Extravagante film de misterio con marcado aire a comedia negra, dirigida por legendario director James Whale (“El Monstruo de Frankenstein”, 1931; “El Hombre Invisible”, 1933; “La Novia de Frankenstein”, 1935).

Sorprendidos por una tremenda tormenta, una pareja de enamorados y un amigo se ven obligados a pedir refugio en una tenebrosa mansión, mientras intentaban cruzar la campiña galesa. Sus anfitriones, la extraña Familia Femm, conformada por dos hermanos de avanzada edad, su padre centenario y un alcohólico y mudo mayordomo. Conforme avance la noche, se darán cuenta que hay un cuarto integrante, quien ha estado encerrado por los demás por ser psicópata y pirómano.

Tras el éxito de “El Monstruo de Frankenstein” (1931), James Whale se embarca en un nuevo proyecto cinematográfico, en el que coquetea nuevamente con el terror, aunque se decantaría finalmente por una historia notoriamente más irónica y tragicómica, y que rinde homenaje al film fundacional de las casas embrujadas, “El Legado Tenebroso” (1927) del alemán Paul Leni. Sin embargo, Whale, que la historia ha asociado a exitosos films de terror, demuestra esta vez –algo que repetirá en otros films posteriores- no tener intenciones de asustar al espectador, sino más bien enrostrar la naturaleza tragicómica del horror.

Basado en la novela “Benighted” (1927) de J.B. Priestley, el film cuenta con guión de Benn W. Levy, quien se preocupa de presentar el elemento misterioso y amenazador en los personajes, claramente los ejes narrativos que terminan por incomodar al espectador con sus bizarras conductas y sus oscuros secretos. Sí, porque no deja de ser interesante que el caserón, que representa en un principio un refugio para los viajeros sorprendidos por la inclemencia del tiempo, con esa increíble tormenta, se convierta a la postre en una encrucijada amenazante, ya que sus dueños resultarán más peligrosos que la propia tormenta. He ahí una de las grandes ironías del guión, y que Whale sabrá utilizar para mantener una atmósfera enrarecida durante la mayor parte del film.

Este ambiente se replicará en un par de escenas a considerar, como aquella inicial en la que los viajeros deberán escoger entre mojarse hasta los huesos y quedar expuestos a los desprendimientos de roca, o quedarse en la lúgubre mansión, donde hay ruidos extraños, poca luminosidad y un grupo de potenciales locos como anfitriones. O aquella en la que Rebecca Femm, la esquizofrénica y fanática religiosa hermana mayor de la familia, acosa a la bella Margaret Waverton cuando ésta intenta cambiarse las ropas mojadas y la vieja le señala que en esa misma habitación agonizó su hermana menor, lo que altera decididamente a la rubia, recién llegada a la casa. Más aún, ya en la cena, cuando el ojeroso y extraño Horace Femm confiese a los invitados que hay otros dos miembros de la familia encerrados: el centenario padre Sir Roderick Femm, postrado en cama debido a su extrema vejez, y Saul, el hijo menor, encerrado debido a sus tendencias psicópatas y pirómanas.

Y en ello, sin duda, la dirección artística de Charles D. Hall, resulta una vez más acertada, si bien tiene otra naturaleza, respecto a la mancomunión con la fotografía de Arthur Edeson, otro asisuo colaborador de James Whale. Hall, el hombre detrás de la puesta artística de clásicos como “El Fantasma de la Ópera” (1925), “Dracula” (1931) “El Monstruo de Frankenstein” (1931), “El Hombre Invisible” (1933) y “La Novia de Frankenstein” (1935) deja de lado la teatralidad que impregnaba sus puestas en escena, para seguir los lineamientos de un Whale más vanguardista, que ya había propuesto una cámara más dinámica que estática en “El Monstruo de Frankenstein” (1931), para convertir el Caserón Femm en un personaje más. Colmada de lugares oscuros, ventanas grandes que se abren abruptamente por la fuerza de la tormenta, escaleras que llevan a habitaciones que guardan secretos, el caserón se convierte en una metáfora de la demencia de sus moradores.

Otro de los grandes aciertos del film es su reparto, dividido en dos grupos mayores, viajeros y moradores. El primero grupo no resulta realmente destacable en términos narrativos y más bien resultan estereotipados, comenzando por Melvyn Douglas (“Hud, el más salvaje entre mil”, 1963; “Bienvenido Mr. Chance”, 1979) que interpreta a Roger Penderel, un veterano de guerra que acompaña al matrimonio conformado por Raymond Masser (“Arsénico por compasión”, 1944; “Al Este del Edén”, 1954) como Philip Waverton y Gloria Stuart (“El Hombre Invisible”, 1933; “Titanic”, 1997) como su esposa Margaret. Penderel terminará siendo el héroe de la jornada, y se relacionará con Gladys DuCane Perkins, encarnada por Lilian Bond (“The Westerner”, 1940), amiguita del magnate Sir William Porterhouse, interpretado por Charles Laughton (“Rebelión a bordo”, 1935; “El Jorobado de Notre Dame”, 1939) el más interesante de los este grupo, que demuestra un hombre con miedos crónicos que uno esperaría ver en un millonario.

Sin embargo, lo mejor en cuanto a interpretaciones estará en el grupo de moradores del caserón, en donde Whale presenta una extraña galería de personajes dementes, que pueden causar más desasosiego y extremecimiento que el mismo monstruo de Frankenstein. La Familia Femm está conformada por Sir Roderick, interpretado por la actriz Elspeth Dudgeon (“El Príncipe y el Mendigo”, 1937) y su diabólica risa longeva; Ernest Thesiger (“The Ghoul”, 1933; “La Novia de Frankenstein”, 1935) como el taciturno Horace, quien ofrece hospedaje a cuanto viajero lo solicite, muy a pesar de su hermana, la amenazante Rebbeca, interpretada magistralmente por Eva Moore (“The Crimson Circle”, 1922; “El judío Süß”, 1934) y Brember Wills (“Carnival”, 1931), quien encarna al demente y pirómano Saul, quien aparece hacia muy al final, pero resultando muy acertado. Boris Karloff, interpreta Morgan, el mayordomo alcohólico y mudo que gusta de acosar mujeres, en una interpretación de demuestra su habilidad para personificar personajes diabólicos y atormentados.

El compositor Bernhard Kaun fue el encargado de musicalizar el film, quien también se repite el plato tras aportar con la banda sonora de “El Monstruo de Frankenstein” (1931), en donde privilegia la orquestación dramática, que profundiza en el misterio, pero que incluye algunos toques cómicos.

En resumen, una película interesante dentro de la filmografía de James Whales, quien se da maña de aceptar el reto de seguir haciendo terror, pero incluyendo elementos de comedia negra, que servirían de modelo para futuros realizadores. La evalúo con un 7.5.

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Película que fue un fracaso en su época pero que con el tiempo se ha convertido en obra de culto debido a que James Whale prácticamente creó con ella la comedia de terror, además de que logró juntar un reparto que pocos años después sería considerado como estelar.

Whale junta en la misma peli a Boris Karloff, Charles Laughton, Melvyn Douglas, Gloria Stuart, Raymond Massey y Ernest Thesiger, entre otros, y los mete en una gran casa llena de trampas. La peli empieza realmente como una comedia: Massey, en su debut en Hollywood, y una guapísima Stuart, un matrimonio, se pasan el rato intercambiando frases cínicas mientras sufren una terrible tormenta en su coche. Con ellos va Douglas. El gran actor secundario que sería dos veces ganador del Oscar en los años 70 (tras años atravesando un bache por su militancia izquierdista) suelta chistes de pata de banco en situaciones peligrosas con una soltura y tranquilidad que casi resultan propias de los Hermanos Marx. Su Sr. Penderel es un tipo insolente y desagradable pero rematadamente divertido. El trío resulta realmente gracioso.
Dentro de la casa, habitada por una familia de chiflados, tenemos a Karloff, muy caracterizado, como un sirviente mudo con malas pintas, el gran robaescenas Thesiger, que parece talmente un cadáver en vida, ofrece otra de sus interpretaciones tétrico-histérico-cómicas (y eso que aún no había creado al inolvidable Dr. Pretorius). Los mejores chistes de la peli son suyos. Eva Moore es su psicótica hermana sorda, fanática religiosa; la actriz Elspeth Dudgeon es el centenario papi de los hermanos (por ello está acreditada como ¨John Dudgeon¨), y ¨last but not least¨, el poco conocido Brember Wills, más lunático que nadie.
Laughton se incorpora después junto a la chispeante actriz de carácter Lillian Bond. Laughton, también debutante en EE.UU., está gracioso y muy adecuado, con un personaje malencarado pero con un fondo muy tierno y sensible, a las antípodas del que ese mismo año lo consagraría como estrella: ese Dr. Moreau que heló la sangre de medio mundo.

El tétrico e irónico guion es de Ben W. Levy, amigo y colaborador de Whale que trabajaba con él en Inglaterra. Combina agilísimos diálogos cómicos, donde incluso se hacen veladas referencias al sexo, con situaciones de mucho suspense y algún susto. Es una película que pasa volando. El gran problema es que todo se acaba desarrollando de manera un tanto caótica, y no sé si Whale y Levy quieren quedarse con nosotros o es un fallo.

Whale usó prácticamente al mismo equipo que en Frankenstein: Jack Pierce crea otra brillante caracterización para Karloff, dándole facciones simiescas, Thesiger parece cadavérico. El único problema que veo es que se nota que Dudgeon es una mujer con barba, pero eso queda subsanado si tenemos en cuenta que la actriz solo tenía 60 años y parece tener como mínimo 20 años más en la peli, lo que me pasó desaprcibido antes de obtener el dato. Maravilloso, pues, el trabajo de Jack Pierce: merecería ser más recordado por su trabajo aquí. La ambientación de la peli está - como fue habitual en las pelis de terror de James Whale - ligeramente influenciada por el expresionismo alemán, con sus escenarios decrépitos y tenebrosos, y el uso de espejos distorsionados.

Una película con un gran reparto, actuaciones magníficas y buen aspecto técnico, quizá lastrada por los años, pero aún entretenida y toda una piedra de toque. Sin embargo, personalmente no me ha parecido una obra maestra, sino una muy buena película.

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Muy buena y enfermiza película con argumento bastante interesante, buenas actuaciones y bastante intriga. Irreconocible Karloff haciendo un gran papel, y una historia que avanza de forma que en ningún momento sabes lo que va a pasar a continuación, lo cual hace que te enganches más y más.

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Película malsana donde las haya dirigida por James Whale (director de Frankenstein y su secuela). Sublime Boris Karloff como mayordomo mudo y alcohólico así como el resto de la variopinta familia residente en la mansión. Ambientación tenebrosa y desasosegante. Obra maestra.

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Un film clásico e importantísimo donde los halla, que marcó el terreno a seguir y ejerció una clara influencia para otras muchas películas posteriores.
Aquí nos encontramos con el terror ¨a la vieja usanza¨, donde la falta de medios, eran suplidos por algo que no debería de dejar escapar NUNCA, ningún director que se precie a rodar una película de este tipo: la atmósfera y la ambientación (nunca un ulular del viento fue tan sobrecogedor...ese viento infernal...esa lluvia incesante y amenazadora...el cobijo de un siniestro caserón...las diabólicas carcajadas...y el blanco y el negro, formando claro-oscuros, que a este tipo de cine, le sienta MAGISTRAL).
En su día, esta historia, debió de resultar incluso bastante innovadora (atención, que ¨tal vez¨, sea de las primeras en mezclar el suspense y la comedia) y si encima se sustenta en una buena dirección, y en unos personalidades muy marcadas, todo resulta más fácil. Sin llegar a ser, bajo mi punto de vista, una obra maestra...si es un film, ¨casi¨ imprescindible, diría yo.

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