriante historia. Me podría pasar horas hablando cosas estupendas de ésta pelicula. La ambientación es colosal, le viene muy bien a la trama. Las actuaciones son de lo mejorcito y la dirección es, simplemente, magistral
Una obra maestra total y absoluta del cine de terror universal.
También es una película de las que roza los límites del cine. Es decir, de lo que se debe o no mostrar en pantalla. Independientemente de la opinión de cada uno, o de lo que marque la ley en cada momento, es de una valentía bestial.
Pero la película no es solo temas escabrosos. Es que a esos temas escabrosos le han puesto una ambientación simplemente colosal. No recuerdo una película en la historia mejor ambientada que ésta.
Repito, obra maestra total.
a mi no me parece justo la puntuacion que le dais a esta pelicula,vale que toca un tema muy delicado,pero yo la vi y sentia incomodo viendola,una buena pelicula es para sentirse bien,disfrutarla,divertirse,pero ver a un tio clavarle una inyeccion de gasolina en el corazon a un niño de 6 o 7 años,increible,y eso que yo estoy acostumbrado al tema gore y desmembramientos,pero esto me impacto bastante,supongo que todo va con las epocas,porque esta peli hoy en dia en españa no se rodaria,eso estoy seguro.
Sobresaliente película, cuyo mejor calificativo que podemos asignarle, es el de ENFERMIZO. Las secuelas psicológicas, de la época nazi, como nexo común, en una historia bastante dura y que en su día, debió de provocar bastante ¨revuelo¨. El guión, se va transformando gradualmente, en una oscura pesadilla, con alguna que otra escena (insisto, en que la ¨sangría¨, en muchas ocasiones, es tan secundaria e incluso prescindible,en el cine de terror...), que como muy bien dijo la crítica anterior, se hace molesta e incómoda a la vista. Un espacio cerrado y cuatro protagonistas principales, para una película indispensable. Y claro...después se dice que el cine español no vale y no va a ningún lado (Rec, como es de ¨zombies¨, pues a algunos les vales, claro...). Aquí tenéis una de las MUCHAS muestras. Y estamos hablando del año 87.
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Al igual que Víctor Érice, Iván Zulueta o Gonzalo Suárez, Agustí Villaronga Riutort es un planeta extraño e indescifrable dentro del universo del cine español; apareció con la fuerza de una supernova y ese impacto inicial todavía sigue perdurando, gracias sobre todo a sus primeras y más arriesgadas obras.
Apegado desde pequeño a la pasión por las artes visuales, cursará estudios en Barcelona y ejercerá de profesor antes de experimentar en el formato del cortometraje; poco ha pasado de los 30 y ya se embarca en un proyecto más ambicioso, el que le costará cinco años de su vida y muchos disgustos. La idea de alguien indefenso a merced del Mal se cruza con su interés por la leyenda negra de la figura histórica Gilles de Montmorency-Laval (quien fue ejecutado por los horribles asesinatos y abusos de niños); unas obsesiones acerca del sadismo y la crueldad que plasma sin ninguna concesión ni prejuicio pero que le vale el rechazo de todos los productores.
Hasta que llega Teresa Enrich con una fe ciega en su idea, e invierte capital de su propio bolsillo para financiar lo que a todas luces parece la crónica de una muerte cinematográfica anunciada, pues nada hace pensar que algo así sea capaz generar beneficio comercial; el nativo de Mallorca pasará por rodajes interrumpidos, discusiones con el equipo, pérdida de fondos, el peligroso deterioro del escenario único donde filman (algún que otro fin de semana de forma ilegal) y otras calamidades con tal de llevar a buen puerto una ópera prima cuyo punto de partida se sitúa sobre un momento devastador de la Historia: la hegemonía del nazismo.
Juega un papel decisivo la completa fortaleza del espectador, al que se pone a prueba ya desde el inicio en una situación incómoda y vomitiva, desafiante de la persistencia retiniana: en un lugar derruido y solitario un hombre fotografía a un niño desnudo colgado que en su martirologio ha soportado brutales maltratos y aún le queda la muerte. Todo este prólogo transpira suciedad, angustia y perversidad del más alto orden, y ya nos pone sobre aviso de que este cineasta español es distinto de todos los demás; una ruptura en la sobriedad con que se rueda tan insoportable ritual de tortura se da al temblar la cámara que graba desde el exterior...y que no es sino el punto de vista de un tercero.
El director adopta la mirada cómplice y el placer ¨voyeur¨ ¨hitchcockianos¨ como el inglés hizo en ¨Psicosis¨, y nos fuerza a tomar parte (al estar en plano subjetivo) cuando ese observador irrumpe en el escenario y recoge el diario del responsable, quien, en un acto desesperado y cobarde, decide lanzarse desde la azotea del edificio. Podría ser que el crimen, por lo menos, ha obtenido una compensación; es así y no es así, ya que aquel repulsivo personaje reaparece, tras un margen temporal enorme, tetrapléjico e incubado en un pulmón de acero, y cuidado por su esposa Griselda y la criada de su bonita mansión.
Pudiera ser que el tipejo en cuestión, este Gilles moderno llamado Klaus, va a ser el protagonista de un drama íntimo donde reflexione sobre todos sus crímenes cometidos durante la guerra, postrado como el Pedro de ¨Mar Adentro¨...pero lo cierto es que nuestra visión de él está más próxima al bebe-saurio de ¨Cabeza Borradora¨, un ser espantoso, de una fuerte presencia y olor que remueve el estómago y que succiona la energía vital de los presentes. No puede ser el protagonista, sino una presencia extraña, un chico que se cuela en la casa como el Terence Stamp de ¨Teorema¨ (en este y otros aspectos Pasolini es una gran influencia): dispuesto a cambiar las vidas de todos sus moradores.
Angelo no hace honor a su nombre porque más bien le rodea un aura demoníaca que no se muestra pero se intuye brotar desde esos impasibles pliegues del semblante de David Sust, amigo del cineasta y actor no profesional, lo cual le hace alguien más misterioso e imprevisible. Pero es una presencia que viene a viciar la ya de por sí viciada atmósfera del lugar, asfixiada por el espacio que ocupa el armatoste que sostiene a Klaus y por el agrio carácter de Griselda, criatura pérfida atrapada en las garras de un marido inútil e invadida por la desafección a la que ha estado condenada tanto tiempo.
Esto le permite ejercer sin problemas la violencia contra los que la rodean, en especial su pobre hija Rena; en realidad la clave del horror de ¨Tras el Cristal¨ se base en el poder para ejercer la violencia y el dolor sobre otros, y regocijarse en él con el mayor de los placeres. Angelo se descubre pronto, y esto debería haber sido retrasado en el guión para generar mejor el suspense alrededor de su persona; supuestamente enfermero personal de Klaus durante su estancia en el hospital, este joven se esfuerza en crear un vínculo con él sometiéndole a un juego de sumisión sin la más mínima compasión.
Pero la compasión en esta historia es algo que brilla por su ausencia pues Villaronga perfila el entorno más amoral e indigno imaginable, y uno no se equivocaría al afirmar que en esta obra se dan las mayores muestras de crueldad del cine español en toda su Historia (y esto es decir mucho...). El muchacho, conociendo de sobras el turbio pasado de ese despojo humano, practicará una retorcida inversión de roles y, en eso que podríamos llamar su ¨camino de venganza¨, adopta el papel que él tenía y le deja en un estado indefenso y frágil (máxime cuando su unión con la vida depende únicamente de un cable) que manejará a su gusto, así que ahora el monstruo asesino de niños no es sino un niño frente a otro monstruo.
Pero Villaronga se sale por la tangente y la convencional venganza que pudiésemos esperar se transforma en una inevitable fascinación por lo terrible; Angelo no sólo tortura a Klaus, disfruta de la tortura con el deseo de poder alcanzar el estado de satisfacción que este último alcanzaba al arrancar la vida de aquellos pequeños durante la guerra.
Así que estamos aquí, atrapados en un ciclo macabro de la violencia, un anillo de Moebius donde la maldad regresa a su lugar de origen lanzada por un reflejo asumido del mismo, que lo imita e idealiza.
Mientras tanto el mallorquí, en un uso increíble de los limitados recursos con que contaba, nos sumerge entre los oscuros recovecos de un entorno malsano, de pleno desasosiego, en cuyos pliegues resuena el eco de Sidney Hayers, Richard Brooks, tal vez de Polanski y su gusto por la paranoia depredadora y la efusión vampírica, al tiempo que nuestros sentidos se agitan con la irrupción de los trazos góticos y las estilizadas esferas de Bava y las ráfagas de tenebrosa violencia cercanas al horror de Freda y Argento (el asesinato de Griselda es algo que el romano de seguro habría deseado filmar).
En este sentido se debe alabar el esfuerzo de Villaronga para la puesta en escena y la creación de formas y ambientes, del mismo modo que la labor artística de Francesc Candini y la fotografía de Jaume Peracaula, quien, bajo el auspicio de unos apagados tonos índigos, capta con extrema minuciosidad los claroscuros del entorno y el instante preciso en que la luz debe incidir sobre los personajes o bien en que las sombras deben ocultarles. Por desgracia el director se deja llevar demasiado por los efluvios de esas atmósferas y las sensaciones y la forma se sobreexceden a la propia narrativa a partir de la segunda mitad.
Esa donde Angelo ya ha tomado por entero el lugar de Klaus, ha sido poseído en una transmisión vampírica de la maldad; su mente se precipita a su degeneración y asimismo el escenario, cada vez más en sintonía con su esencia monstruosa. Se podría decir que es el dios de su propio abismo de espectros y niebla permanente; sin embargo nada me convence el hecho de que la venganza que va trazando tenga que estar salpicada con la sangre de inocentes. La presencia de un niño al que Angelo somete al mismo ritual sádico del inicio le hace cruzar una línea peligrosa, la de lo amoral e indigno.
¿No la cruzó ya hace tiempo? No, teniendo en cuenta que los únicos perjudicados estaban dentro del círculo de Klaus y podían formar parte lógica de la venganza (incluida Rena, también víctima inocente), pero ahora se trata de liberarse de los demonios interiores aplicando en otros el sufrimiento tiempo atrás sufrido casi por inercia de esa maldad transmitida y asumida, y sinceramente un servidor habría preferido una venganza de desarrollo más convencional.
Atravesando instantes donde lo demencial se huele y se toca en una sinfonía de mezquinas correspondencias y donde los roles cambian y vuelven como si los personajes sólo fueran vasijas a llenar, la obra se ahoga en su coordenadas ininteligibles mientras su estilizada imaginería es un absoluto deleite visual y sonoro.
Sus virtudes técnicas y artísticas encontraron el inconveniente de temas polémicos (sadismo, abuso sexual infantil, crímenes de guerra) y Villaronga se enfrentó tanto al elogio de una crítica y un público alucinado y horrorizado como al desprecio de otros tantos detractores.
El caso es que ya han pasado tres décadas y ni esa fuerza visual ni su tremenda representación de la violencia siguen dejando indiferente a nadie.
Y nunca lo hará esta rareza fílmica de nuestra patria, este híbrido inclasificable que le sale al director de las tripas y acaba penetrando en nuestro inconsciente para removerlo sin piedad. Ninguno de sus films futuros se pondrá a la misma altura.
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