La presencia de Libertad Leblanc, fue la principal razón para sentarme a ver este thriller erótico argentino, de 1968, dirigido por un desconocido, para mí, Leo Kanaf. Extrañamente, la película no se estrenó en cines en Argentina.
Libertad Leblanc es una hermosa y seductora mujer, casada con un veterano director de cine. Un día, la inquieta esposa recibe una carta romántica de un admirador secreto, lo que la lleva a buscar ese amor prohibido en brazos de algún desconocido. Mientras tanto, de entre el elenco femenino de la película que dirige el esposo engañado, dos de sus actrices aparecen cruel y misteriosamente asesinadas.
El film se disfruta sin problemas, tiene un erotismo desembozado, con Leblanc mostrando sin tapujos su belleza, e incluso creo que la trama tiene ciertas vagas reminiscencias a Peeping Tom de Michael Powell. Atención a la enorme mano negra mecánica, con la que el asesino inmoviliza a sus víctimas, un recurso ingenioso.
Miguel Arkangel
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La presencia de Libertad Leblanc, fue la principal razón para sentarme a ver este thriller erótico argentino, de 1968, dirigido por un desconocido, para mí, Leo Kanaf. Extrañamente, la película no se estrenó en cines en Argentina.
Libertad Leblanc es una hermosa y seductora mujer, casada con un veterano director de cine. Un día, la inquieta esposa recibe una carta romántica de un admirador secreto, lo que la lleva a buscar ese amor prohibido en brazos de algún desconocido. Mientras tanto, de entre el elenco femenino de la película que dirige el esposo engañado, dos de sus actrices aparecen cruel y misteriosamente asesinadas.
El film se disfruta sin problemas, tiene un erotismo desembozado, con Leblanc mostrando sin tapujos su belleza, e incluso creo que la trama tiene ciertas vagas reminiscencias a Peeping Tom de Michael Powell. Atención a la enorme mano negra mecánica, con la que el asesino inmoviliza a sus víctimas, un recurso ingenioso.
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