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Esta cinta de Mariano Ozores transcurre en un pueblo donde se avisa que va a caer un misil atómico,la gran mayoría al escuchar la alarma de emergencia huye despavorido de allí y otros cuantos por una razón u otra se queda en el pueblo y muestran sus últimas horas como últimos supervivientes.
Lo que más me ha gustado ha sido la atmósfera que abriga la cinta que es ultra silenciosa y post apocalíptica.El elenco no está nada mal y cada uno de ellos hace un buen papel determinado,ellos son los únicos protagonistas que cuentan o hacen las cosas que pretenden hacer antes de morir y saben amenizar el metraje de buena manera.Pena que el final se alargue un poco y no termine de redondearse del todo porque sino iba para obraza,luego el final es que merecía tener.Puntazo de las viejas cotillas luego cagadas de miedo jaja
Se me ha recordado un poco a la obra maestra ¨Las últimas horas¨.
Interesante.
Críticas: 2
bigladiesman
7
Mariano Ozores y sus hermanos se ponen serios para esta especie de versión celtibérica de “La hora final”, solo que situada antes del desastre, cuando un misil nuclear mal apuntado amenaza una ignota ciudad española.
Muchísimos nombres conocidos en el reparto como Antonio y José Luís Ozores, Emma Penella, Fernando Rey, Carlos Prendes o Jesús Puente, entre otr@s, casi todos con relación cercana a la familia Ozores, casi todos interpretando personajes anónimos (una puta, un borracho, un cura, un chorizo, un empresario explotador, dos chafarderas… Solo algunas mujeres son llamadas por nombre propio), algunos de ellos bastante caricaturescos, como los hermanos Ozores haciendo sus rutinas de siempre hasta en momentos bien serios o esas tías de la Vieja’l Visillo.
Así pues, pese a ser un drama bastante opresivo con ligerísimos elementos de especulación ci-fi (o no tan ci-fi, como se demostró en Chernóbil, Fukushima… Y Palomares), no faltan elementos cómicos, lo que hace que la acción se aligere. El acto final zigzaguea con moralina católica que se instaló en el cine ci-fi clásico (y de hecho sigue existiendo incluso en grandes superproducciones.
Uno de los méritos de esta película es construirse con sobriedad, sin alardes, buscando que el espectador se centre en lo importante y no en lo accesorio.
No creo que se imaginara Mariano Ozores que su entretenido y satírico drama antinuclear acabaría haciéndose ridículamente real un par de años después en Almería con el Fraga y el embajador americano bañándose con sendos Meybas en aguas que después resultaron sí ser radiactivas, causando las chanzas del personal, tras la caída accidental de dos bombas atómica de 1.5 megatones sin detonador en una playa. Si es que la realidad es mil veces mas guay que la ficción, hoyja.
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