Segundo largometraje de Larraz que, al igual que hizo en su debut con ¨Whirlpool¨ vuelve a incidir en sus temas y obsesiones favoritos (locura, sexo y muerte) con una historia sobre una pareja que acaba viéndose envuelta en una peligrosa situación de manera casi fortuita. Es interesante que aquí los protagonistas centrales sean hermanos, algo inhabitual en el cine del director español, así como la inclusión de otro personaje femenino de gran potencial (la desequilibrada tía), si bien no se le saca todo el partido posible. Además, aparece el grupo de hippies que, aunque en la segunda mitad del film desaparece por completo, tiene bastante relevancia en el primer tercio de película y ayudan a que esta sea posiblemente, de todas las producciones filmadas por Larraz en Inglaterra (aunque en esta ocasión la productora sea sueca), la que cuenta con un reparto más numeroso. Igualmente es curioso que en ¨Deviation¨ el director da menos protagonismo a los exteriores, esos inquietantes bosques tan queridos por él, sin embargo, hay algo más de suspense que en ¨Whirlpool¨ y mejores muertes -aunque también son escasas-, quizás algo menos de sexo, y un final muy distinto que juega con cierta ambigüedad. Entre los actores, de nuevo encontramos a Karl Lanchbury, aquí con menos protagonismo que en otros títulos, y a la actriz danesa Lisbet Lundquist, que da muy bien el tipo de mujer misteriosa y siniestra. A destacar la excelente partitura de Stelvio Cipriani, mejor que la que compuso para ¨Whirlpool¨.
Críticas: 2
Miguel Arkangel
6
Paul (Malcolm Terris) y su amante, la atractiva Olivia (Sibyla Grey) viajan en coche por una oscura carretera rural, cuando de improviso se les atraviesa una figura en poncho. Sufren un accidente y son “rescatados” por otra pareja, Julian (Karl Lanchbury) un taxidermista, y su siniestra y sexy hermana Rebecca (Lisbet Lundquist), quienes los llevan a su apartada casona con malvadas intenciones.
Así inicia este cuento del maestro José Ramón Larraz, que vuelve a indagar en las tenebrosas aguas de la demencia, la muerte y el sexo, ambientado en una sórdida campiña inglesa, con una tensión opresiva y la amenaza psicosexual y violenta siempre constante. A estos temas habituales en la filmografía de Larraz se suma cierta psicodelia, el ocultismo, lo orgiástico y las drogas.
De hecho, una de las escenas más memorables es la de la orgía hippy que tiene lugar en el sótano, al ritmo de la excelente banda sonora de Stelvio Cipriani.
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