Tras ofrecernos junto a George Pal una versión relativamente realista de un viaje espacial, Robert E. Heinlein hace otro guión y nos propone este producto machista (con una guerra de sexos a lo ¨Te quiero Lucy en versión mala) con contantes referencias al Peligro Rojo (eso sí: el tío se avanzó 35 años a la idea del escudo antimisiles de la administración Reagan). De todas maneras, aunque la idea no guste, no podemos culpar a Heinlein: su guión original fue totalmente prostituido por el productor Jack Seaman, que se inventó media peli saltándose mucho de lo escrito por Heinlein.
Este es mi segundo intento de ver este cacho bodrio. La primera vez claudiqué a los 40 minutos. Esta segunda la veo con la ayuda de Joe, Servo y Crow, del mítico Mystery Science Theater 3000, que siempre hacen más llevaderas las películas de este calibre.
Si el guión es malo, suele llevarse las actuaciones consigo. Y así es, en efecto: hay fragmantos de comedia involuntaria que vale la pena ver.
Las maquetas de las naves y del módulo lunar no están mal diseñadas, pero la estación especial parece una tortilla de patatas. Por otro lado, los FX son propios de los años 30 (aunque hay trucos de fotografía conseguidillos), el vestuario es ridículo: parecen trapecistas más que astronautas (quizá en los años 20 o 30 hubiera funcionado. En los 50 ya no). Aunque el aspecto redentor (para mí al menos) es que el machismo de la peli se extiende al vestuario: qué bien resalta las buenas domingas de la prota! Los escenarios son sencillos y funcionales. No tienen nada que merezca ser recordado.
Y, finalmente, el MOMENTAZO PÜLL T3H SZRTINGCK de la peli: la pelea en zona antigravitatoria donde los intérpretes hacen un patético intento de plearsea cámara lenta sin cámara lenta.
Hala, media estrellita por las risas que me he echado en alguna escena (gracias al personal de MST3K, claro. La peli no vale ni como comedia involuntaria), pero es una película indigna de la trayectoria de un tótem como Mr. Heinlein e indigna por si misma, de hecho.
bigladiesman
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Tras ofrecernos junto a George Pal una versión relativamente realista de un viaje espacial, Robert E. Heinlein hace otro guión y nos propone este producto machista (con una guerra de sexos a lo ¨Te quiero Lucy en versión mala) con contantes referencias al Peligro Rojo (eso sí: el tío se avanzó 35 años a la idea del escudo antimisiles de la administración Reagan). De todas maneras, aunque la idea no guste, no podemos culpar a Heinlein: su guión original fue totalmente prostituido por el productor Jack Seaman, que se inventó media peli saltándose mucho de lo escrito por Heinlein.
Este es mi segundo intento de ver este cacho bodrio. La primera vez claudiqué a los 40 minutos. Esta segunda la veo con la ayuda de Joe, Servo y Crow, del mítico Mystery Science Theater 3000, que siempre hacen más llevaderas las películas de este calibre.
Si el guión es malo, suele llevarse las actuaciones consigo. Y así es, en efecto: hay fragmantos de comedia involuntaria que vale la pena ver.
Las maquetas de las naves y del módulo lunar no están mal diseñadas, pero la estación especial parece una tortilla de patatas. Por otro lado, los FX son propios de los años 30 (aunque hay trucos de fotografía conseguidillos), el vestuario es ridículo: parecen trapecistas más que astronautas (quizá en los años 20 o 30 hubiera funcionado. En los 50 ya no). Aunque el aspecto redentor (para mí al menos) es que el machismo de la peli se extiende al vestuario: qué bien resalta las buenas domingas de la prota! Los escenarios son sencillos y funcionales. No tienen nada que merezca ser recordado.
Y, finalmente, el MOMENTAZO PÜLL T3H SZRTINGCK de la peli: la pelea en zona antigravitatoria donde los intérpretes hacen un patético intento de plearsea cámara lenta sin cámara lenta.
Hala, media estrellita por las risas que me he echado en alguna escena (gracias al personal de MST3K, claro. La peli no vale ni como comedia involuntaria), pero es una película indigna de la trayectoria de un tótem como Mr. Heinlein e indigna por si misma, de hecho.
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