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Una chica que sufre agorafobia y leve autismo, no puede salir de su casa. Ella está al cuidado de su hermano, que para entretenerla, le alquila juegos de mesa entre los que está incluída la famosa y oscura tabla ouija.
El argumento está servido sin demoras, porque para complicar las cosas, el hermano le permite a la chica...jugar a la ouija en la habitación!. Inentendible.

Una película con actuaciones precarias y absurdas, con tendencia a la parodia y no al terror fuerte relacionado al llamado de espíritus mediante la perturbadora tabla.
Los diálogos siguen con ese tono a burla al espectador y a la trama en sí misma: ¨Espíritus, que piensan de los refrescos?¨ o ¨Se come comida cuando eres fantasma?¨. Ambas preguntas realizadas por Sylvia (Joni Durian), dejando en evidencia que nada en esta película es o será serio.

Los espíritus se hacen presente de forma física y casi teatral, con pocos efectos que permitan que lo sobrenatural colabore con algo de terror, un terror imperceptible y que cae como una gotita al final.
Película algo más que mala, apenas soportable hasta el descenlace.

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