Sexo y violencia son una constante en el cine. En la década de los 70s, cuando el séptimo arte era más libre, más original y más audaz, se explotó esta combinación hasta límites insospechados.
En 1973, el director Shaun Costello, que antes solo había dirigido cortos de 8 mm de porno underground, estrenó en un puñado de sucios cines de la calle 42 de New York, este brutal film, una impresionante y atrevida mezcla de sexo explícito y violencia sin contemplaciones.
Todo en este film es enfermizo, dirty y bizarro. Un excombatiente de Vietnam, interpretado por un genial Harry Reems, asqueado y traumatizado luego de su experiencia en la guerra, se convierte en un brutal psycho killer, un asesino sin compasión.
Reems viola y apuñala sin piedad a chicas desprevenidas. En una de las escenas más duras del film, Reems besa apasionadamente a una de sus víctimas, mientras esta exhala su último aliento, pues ha sido brutalmente degollada. En otra escena sodomiza y luego apuñala a una chica a la que arrastra de la ducha.
Estamos ante un film duro, en realidad duro de ver y muy difícil de puntuar. Sexo explicitó, sucio y desagradable, sumado a escenas de enfermiza violencia. Nada se deja a la imaginación, acá el sexo y la violencia son totalmente gráficos y explícitos.
Gerard Damiano afirmó a mediados de los 70s que había llegado el momento para que el cine XXX dé su aporte al séptimo arte. Shaun Costello fue uno de los directores que se tomaron en serio esa afirmación e intentaron expresar, desde el cine porno duro, su personal visión artística con películas audaces y sucias, más allá de la simple exposición de escenas de sexo explícito.
¿Damiano, Costello y otros consiguieron aportar a la historia del Cine desde su condición de directores de cine porno? Eso queda a criterio de cada cual. Yo por lo menos les doy el beneficio de la duda.
Miguel Arkangel
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Sexo y violencia son una constante en el cine. En la década de los 70s, cuando el séptimo arte era más libre, más original y más audaz, se explotó esta combinación hasta límites insospechados.
En 1973, el director Shaun Costello, que antes solo había dirigido cortos de 8 mm de porno underground, estrenó en un puñado de sucios cines de la calle 42 de New York, este brutal film, una impresionante y atrevida mezcla de sexo explícito y violencia sin contemplaciones.
Todo en este film es enfermizo, dirty y bizarro. Un excombatiente de Vietnam, interpretado por un genial Harry Reems, asqueado y traumatizado luego de su experiencia en la guerra, se convierte en un brutal psycho killer, un asesino sin compasión.
Reems viola y apuñala sin piedad a chicas desprevenidas. En una de las escenas más duras del film, Reems besa apasionadamente a una de sus víctimas, mientras esta exhala su último aliento, pues ha sido brutalmente degollada. En otra escena sodomiza y luego apuñala a una chica a la que arrastra de la ducha.
Estamos ante un film duro, en realidad duro de ver y muy difícil de puntuar. Sexo explicitó, sucio y desagradable, sumado a escenas de enfermiza violencia. Nada se deja a la imaginación, acá el sexo y la violencia son totalmente gráficos y explícitos.
Gerard Damiano afirmó a mediados de los 70s que había llegado el momento para que el cine XXX dé su aporte al séptimo arte. Shaun Costello fue uno de los directores que se tomaron en serio esa afirmación e intentaron expresar, desde el cine porno duro, su personal visión artística con películas audaces y sucias, más allá de la simple exposición de escenas de sexo explícito.
¿Damiano, Costello y otros consiguieron aportar a la historia del Cine desde su condición de directores de cine porno? Eso queda a criterio de cada cual. Yo por lo menos les doy el beneficio de la duda.
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