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La secta es una película que me dejó con la sensación de oportunidad perdida. La historia tiene un punto de partida interesante, con un tema sobre la manipulación de los jóvenes y la obsesión por la sobrepoblación, pero el resultado final se siente diluido, como si no supieran qué hacer con esas ideas.
Jordan Scott, hija de Ridley Scott, intenta hacer un thriller psicológico con elementos de sectas y salud mental, pero nunca termina de encontrar el tono correcto, quedándose a medio camino entre el drama y el suspense. El reparto, encabezado por Eric Bana y Sadie Sink, está bien, pero no pueden hacer milagros con un guion tan flojo y sin rumbo.
Lo único que realmente destaca es la banda sonora de Volker Bertelmann, que logra crear cierta atmósfera. Al final, es una de esas películas que te deja indiferente y que te olvidas a los pocos días. Una lástima porque tenía potencial para ser mucho más de lo que fue.
La película dirigida por Jordan Scott presenta un thriller con temas interesantes, pero sin terminar de cuajar del todo. Eric Bana interpreta a Ben, un experto en psicología social que se muda a Berlín tras un divorcio complicado, intentando reconstruir su relación con su hija adolescente Mazzy (Sadie Sink). Sin embargo, su trabajo de investigar un culto que promueve el sacrificio como medio de redención lo absorbe, y no se da cuenta de que su propia hija podría estar cayendo en las garras de la misma secta.
La cinta explora el atractivo de estos grupos para las personas perdidas en la modernidad, pero aunque plantea cuestiones profundas sobre la naturaleza humana y la necesidad de trascendencia, no consigue desarrollar completamente sus ideas.
Aun así, las sólidas interpretaciones de Sink y Bana, junto con la cuidada fotografía, logran mantener el interés a lo largo del metraje, dejando una sensación de inquietud sobre las promesas vacías de liberación en la búsqueda de sentido en un mundo desconectado.
A pesar de un arranque prometedor y un reparto interesante, la película se desinfla rápidamente con un guion predecible y personajes que toman decisiones poco creíbles, dejando una sensación de superficialidad que no consigue ahondar en el peligro real de estas organizaciones. Aunque entretenida, carece de la fuerza y la complejidad necesarias para dejar huella.
“La Secta” es un thriller psicológico dirigido por Jordan Scott que explora el lado oscuro del neo-Malthusianismo y las sectas ecologistas a través de la historia de una joven (Sadie Sink) que, tras la separación de sus padres, se convierte en presa fácil de un grupo radical en Berlín.
Con un enfoque menos sensacionalista y más íntimo, la película se centra en cómo estos cultos manipulan emocionalmente a personas vulnerables. A pesar de una puesta en escena cuidada y momentos de gran atmósfera, el guion falla en profundizar del todo en sus temas y en dejar un impacto duradero.
Es un film que se aleja de los clichés de terror convencionales, pero que al final se queda a medias en su intento de ser algo realmente memorable.
Críticas: 5
pi
6
“La Secta” es un thriller psicológico que aborda el lado oscuro de ciertos grupos ecologistas radicales y sus posturas sobre la superpoblación. La trama gira en torno a la relación de un padre y su hija, quienes intentan reconectar en Berlín tras la separación de la familia, pero se ven atrapados en las redes de un culto con peligrosas ideologías.
La película destaca por evitar el sensacionalismo habitual de este tipo de historias, y se centra más en mostrar el proceso de captación emocional y la manipulación a la que son sometidos los jóvenes vulnerables. Con un enfoque más cercano a la reflexión que al terror tradicional, “La Secta” apuesta por un estilo visual y narrativo que intenta diferenciarla, pero cae en la superficialidad de sus diálogos y no logra desarrollar a fondo sus temas.
Aunque tiene momentos interesantes y una dirección precisa, se queda corta en dejar una verdadera huella.
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