Otra floja y lamentable película salida de la mente de Timothy Woodward Jr., un joven director que en un principio me parecía prometedor, pero cuantas más película de él veo, más me convenzo de lo malo que resulta.
En este caso, nos encontramos ante Weaponized, una película que deja bastante que desear y cuyo argumento es el siguiente: en un futuro cercano, una organización ha descubierto la forma de transmitir tu conciencia a la de cualquier persona y han decidido dar un uso militar a este invento, de forma que un soldado estadounidense pueda entrar en el cuerpo de, por ejemplo, un terrorista del ISIS y acabar con muchos otros terroristas sin que personas inocentes se vean en peligro.
El problema es que el hombre al mando del proyecto, Tom Sizemore, utiliza este poder para quitarse de en medio a todo aquel que no piense como él para llevar a cabo el proyecto, quitándose de en medio a gente inocente. En una ocasión, utiliza a un veterano de la guerra de Irak para causar unos asesinatos, por lo que un policía tendrá que investigar el motivo por el que ese ex-soldado, de un momento a otro, cambió y comenzó a matar gente.
La película adolece de las mismas fallas que tienen todas o casi todas las películas de Timothy Woodward Jr: una trama simple pero enrevesada de tal forma que resulta compleja de entender, y para colmo su lamentable dirección tampoco ayuda. El guión, como digo, resulta confuso, aunque al menos se agradece que no introdujera tantas subtramas como Woodward nos tiene acostumbrados.
En cuanto a las actuaciones, Tom Sizemore está genial como villano, ya que el tío ya lleva la cara de malo de fábrica. Johnny Messner se limita a cumplir su papel de protagonista de forma bastante decente. Taylor Cole no está nada mal como la esposa de Messner. También aparece Jon Foo como un hacker karateka, y Michael Paré interpretando a un policía por enésima vez.
Aunque sin lugar a dudas, lo mejor del film es la actuación del ganador de un Óscar Mickey Rourke, recién operado y con cara nueva, por lo que me costó un poco reconocerlo. Rourke es sin duda quien logra hacer la actuación más humana y creíble, y se nota que este hombre le pone empeño a todos sus papeles, por cortos o planos que sus personajes sean. Pero sin duda el que se roba toda la película es el pequeño cachorrito que lleva Mickey Rourke y que es también su perro en la vida real.
Más allá de la actuación de Rourke y la de Sizemore, sin duda lo mejor del film, la película resulta sosa y aburrida, y en los últimos minutos directamente se convierte en un auténtico truño de película cuando nos cuelan un robot asesino (sí, has leído bien) por la cara, al estilo Robocop pero en grande, únicamente para que haya una escena de clímax más o menos potente.
Raúl Rubio Peñas
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Otra floja y lamentable película salida de la mente de Timothy Woodward Jr., un joven director que en un principio me parecía prometedor, pero cuantas más película de él veo, más me convenzo de lo malo que resulta.
En este caso, nos encontramos ante Weaponized, una película que deja bastante que desear y cuyo argumento es el siguiente: en un futuro cercano, una organización ha descubierto la forma de transmitir tu conciencia a la de cualquier persona y han decidido dar un uso militar a este invento, de forma que un soldado estadounidense pueda entrar en el cuerpo de, por ejemplo, un terrorista del ISIS y acabar con muchos otros terroristas sin que personas inocentes se vean en peligro.
El problema es que el hombre al mando del proyecto, Tom Sizemore, utiliza este poder para quitarse de en medio a todo aquel que no piense como él para llevar a cabo el proyecto, quitándose de en medio a gente inocente. En una ocasión, utiliza a un veterano de la guerra de Irak para causar unos asesinatos, por lo que un policía tendrá que investigar el motivo por el que ese ex-soldado, de un momento a otro, cambió y comenzó a matar gente.
La película adolece de las mismas fallas que tienen todas o casi todas las películas de Timothy Woodward Jr: una trama simple pero enrevesada de tal forma que resulta compleja de entender, y para colmo su lamentable dirección tampoco ayuda. El guión, como digo, resulta confuso, aunque al menos se agradece que no introdujera tantas subtramas como Woodward nos tiene acostumbrados.
En cuanto a las actuaciones, Tom Sizemore está genial como villano, ya que el tío ya lleva la cara de malo de fábrica. Johnny Messner se limita a cumplir su papel de protagonista de forma bastante decente. Taylor Cole no está nada mal como la esposa de Messner. También aparece Jon Foo como un hacker karateka, y Michael Paré interpretando a un policía por enésima vez.
Aunque sin lugar a dudas, lo mejor del film es la actuación del ganador de un Óscar Mickey Rourke, recién operado y con cara nueva, por lo que me costó un poco reconocerlo. Rourke es sin duda quien logra hacer la actuación más humana y creíble, y se nota que este hombre le pone empeño a todos sus papeles, por cortos o planos que sus personajes sean. Pero sin duda el que se roba toda la película es el pequeño cachorrito que lleva Mickey Rourke y que es también su perro en la vida real.
Más allá de la actuación de Rourke y la de Sizemore, sin duda lo mejor del film, la película resulta sosa y aburrida, y en los últimos minutos directamente se convierte en un auténtico truño de película cuando nos cuelan un robot asesino (sí, has leído bien) por la cara, al estilo Robocop pero en grande, únicamente para que haya una escena de clímax más o menos potente.
Muy floja.
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