Otro krimi, como todos los krimis, pero igual. Eso siempre significa varias cosas: una peli en blanco y negro basada en una obra de Edgar Wallace ambientada en el Reino Unido pero rodada en Alemania o Dinamarca, con una estética puramente de los swinging 60s (aliñada con elementos expresionistas y el estilo de los años 30 y 40), combinando cine negro con extravagancias propias de las novelas populares (con interiores misteriosos llenos de trampas, villanos peculiares que parecen salidos de Dick Tracy) y un toque de erotismo, con Eddi Arent en el reparto, un fondo musical jazz y, ante todo, un solo pensamiento: entretener a un público ávido con poco dinero pero con mucha profesionalidad.
Este ¨Falsificador de Londres¨ nos viene de la Rialto, lo cual suele ser una garantía de buen krimi. Karin Dor está muy buen como protagonista principal: una mujer lista, analítica, de muchos recursos y lengua afilada que se enamora del marido con el que se casó solo por dinero. El por entonces desconocido Hellmut Lange (que se convertiría en una gran personalidad televisiva en la RFA) es el misterioso marido de Dor, el Sr. Clifton, un supuesto falsificador preocupado por una psicósis que ya tuvo su padre y que le lleva a cometer asesinatos sin darse cuenta... O eso parece. Eddi Arent aparece a 20 minutos del final, y su humor parece impostado, pero resulta pivotal para la trama. Siegfried Lowitz es, como lo fue en la genial ¨El cebo¨, un detective responsable y simpaticote. El resto se conforma con hacer actuaciones pasables. La peculiaridad del villano, esta vez, es que se esconde tras un espejo sin azogue, en un zulo, por lo que no lo vemos.
La dirección de Harald Reinl y el guion (de Johannes Kai) siguen siendo elementos claves dentro del género krimi: desarrollan una trama intricada que no se resuelve hasta el último momento, tal y como mandan los cánones establecidos en el subgénero. Este peli sobresale sobre krimis anteriores por un par de aspectos: protagonista principal femenina (Wallace solía ser un escritor bastante machista) y una seriedad que no se ha visto en otras pelis krimi, donde el humor era un elemento imprescindible de la acción.
Buena película, para ver, entretenerse un rato y olvidar.
bigladiesman
6
Otro krimi, como todos los krimis, pero igual. Eso siempre significa varias cosas: una peli en blanco y negro basada en una obra de Edgar Wallace ambientada en el Reino Unido pero rodada en Alemania o Dinamarca, con una estética puramente de los swinging 60s (aliñada con elementos expresionistas y el estilo de los años 30 y 40), combinando cine negro con extravagancias propias de las novelas populares (con interiores misteriosos llenos de trampas, villanos peculiares que parecen salidos de Dick Tracy) y un toque de erotismo, con Eddi Arent en el reparto, un fondo musical jazz y, ante todo, un solo pensamiento: entretener a un público ávido con poco dinero pero con mucha profesionalidad.
Este ¨Falsificador de Londres¨ nos viene de la Rialto, lo cual suele ser una garantía de buen krimi. Karin Dor está muy buen como protagonista principal: una mujer lista, analítica, de muchos recursos y lengua afilada que se enamora del marido con el que se casó solo por dinero. El por entonces desconocido Hellmut Lange (que se convertiría en una gran personalidad televisiva en la RFA) es el misterioso marido de Dor, el Sr. Clifton, un supuesto falsificador preocupado por una psicósis que ya tuvo su padre y que le lleva a cometer asesinatos sin darse cuenta... O eso parece. Eddi Arent aparece a 20 minutos del final, y su humor parece impostado, pero resulta pivotal para la trama. Siegfried Lowitz es, como lo fue en la genial ¨El cebo¨, un detective responsable y simpaticote. El resto se conforma con hacer actuaciones pasables. La peculiaridad del villano, esta vez, es que se esconde tras un espejo sin azogue, en un zulo, por lo que no lo vemos.
La dirección de Harald Reinl y el guion (de Johannes Kai) siguen siendo elementos claves dentro del género krimi: desarrollan una trama intricada que no se resuelve hasta el último momento, tal y como mandan los cánones establecidos en el subgénero. Este peli sobresale sobre krimis anteriores por un par de aspectos: protagonista principal femenina (Wallace solía ser un escritor bastante machista) y una seriedad que no se ha visto en otras pelis krimi, donde el humor era un elemento imprescindible de la acción.
Buena película, para ver, entretenerse un rato y olvidar.
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