un intento de Slasher, con absolutamente todos los tópicos habidos y por haber, el escenario era ideal, la idea parecía que prometía, pero al final se queda en un intento fallido más, como de costumbre. Idea desaprovechada y escenas muy evidentes que demuestran que un Slasher a día de hoy, no es fácil que sorprenda.
LO MEJOR: La puesta en escena es decente, el escenario invita a ello y provoca mucha inquietud, pero.....
LO PEOR: Falla en su intento de darle una vuelta de tuerca a los tópicos del género slasher.
4/10
muy recomendable para amantes del slasher sin pretensiones de encontrar nada nuevo.
Si te gustan los slashers, te gustará.
Admito que mis expectativas no eran altas al principio, dada mi afición por los filmes de terror y, en particular, aquellos ambientados en parques de atracciones. Sin embargo, esta película resultó ser decepcionante en todos los aspectos. La trama es tediosamente repetitiva y predecible, sin lograr sorprender en ningún momento, incluso su “giro sorpresa“ era evidente desde la mitad del filme. Carece de los sustos habituales esperados en este género y, sorprendentemente, no aprovecha el escenario del parque de atracciones para potenciar su narrativa. Los personajes son tan insípidos que desde el inicio te encuentras deseando su pronta desaparición, ya que no logran generar empatía ni interés. En resumen, es una película que se puede pasar por alto sin remordimientos.
Aunque Suecia ha revolucionado el mundo del mobiliario con Ikea, su incursión en el género del terror, específicamente en los slasher, no ha sido igual de impactante. Esta película, a pesar de su correcta ejecución, resulta excesivamente plana y carece del gore que algunos aficionados al género podrían esperar. Los actores, principalmente jóvenes y novatos, no logran elevar el material, dando la impresión de estar más en una producción de bajo presupuesto que en una película slasher con potencial. El antagonista, elemento crucial en este tipo de filmes, adolece de un grave déficit de carisma, haciendo que la trama pierda todo interés.
Con un final poco convincente y la amenaza de una secuela, esta película apenas merece un 4. En resumen, si buscan una opción de entretenimiento un miércoles económico en el cine, quizás sea mejor optar por una visita al parque de atracciones.
“Horror Park“ se adentra en el conocido terreno de los slashers, retomando la clásica premisa de un grupo de adolescentes enfrentándose a los fantasmas de su pasado en un escenario cargado de tensión y misterio. Simon Sandquist recurre a elementos familiares del género, desde el asesino aparentemente indestructible hasta personajes arquetípicos, sin lograr inyectar un soplo de aire fresco a la narrativa. La película se balancea entre intentos de profundidad emocional y lecciones morales sobre las drogas y el acoso, pero se queda corta en ofrecer una experiencia de terror que trascienda el molde convencional.
Aunque “Horror Park“ explora los escenarios de terror con cierta competencia, no consigue vincular efectivamente los sustos superficiales con el terror psicológico más profundo. Las secuencias de muerte, esenciales en un slasher, se sienten apresuradas y carecen del impacto gráfico esperado, dando la impresión de una reluctancia a sumergirse completamente en la visceralidad del género. Esta falta de audacia en la representación de la violencia deja a la película flotando en un limbo, incapaz de satisfacer las expectativas de los aficionados al slasher en busca de una experiencia más intensa y sangrienta.
En conclusión, “Horror Park“ navega por aguas conocidas sin desviarse significativamente de la ruta trazada por sus predecesores. Aunque puede proporcionar un entretenimiento pasajero, su incapacidad para aprovechar plenamente su premisa y ambientación resulta en una experiencia que, aunque no desagradable, difícilmente dejará una marca duradera en el espectador. La película se estanca en una zona de confort, ofreciendo una visión diluida de lo que podría haber sido un viaje emocionante y lleno de suspense.
“Horror Park“ (Karusell), una entrega sueca de 2023, aterriza en España con una discreta presencia en apenas 140 salas, revelando desde el inicio por qué no se le ha dado mayor promoción. La trama nos introduce a Fiona, responsable de un parque de atracciones, y su reencuentro con viejos amigos de secundaria para una exclusiva noche de Halloween. Lo que comienza como una velada de diversión pronto se transforma en terror al descubrir que no están solos.
La sinopsis, aunque sencilla, encapsula la esencia de la película: soledad en un parque de atracciones, secretos del pasado y un inevitable desenlace mortal. La historia arranca con un flashback que, aunque esencial, revela prematuramente la identidad de los antagonistas, restándole misterio a la trama.
El reparto cumple sin destacar, excepto por Wilma Lidén en el papel de Fiona, que sobresale en medio de una narrativa convencional. La película recuerda a clásicos noventeros como “I Know What You Did Last Summer“, con un villano que, emulando a Michael Myers, persigue a sus víctimas con metódica lentitud.
Las muertes, aunque correctas, adolecen de audacia, y la revelación del villano junto con los intentos de giros inesperados resultan insatisfactorios. La ambientación del parque y el diseño de la máscara son acertados, aunque el soundtrack pasa desapercibido.
En resumen, “Horror Park“ ofrece un slasher convencional que, pese a sus aciertos, no se atreve a innovar, resultando en un entretenimiento ligero que deja la puerta abierta a una posible secuela.
Simon Sandquist nos trae un thriller que intenta jugar con nuestro miedo pero se tropieza en el intento. Arranca con un flashback que promete pero se desinfla rápido. El cliché de “fantasmas del pasado con ganas de venganza“ se siente reciclado, y aunque el escenario del parque de atracciones tenía potencial para subir la adrenalina, se quedó corto. No faltaron los sustos de golpe, pero la tensión se perdió entre incoherencias y un final que te deja. No es un desastre total, pero tampoco esperes pegarte al asiento.
Este slasher sueco arranca con una premisa que, a primera vista, podría haber insuflado algo de vida al género, situándose en un entorno tan prometedor como un parque de atracciones. Sin embargo, la esperanza pronto se desvanece ante un desarrollo que se arrastra por los caminos más transitados y predecibles del terror.
A pesar de contar con elementos que podrían haber contribuido a una propuesta intrigante, la ejecución deja mucho que desear. Resulta sorprendente que, detrás de este guion plagado de clichés y deslices narrativos, se encuentren tres mentes creativas. La película adolece de un ritmo lento, inusual para el frenesí que se espera de un slasher, tornándose aburrida en extensas secuencias.
La trama no ofrece sorpresas: se limita a seguir el juego del gato y el ratón entre el asesino y sus víctimas, sin conseguir mantener el misterio ni el interés por descubrir la identidad del perpetrador, dada su obviedad desde fases tempranas de la historia.
Las actuaciones, en general, no logran destacar, con la excepción de la interpretación del “chico malo“ de la película, que aporta un mínimo de energía a un reparto por lo demás insípido.
En resumen, aunque la película podría pasar como un pasatiempo ligero, carece de la sustancia y el dinamismo necesarios para dejar una marca duradera en el espectador. No cumple con las expectativas, aunque podría servir para matar el tiempo, siempre y cuando no se busque una experiencia de terror memorable.
Para todos los que crecimos con los Slasher desde los años 80, sabemos que es un género que va y viene según la demanda del mercado, pero siempre es un acierto cuando se hace bien y logra sentirse novedoso a pesar de utilizar fórmulas más gastadas que un viejo VHS.
Pero, hablando claro, “Horror Park“ no tiene esa chispa.
Un año después de aquel Halloween de pesadilla, Fiona se encuentra trabajando en un enorme parque de atracciones. La víspera de Halloween, le toca hacer de guía para un grupo VIP, que casualmente incluye a quienes complicaron la vida a su amiga Petra. Pero, atención, porque algo malévolo se desliza entre las sombras del parque, armado con un hacha y listo para convertir los gritos de diversión en aullidos de terror.
“Horror Park“ se une a la ola de slashers suecos, donde una nueva generación de directores, empapados de clásicos del terror, creen tener la fórmula para revivir el género. Sin embargo, Simon Sandquist parece olvidar un detalle crucial: para destacar, un slasher necesita muertes memorables. Al parecer, el intento de alcanzar a un público más amplio suavizó demasiado las escenas de muerte, haciendo que la sangre, aunque visualmente impactante, no consiga inquietar realmente. Las víctimas caen una tras otra, pero al espectador le da igual, especialmente porque el asesino se hace evidente demasiado pronto.
Tal vez el problema radique en el guion, que parece haber pasado por demasiadas manos y pierde coherencia en el tiempo y en la relación entre los personajes. Las actuaciones tampoco ayudan, presentando personajes tan planos que ni siquiera los actores pueden darles vida: desde la protagonista traumada, pasando por el chico simpático, hasta el bravucón y su novia problemática.
“Horror Park“ tenía el potencial de ser un viaje emocionante, lleno de giros inesperados, pero se queda en un mero tiovivo: da vueltas con su música y sus luces, pero sin ofrecer la emoción ni el susto que esperarías de una buena montaña rusa del terror.
Críticas: 9
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6
Slasher sueco el cual es cierto que no es ninguna genialidad y está plagado de clichés pero tampoco es tan malo como todo el mundo dice. A mi me entretuvo, me hizo pasar un rato agradable y tiene bastante sangre.
La historia no es original: un asesino que se va cargando a adolescentes; pero si me pareció original donde se desarrolla la historia y alguna que otra vuelta de tuerca.
Las actuaciones cumplen y, como dije anteriormente, no aburre en ningún momento.
También es interesante ver un film de terror proveniente de Suecia.
Se deja ver!
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