La película es realmente una basura. ¿Cómo dos actores con tanta reputación y tan buenos como lo son Kevin Spacey y Cristopher Walken aceptaron actuar en esta bazofia? No lo entiendo. No tiene nada que se destaque esta película. Los efectos son de lo peor, me sorprende que esto haya salido en el cine, parece un tele film, los efectos son muy malos, empezando por la animación del gato y terminando por los cromas que se notan a mas no poder (se nota cuando suben en ascensor, cuando se tiran en paracaídas, cuando el personaje interpretado por Kevin cae del edificio, etc). Quizás sea para darle una estética distinta a otras películas, eso se me pasó por al cabeza mientras la veía, pero si es para darle una estética distinta me pasaron dos cosas: 1) No me gustó esa ¨estética distinta¨ 2) Parece un error. Lo que mas se rescata son las actuaciones, todo lo demás da asco. La historia es una idiotez, esta película la escribo yo en 5 minutos. Ni siquiera las imágenes o la fotografían zafan, la fotografía es plana en toda la película, no hay un contraluz en ningún momento. En fin, una de las peores películas del año sin ninguna duda, por lo menos no aburre pero es detestable, no la recomiendo.
Críticas: 2
mahotsukai
4
Irregular comedia familiar francesa dirigida por Barry Sonnenfeld (Saga “Men in black”, 1997-2012), con Kevin Spacey, Jennifer Garner y Christopher Walken.
Tom Brand es un megalomaníaco magnate que sólo tiene tiempo para sus negocios y su ego, teniendo abandonados a sus hijos y actual mujer. Cuando intenta por primera vez en su vida tratar de agradar a su hija menor, Tom sufrirá un extraño accidente que lo hará quedar atrapado en el cuerpo de un gato, teniendo que enmendar sus errores y reconciliarse con su familia si no quiere seguir siendo un gato el resto de sus vidas.
Finalmente, tras haber estado alejado de la dirección por casi 5 años, el director de la Saga “The Addams Family” (1991-1993) y la Saga “Men in black”, 1997-2012) retorna, no en muy buenos términos hay que decirlo, con esta plana, incoherente e irregular comedia familiar, que tiene uno que otro momento gracioso pero que falla muy fuertemente en el guión, escrito por Dan Antoniazzi y Ben Shiffrin.
“Ma vie de chat” (2016) es una comedia familiar liviana, qué duda cabe, tan liviana que no saca partido de manera original e inteligente a la premisa de proponer a un felino huraño como protagonista, en especial cuando el trasfondo del film es un llamado de atención a los padres que desatienden a sus familias, y en particular a sus hijos, por el trabajo o los negocios. Quiero decir que la intención no es mala, sobre todo cuando estamos hablando de un padre que ignora a sus hijos no porque tenga que estar trabajando de sol a sol para darles lo que necesitan, sino un magnate egocéntrico al que sólo le interesa construir la torre más alta de la ciudad para gloria de su nombre.
Tampoco es mala la intención de proponer al gato como protagonista y depositario del karma atencional del egoísta Tom Brand: por lo demás, el guión satiriza con el hecho de que Brand deteste a los gatos y finalmente quede atrapado en el cuerpo de uno, tenga que comportarse como tal y que tenga que experimentar el prejuicio de quienes no son amantes de los gatos, como por ejemplo, su joven esposa Lara. Hay que recordar que la rivalidad entre perros y gatos se traduce también en la rivalidad de quienes prefieren a unos en lugar de otros, y eso también podría ejercer cierta predisposición a que el film pueda o no enganchar con el espectador y gustar.
El problema, en realidad, es que desarrolla la premisa con muy poca originalidad, con muy poco humor fino y mucho chiste predecible y aburrido, con poca coherencia y de forma muy plana. Si bien incluye algunos gags que sacan más de una carcajada, como aquella en la que se sirve un bowl con whisky, o aquella en que deja un caos total en la cocina al hacerse con la caja de cereales, y en la que es amenazado por Felix Grant de dejar que lo castren ante su comportamiento petulante, el guión recurre al ya trillado argumento de la conspiración del subalterno para arruinar al magnate y arrebatarle la empresa.
Y para tratar de justificar el leitmotiv, los guionistas no encuentran nada mejor que presentar al más miserable de los padres, que tiene a su hijo mayor de secretario personal pero al que no pierde oportunidad de humillar, el abandono emocional de su joven esposa, la indiferencia más absoluta hacia su hija menor, y el constante fuego cruzado con su ex mujer. Comprenden que para que esto no se transforme en una historia muy aburrida, es necesario sacar al protagonista y cambiarlo por el gato, de ahí la cantidad de referencias cómicas que ya mencioné, que sin embargo funciona sólo en algunos casos, pero en otros sencillamente no.
Considerando que el film es familiar y está dirigido, en realidad, a los niños, no es de extrañar que el desenlace sea positivo, predecible e inverosímil, pero lo que sí se extraña es que el guión proponga al menos una reflexión satírica sobre el gran entuerto experimentado por Tom Brand, que pudiera reforzar la naturaleza de lección para aquellos padres que priorizan sus negocios y caprichos por sobre pasar verdadero tiempo de calidad con sus hijos. En su lugar, el final es tan simple que deja la sensación que siempre se trató de eso: una película sin ninguna pretención.
Probablemente, una de las grandes decepciones del film es el desaprovechamiento de dos grandes actores como Kevin Spacey (“The Usual Suspects”, 1995; “American Beauty”, 1999) y Christopher Walken (“The Deer Hunter”, 1978), el primero como el magnate convertido en gato y el segundo como el enigmático dueño de una tienda de mascotas que puede hablar con los gatos. Nadie puede criticarlos por participar de una comedia liviana siendo dos grandes actores ganadores del Óscar, pero si parece un error incluir actores de este nivel en un guión que no explora la evidente sinergia que ambos actores suponen y que se pudo haber visto notablemente potenciada por la conocida calidad interpretativa de ambos. Jennifer Garner (Serie “Alias”, 2001-2006; “Elektra”, 2005) tampoco sale más que cumplir muy ajustadamente su papel de mujer joven sometida a un esposo que parece más su padre que pareja.
El reparto lo completan sin mayor brillo Robbie Amell (“Scooby Doo”, 2009) como David Brand, el hijo mayor de Tom, que termina por salvar la empresa de su padre; Mark Consuelos como Ian Cox, el asistente pérfido que aprovecha el estado de coma de Brand para quedarse con la presidencia; Malina Weissman (“Tortugas Ninja”, 2014), como Rebecca, la hija de Brand que sólo quiere un gato; y Cheryl Hines (Serie “Curb your enthusiasm”, 2000-2011) como la ex esposa de Tom, que siempre está pendiente de Lara, simulando tener una relación cercana con la nueva esposa de su ex.
Un punto a favor que el film tiene, por el contrario, es que a pesar de la cantidad hipotética de escenas para ser recreadas por efectos especiales, no se desnivela hacia este aspecto de manera que que lo sature, tendencia que el efectista especial Louis Craig logra equilibrar, aunque en ningún caso como sus aclamados trabajos en “300” (2006) y “Life of Pi” (2012), entre otros. La música estuvo a cargo de los hermanos Sacha y Evgueni Galparine (“Malavita”, 2013) resultando la típica banda sonora infantil, muy dada a la flauta y el violín.
“Ma vie de chat” (2016) tuvo un presupuesto de US 30 millones, recaudando apenas poco más de US 19,6 millones, lo que la convierte en un rotundo fracaso comercial.
En resumen, una comedia que puede funcionar para un público infantil y en contexto muy familiar, pero a la que le falta ese elemento narrativo satírico e interesante que pudiera conquistar a otros públicos. En cualquier caso, como comedia familiar tampoco resulta memorable por lo que es fácilmente olvidable.
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