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Si esperas ver tiburones masacrando gente, ya puedes buscarte otra película; aquí sólo verás a un escualo en las repetitivas pesadillas de la protagonista y en forma de alucinaciones que conforman la mayoría de los moderados jumpscares. Mirar cómo sobrelleva una chica el trauma de haber presenciado la muerte de su novio y hermana (quien aparentemente parecía liada con tal chico) en manos de un tiburón, asistiendo a terapia a la par que mantiene una relación lésbica e interracial con una mujer demasiado perfecta, no es muy interesante que digamos... aunque por suerte, las escenas en que se le aparece la hermana zombi y ésta actúa tan despreocupadamente (cosa que parece copiada de ¨Un hombre lobo americano en Londres¨) impiden que la trama se torne aburrida.
Esta película brilla por su propósito de alejarse de los clichés en innumerables cintas de tiburones, aunque no supo añadirle sustancia al argumento ni profundizar en los escasos personajes. Al menos el final me resultó inesperado y puede dejarte pensando.

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