Al llegar a la mediana edad Charlton Heston se especializó durante unos años en películas de ciencia ficción. La mejor sin duda fue El Planeta de los Simios (1968) pero esta cinta del 73, sin llegar a las cotas que alcanzó la primera, es de las mejores.
Adaptación de la novela de Harry Harrison, ¡Hagan sitio, hagan sitio!, publicada unos años antes, cuyo argumento cambia bastante pero de manera acertada. Su fuerte es la intriga y el aire de melencolía por los buenos tiempos perdidos, representados por ese pedazo de monstruo de la actuación que era Edward G. Robinson, uno de los mejores actores que he visto jamás en una pantalla de cine.
La película no es precisamente un festival de efectos especiales o de ambientación futurista -de hecho son bastante modestos-, ni falta que le hace, sino una reflexión sobre el futuro de la humanidad en un momento de la historia en la que se tenía un tremenda prevención a los problemas derivados de una posible superpoblación que en esos años se veía como segura. Se desarrolla siguiendo la línea de una investigación criminal a cargo de Heston y su mentor Robinson, acompañado aquél por la guapa de turno, en este caso una jovencita Leigh Taylor Young a la sazón casada con Ryan O´Neal, entonces en el culmen de su carrera. El reparto se completa con unos correctos Brock Peters y Chuck Connors y la fugaz aparición de otro clásico como Joseph Cotten.
No deja de interesar en ningún momento aunque es ligeramente previsible. El final es impactante al contemplar en todo su esplendor y con el inmejorable fondo de la 6ª de Beethoven, un mundo perdido que nunca volverá.
El detective Thorn deja las verduras en la mesa y después un filete de buey; en ese instante su compañero de piso, el anciano Sol, rompe a llorar.
Esta secuencia produce una desolación desgarradora no sólo gracias a la maestría interpretativa de G. Robinson, sino porque nos hace pensar en si algún día nosotros tuviésemos que experimentar esa misma situación...
¿Qué situación? Gimotear ante un maldito pedazo de carne convertido en símbolo de la nostalgia de un mundo anterior mucho mejor al actual, donde quizás ya no existan recursos tal y como los conocemos; y tanto más desgarradora resulta cuanto que la historia se ubica en una época que cada vez queda menos lejana. Año 2.022 y el planeta se devora a sí mismo, la superpoblación ha hecho de las ciudades cárceles-vertedero donde miles de personas se hacinan en rincones mohosos y la contaminación ha dejado un aire verdoso irrespirable mientras el dominio social pertenece a las corporativas alimenticias...
No es, aun así, el momento en que se sitúa ¨Make Room!, Make Room!¨, escrita a mitad de los 60 por el genio de la ciencia-ficción y fantasía Henry Dempsey (o Harry Harrison), quien podría ser recordado sólo por su memorable trilogía ¨Deathworld¨; su libro sucede en 1.999, pero casi todo en él cambiará cuando los derechos pasen a MGM y los productores decidan enfocarlo desde otro punto de vista sin perder el concepto base. Rebautizado como ¨Soylent Green¨, esta modesta producción a cargo del incombustible artesano Richard Fleischer llega en plena proliferación del subgénero de la distopía y la recreación de futuros post-apocalípticos donde de la Humanidad sólo quedan cenizas y cadáveres.
Los primeros minutos con los que abre el film dejan un poso de amargura que tarda en irse, mostrándonos los efectos de la industrialización y el progreso en el cual decidió emplear el ser humano sus esfuerzos...hasta hacer del Mundo un lugar de máquinas y humo, muerte de los animales y las plantas, y despersonalización y canibalismo del propio ser humano. De temática similar a ¨Contaminación¨, se recupera a Charlton Heston de sus papeles previos en ¨El Último Hombre...Vivo¨ o ¨El Planeta de los Simios¨, dando vida al detective que ya protagonizaba la novela (ahora como Thorn en lugar de Rusch).
Stanley Greenberg, por el contrario, le sumerge en una trama que se desvía a su propio terreno lejos del texto original; en aquél teníamos la presencia de Roth y Shirl, pero también otros secundarios con sus propias historias. El américo-taiwanés Billy no existe aquí, en cambio entra el empresario Simonson y su misteriosa muerte como piezas fundamentales del juego; la razón es el producto inventado que da título al film y se refiere a un único recurso alimenticio para la población (la pobre, pues los adinerados disfrutan de refugios lujosos, mujeres-objeto y alimentos que son como piezas de coleccionista en esa tierra de miseria y locura de autoconsumo y capitalismo).
Y puesto que la conspiración de asesinato que ha de resolver Thorn, al ser una total fantasía del guión y quedar como un pastiche con todos los ¨tics¨ del policíaco de los 70 (agente cínico y violento, villanos desfigurados, estética de la década, totalmente desfasada si están en 2.022), además mal desarrollado y contado, abundante de pistas y enigmas pero no de auténticas vías de resolución, el mayor atractivo y logro de ¨Soylent Green¨ es el modo en que Fleischer y su equipo emplean bien el presupuesto y los estudios de MGM para recrear el futuro que imaginó Dempsey.
El director artístico Ed Carfagno nos arrastra a esta sociedad mugrienta de ambiente enrarecido, rica en detalles, y el operador Richard Kline trata los colores de un modo especial, tanto en los interiores como en los exteriores, destacando éstos últimos escenarios, caracterizados por su bullicio asfixiante, calor intenso y hedor putrefacto, a menudo cubriendo la pantalla de una neblina fosforescente simulando el efecto de la contaminación, y Fleischer añadiendo violencia áspera y una visión autodestructiva del hombre (derivando en un acertado presagio histórico teniendo en cuenta que cuando se filma la película aún no se ha producido el embargo de petróleo a EE.UU., lo cual conducirá a una terrible crisis mundial...).
G. Robinson, de 79 años en el último papel de su carrera y prácticamente sordo, regala algunos de los mejores momentos para la Historia del cine (al menos de la ciencia-ficción) antes de morir por el cáncer de vejiga que ya le habían diagnosticado; su Sol, en contrapunto a la rudeza de Thorn, representa el pasado en su más melancólica forma, el sabio y tierno recuerdo de que hubo una era mejor para el Planeta y sus habitantes, instante que le aplasta a uno las emociones cuando se opta por una muerte digna recordando dicho planeta en lugar de permanecer entre las ruinas de su apocalíptico estado actual.
Posiblemente la mejor secuencia que haya filmado Fleischer en toda su carrera, de hipnótica puesta en escena y entre piezas de Beethoven, Grieg y Tchaikovsky, sería, a modo de otro presagio, la última que el anciano actor rodó; sabiendo esto las lágrimas de Heston adquieren un efecto más significativo. Él, por su parte, se disfraza de George Taylor para convertirse, a su pesar, en el descubridor y revelador de un secreto que ha hecho a la Humanidad hundirse en el caos, pero aunque el apocalipsis esté más acentuado en la aventura de J. Schaffner, la dirección que conduce hacia él en esta ocasión se perfila igualmente inevitable (en Zona Spoiler).
Ofende su mal estructurado argumento y algunos personajes terriblemente huecos, de ahí que no entusiasmara a la crítica, pero la verdad es que veces el futuro se retrató en el cine de una manera tan grotesca, brutal, auténtica y, lo más importante, creíble. Aunque siempre me quedará la duda sobre lo diferente que hubiese sido en manos de otros artífices más finos y cuidadosos (digamos un Stanley Kubrick, un John Frankenheimer, un Robert Wise o un Stanley Kramer...).
Pues la razón de que ese legendario momento último provoque tales escalofríos no es el secreto en sí con respecto al soylent, fabricado con los restos de nuestros propios cadáveres, sino que la reacción de la población al saberlo sea, como bien apuntaba Sol, la de la indiferencia y aceptación. Eso es, observando el estado degenerativo de nuestro mundo actual, lo que produce más terror: que aceptemos devorarnos a nosotros mismos para preservarnos como especie dominante.
Qué paradoja más indigesta.
Una película regular. La he visto hace un año, pues me llamó la atención la sinopsis describiendo el tiempo en el que transcurren esos acontecimientos: en 2022, mismo año en que escribo esta crítica. Un mundo decadente, contaminado, pobreza y hambrunas... todo lo cual no me parece tan diferente a la actualidad real mundial.
A Charlton Heston lo conozco mas por su participación en la primera ¨El planeta de los simios¨, su papel aquí de prota por ahí me aburría un poco, pero es pasable realmente.
Una historia vividamente futurista, con un clímax magnífico, transcurre el año 2022, la gente no cambio en nada, cada uno hace lo que sea para obtener lo que desea, la película es una obra maestra de la ciencia ficción, entretenimiento que fascina por lo adelantado de su época ya que fue filmada en 1973, Charlton Heston es un detective que patrulla las frías y húmedas calles de New York que esta totalmente contaminada y superpoblada, el policia sigue la pista de un asesino y hará un descubrimiento asombroso, los efectos son muy buenos y la trama no decae, es la ultima actuación del legendario Edward G. Robinson. en su despedida de la pantalla grande.
un clásico del género de ciencia ficción con una idea original aunque predecible una vez que el policia decide investigar el misterioso paradero de las personas que deciden morir por cuenta propia , la historia está desarrollada en un ambiente distópico con el hacinamiento , quizás nada lejos de lo que podria ocasionar en futuro tanta sobrepoblación , en cuanto al desarrollo comienza como un thriller policiaco con el protagonista investigando el asesinato de un importante hombre adinerado y conforme transcurre se van presentando algunas sorpresas hasta llegar a la famosa explicación del “Soylent Green” , un film imprescindible y vale la pena mencionar la buena participación de charlton heston
Tremenda. Esta cinta de ciencia ficción tiene una de las ambientaciones más chocantes que he visto. Depresiva, desconsoladora, desoladora... y lo que da más miedo, realista. Millones de personas hacinadas en las ciudades, muchísimos sin hogar, la mitad de la población sin trabajo, la comida escasea y es prohibitivamente cara, y mientras, la gente rica viviendo a lo grande.
Una película que, con un poco más de cuidado (hay que reconocer que en algunos momentos flojea, que le falta un algo más) podría ser de las mejores de la historia en su estilo.
La historia es interesante pero mejorable, sobre todo en su parte final, pero uno disfruta tanto del mundo que nos presentan, que ves la película encantado solo por eso.
Una lástima. Podrían haberle sacado más partido a la sobrepoblación y al hacinamiento que utilizan como telón de fondo y poco más. Que al final se descubre con que está producido la comida Soylent Green, ok, pero no es suficiente porque al fin y al cabo la peli es más bien una policíaca sin mucha gracia. El insoportable Charlton Henston en plan moderno y ligando...me ha producido vergüenza ajena y que solo exista un lugar en la que hay árboles y la humanidad que no lo visita no muere es para mear y no echar gota.
Una buena pelicula,con una premisa interesante y la intriga de un policial negro,adornada en el contexto de una Nueva York futurista y superpoblada.
Solidas actuaciones y buena quimica entre Heston y Robinson.
El ritmo es lento, y por la mitad decae un poco para volver a levantar en los ultimos minutos.Obviamente al ser de los 70 varias cosas quedan desfasadas.Otras quizas sean las de un futuro bastante proximo. A pesar de todo me mantuvo enganchado.
Una película perturbadora frente a una frenética realidad en la que las olas de desplazados sin hogar y con hambre parecen un extracto del film; asimismo, la crudeza con la que se expone como las mega corporaciones nos venden basura te hacen querer vomitar.
Una de las obras maestras dejada en el cajón del olvido por muchos, una actuación impecable de gran Charton Heston. Esta es una sociedad caotica, escasamente organizada por un estado que parece proteger lo ultimo que queda en recursos naturales y bien la poca comida que queda es una joya, el alimento por lo tanto es algo asi como un alimento sintetico el Soylent Green, la belleza pero a la vez la crudeza de lo que va exponiendo en el film nos toca, realmente nos toca lo mas hondo y lleva a los mas profundos cuestionamientos si el futuro realmente nos ha alcanzado...
La verdad es que es una excelente película de cine negro y ciencia ficción que deja un mensaje mas que claro, el mensaje de el porque hay que cuidar el medio ambiente. Sinceramente es un film muy original y muy visionario en varios aspectos. Está muy bien hecho para ser de 1973, con un guión muy sólido y bueno. Me hizo acordar a otra película clásica de ciencia ficción de Terry Gilliam llamada ¨Brasil¨ por como está contada la historia. La verdad que es muy recomendable esta película. Me encantó.
No me ha gustado ¨Cuando el destino nos alcance¨ posiblemente no la vi en sus mejores condiciones, así que si algún día la revisiono, editaré la crítica o directamente la haré desde inicio, pero de la trilogía de películas de ciencia ficción de Charlton Heston me parece la peor y con diferencia.
¿A qué me refiero con trilogía de ciencia ficción? Pues a estas películas que hizo Heston, ¨Cuando el destino nos alcance¨, ¨El planeta de los simios¨ y ¨Omega Man¨ ¿Y por qué es la peor? Porque creo que es tramposa y no nos da lo que ofrece, creo que lo podían haber hecho mucho mejor, con más elementos de ciencia ficción o al menos de universo distópico, pero tiran por otro.
Voy a hablar de las dos cosas malas que a mi juicio tiene la película y luego hablaré de Charlton, lo primero es que aunque ¨Cuando el destino nos alcance¨ esté calificada como Ciencia Ficción, por momentos parece más una película de cine negro (O algo así) hay un crímen y lo tienen que resolver, esta trama se aleja demasiado de la que esperaríamos ver en una película de ciencia ficción, de ahí, que ya de inicio ¨Cuando el destino nos alcance¨ me parece una película algo tramposa.
Vamos, que si hubiese visto la película de inicio a lo mejor no habría tenido tanto problema, pero al leer la crítica y la caratula de ¨Cuando el destino nos alcance¨ esperaba otra cosa y me quedé algo decepcionado.
Así pues, de la noche a la mañana ¨Cuando el destino nos alcance¨ se convierte en cine negro, además de una película bastante lenta, avanza con demasiada lentitud y en algún momento puede llegar a aburrir, entiendo que esto pase porque el ritmo de las películas a principios de los años setenta no es al que estamos acostumbrados...Pero os pongáis como os pongáis ¨Cuando el destino nos alcance¨ es muy, pero que muy lenta.
Posiblemente, tanto guionista como director estaba atado de menos porque sino no entiendo lo que hicieron, ¨Cuando el destino nos alcance¨ podía haber sido una mordaz crítica a un sistema capitalista salvaje que ha llevado a los Estados Unidos al borde de la destrucción...Pero al fin y al cabo no deja de ser una crítica, si, pero muy ligera
Aguanté ¨Cuando el destino nos alcance¨ hasta el final por respeto a una leyenda como Charlton Heston, aunque he de decir que en ¨Cuando el destino nos alcance¨ parece estar con el piloto automático puesto, con la mano en el corazón, no creo que Charlton Heston se esforzara demasiado en la película, según tengo entendido cobró la friolera de 300.000 dólares por su actuación (Una verdadera pasta para una producción a principios de los años setenta) Y se le ve menos inspirado que en otras producciones de más renombres.
¨Cuando el destino nos alcance¨ es una decepcionante película, muestra de que no todas las películas antiguas de actores legendarios tienen que ser buenas.
¨Es el año 2022. La gente sigue siendo la misma. Harán lo que sea para conseguir lo que necesitan. Y lo que necesitan es Soylent Green¨.
Este ¨Soylent Green¨ (1973) está muy bueno amigos. Nada más empieza, con una musiquita tipo metrópolis, va mostrando la fundación de New York, su crecimiento, su expansión demográfica e industrial, la contaminación y la superpoblación. Para luego, situarnos en el 2022 en una Nueva York aún más superpoblada, aún más contaminada y en la cual el desempleo, la escasez de recursos y la crisis energética son monedas corrientes.
El reparto:
_Charlton Heston (Detective Thorn).
_Leigh Taylor-Young (Shirl).
_Edward G. Robinson (Sol Roth).
Aparece el viejo del ¨Planeta de los Simios¨ (1968), interpretando a un detective que en su afán por investigar un crimen, terminará encontrándose con un oscuro secreto. Con mucho tino la película va tirando crítica social y ambientalismo en el marco de una notable distopía.
Edward G. Robinson es Sol Roth, un apacible viejito cargado de nostalgia por el mundo en el cual el se crió y que ahora está complemente destruido. Es simpático ver como este personaje, se emociona al ver una manzana, un vegetal o un whiskey bourbon, cosas que en el contexto del film ya casi ni se producen. Incluso protagoniza uno de los momentos más conmovedores de la trama: su eutanasia.
A esa tal Leight Taylor-Young si acaso le faltó un poco de interpretación. De a tramos su personaje es algo estático y rígido pero esto no opaca los puntos más fuertes de la cinta.
¿Y qué se le puede cuestionar a este film, amigos?
Poco, si acaso la falta de futurismo, la falta de tecnología. Uno diría que los guionistas no quisieron matarse imaginando el desarrollo tecnológico. Pero, si uno lo piensa de otro modo, quizás ellos intuyeron que la humanidad lejos de desarrollarse, involucionaría. Y esto lo que más o menos se ve aquí.
Por lo demás:
Es una muy buena cinta amigos. Muy buen rejunte de drama y ciencia ficción que nos muestra un mundo distópico bastante posible. Respaldado por una buena trama, que interesa y tiene un final sorprendente asistimos a un grato y recomendable ¨Soylent Green¨. Da que pensar.
Puntuación personal: 8/10 (Muy buena).
Una de las mejores peliculas que he visto en los ultimos años, su trama es excelente y su final muy apropiado tomando en cuenta el mundo en que se desarrolla y apesar del paso del tiempo su mensaje sigue vigente por que su mundo aun puede terminar siendo nuestro mundo.
De aquellas películas que nos muestra un futuro devastado por la sobrepoblación que llega a limites tales que desaparece todo vegetal y alimento natural, y solo se consume unas barras procesadas por el régimen vigente.
He qui mi gran reclamo: Que horror de póster!!! Es lejos el póster más ¨Spoilero¨ que he visto y me ha arruinado la gran sorpresa del filme.
Así, solo me ha quedado ver el desarrollo que toma la historia con mucho drama, investigación policíaca, y mucha nostalgia de un mundo con verdes colinas y mares poblados.
Dos de los grandes de la época son sus protagonistas... Pero, ese maldito póster.... Grrr!!
Buena obra de la época, si te pilla de sorpresa.
Desagradable fábula futurista que solo con su idea sobre ese posible futuro tiene el éxito asegurado para cualquier degustador de la ciencia ficción.
De hecho a mi la trama no me ha llegado a interesar del todo, básicamente porque el ritmo en la primera mitad del film no es demasiado bueno para mi gusto, y no es hasta que comienza a olerse el gran entuerto cuando la misma trama policíaca cobra potencia, con una desenlace excelente, dicho sea todo, pero para mi la película se mueve por detalles.
Son los pequeños grandes detalles como los de las personas apretujadas en las escaleras los que captan automáticamente la atención, de ahí en adelante no son pocos los detalles que se aprecian en pantalla y llaman la atención como la distinción de las clases sociales, o el uso de la mujer como accesorios, visto especialmente en el personaje de Shirl que tiene la función de acostarse con los inquilinos cuando quieres, y esto no forma parte del argumento principal, vuelvo a repetir, son matices para completar esta distopía, y basta para sacar adelante una película potente del género.
Pero si hay algo que me ha gustado es que dentro de ese terrible futuro se opone con la ternura del personaje interpretado por Edward G. Robinson, uno de los actores más injustamente infravalorados en la historia del cine y que, oponiéndose también a mi interés por lo escabroso de lo que se muestra en la película, fueron dos escenas con este en pantalla las que más me gustaron, la de la comida que comparte con Heston, que es ternura en estado puro y que, analizado fríamente sobrecoge por el contexto que les lleva a disfrutarla tanto, y la famosa escena de la eutanasia, que se hace aun más poderosa cuando se sabe que el mismo actor, enfermo de cáncer, estaba a solo unos días de morir, por lo que esta escena es un regalo que solo un actor tan grande como él podía regalar antes de irse para siempre.
Volviendo a la trama principal, es buena obviamente, pero su lentitud, quizá por el hecho de que no tenía mucho que narrar en realidad, hace que el resultado final de la película no sea tan bueno como para considerarla una obra maestra, pero bueno, no deja de ser muy interesante.
Curiosa película futurista de los 70 que nos presenta una ciudad como Nueva York superpoblada donde el hambre y la miseria está a la orden del día.Para paliar la hambruna,el gobierno da entre los habitantes un alimento llamado ¨soylent green¨ que esconde un terrible y de ahí parte la trama.
El ritmo fue correcto,las actuaciones igualmente correctas.Lo que más destacable sin duda fue ver ese aire retro de los años 70 creando un escenario futurista.
Película con un final que invita a la reflexión.
Una obra de culto de la ciencia ficción. Es cierto que hay momentos muy desiguales a lo largo de la película, pero es indudable que tiene escenas verdaderamente impactantes -y escalofriantes- como la de los camiones que recogen con palas a los manifestantes o la de la muerte de Sol en el ¨Hogar¨. Además, la cinta cuenta con las magníficas interpretaciones de Charlton Heston y de Edward G. Robinson, para quien sería su última película.
Mezcla de ciencia ficción y cine negro con las que Richard Fleischer construye una deprimente historia futurista, inquietantemente real y cercana.
Un mundo donde la superpoblación, la escasez de los recursos y el agotamiento de energías son una realidad. La separación de clases es evidente: Una minoría con poder económico y político, y una mayoría marcada por la pobreza, el pesimismo y la desesperación. La poca importancia del individuo se ve reflejada en escenas como en la que una pala aparta a la multitud con frialdad o el tratamiento de la mujer, considerada parte del mobiliario incluido en la casa.
La historia crea interés y misterio a partir del asesinato de una persona de la clase acomodada, que el protagonista investigará, intuyendo que detrás se encuentra algo más. Al rededor de la verdad detrás del asesinato gira toda la trama. Una verdad que lleva a unos a asesinar, a otros a morir y a los restantes a enloquecer. ¿Cúal es?¿En que consiste la verdad de ese mundo? La escalofriante respuesta se desvelará al final, dejando una sensación amarga y una moraleja a seguir: Tenemos que cuidar el mundo que nos rodea.
Charlton Heston hace una buena interpretación de un personaje rudo, aprovechado, el antihéroe propio de las historias detectivescas, que sin embargo tiene su honestidad y no se deja doblegar. Por otro lado está Edward G.Robinson, cuyo personaje sirve para entender lo que se ha perdido en ese mundo: Lee libros, afición que parece haberse perdido, recuerda los tiempos pasados, en los que el mundo no había sido destruído, y se hunde en la tristeza al descubrir la verdad, en lo que se ha transformado. Su final, la visita a ¨El Hogar¨, es el momento más emotivo del film.
La estética es setentera pero ha envejecido sorprendentemente bien. El final resulta un poco apresurado, pero en general es un buen ejercicio fílmico. Un clásico de la ciencia ficción que debe ser visto.
Críticas: 41
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Miguel Arkangel
9
“Soylent Green” es una de las películas más emblemáticas de la ciencia-ficción de los años 70, con su mezcla de mensajes ambientales, distopía, los peligros de la sobrepoblación y sospecha contra las malvadas corporaciones. Está protagonizada por Charlton Heston, como el detective Thorn, y el veterano actor clásico Edward G. Robinson, en su última película. El guión es inspirado en el cuento “Make Room!”, de Harry Harrison.
Ambientada en el año 2022, nuestro planeta está completamente contaminado, con los recursos naturales agotados y afrontando una grave crisis por el aumento descontrolado de la población. La ciudad de Nueva York tiene cuarenta millones de habitantes, y los pobres y desvalidos se alimentan de galletas llamadas “soylent green”, obtenidas de algas oceánicas y sólo una pequeña parte de la población, la gente rica, tiene acceso a alimentos “reales”, como frutas y carne. Ese “futuro imaginario” parece hoy más cercano que nunca.
Posee varias escenas que permanecen eternas en nuestra memoria, destacando la secuencia poética cuando un anciano, cansado de la degradación y de vivir sólo con buenos recuerdos del pasado, decide libre y espontáneamente visitar el “asilo”. Allí es muy bien recibido y luego de hacerle una breve entrevista sobre sus preferencias de color y tipo de música, pasa a una sala especial para ver un video en una pantalla grande, con hermosas imágenes de la naturaleza, mientras suena la “Pastoral” de Beethoven y él se despide de todo lo que un día fue.
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