Retirado en 2002 para dedicarse a la docencia en Nueva York junto a su amigo Milos Forman, Vojtěch Jasný, que este 2016 cumple 91 provectos años (no, oiga, nada de empollón repelente: miro en Wikipedia y tira que te vas), era en 1964 un director y guionista joven pero con amplio currículum que ha tenido siempre una especial habilidad para contar historias para toda la familia que encandilaban al público checoslovaco. Esta simpática reflexión sobre los sentimientos lo llevó a ganar un premio en el Festival de Cannes.
El cómico Jan Werich protagoniza esta fábula sobre un gato con unas gafas mágicas a través de las cuales se pueden ver los auténticos pensamientos de las personas. Hace dos papeles: el de un ex-marinero que tuvo contacto con el gato y el circo donde actuaba y el de un mago, director de un circo sospechosamente parecido a ese, cuyos espectáculos parecen, precisamente, leer las personalidades de los espectadores y que además tiene un gato igual al descrito. Entre los actores destacaría a Jiri Sovak como una hiena total: un director de colegio ycacique local que se dedica a disecar animales y cuya mala conciencia lo lleva a querer matar al gato, y de manera lenta y dolorosa como declara uno de sus sádicos ayudantes.
El guion tiene en todo momento un marcado tono de comedia surrealista, y se desarrolla un poco a la italiana: situaciones y enredos de la vida diaria de los personajes, solo que pasados por un tamiz de fantasía (con un consecuente juego entre lo real y lo fantástico). No es una comedia de carcajearse, sino de sonreír, y que se va volviendo más abstracta conforme avanza. Algunas escenas se hacen muy largas y pesadas.
Lo más destacado de la película es la puesta en escena que contrasta un gris mundo real y un lisérgico mundo circense, hecho con FX de lo más artesanales y trucos de cámara muy sencillos pero resultones, en especial las tomas dobles con Werich. La banda sonora es destacable, asimismo: ecléctica, mezclando piezas sinfónicas con jazz-pop muy sesentero e incorporando sintetizadores.
No hay duda de que es original: la podría definir como una mezcla de comedia familiar y cine de arte y ensayo con tintes psicológicos. Es bastante digerible aunque quizá se haga demasiado larga - hay una escena romántica de 10 minutos, muy cutre, que no aporta nada y es una tortura -, más interesante que entretenida - para entretenimiento ya tenemos al alquimista Karel Zeman - y una pieza muy de su época que no ha acabado de envejecer bien. No está mal, pero tampoco tiraré cohetes.
Críticas: 2
TANO
7
Es, sin lugar a dudas, una de las películas más ¨distintas a cualquier otra¨ que haya visto en mi vida. realmente curiosa y original, y claramente no será del gusto de todos, y es que la historia es tan poco convencional, que es de las que amas u odias. O incluso un poco de cada, no se.
Que de qué va esto... pues de un pueblecito clásico checoslovako al que llega una especie de grupo artístico de personas que hacen un espectáculo de magia, y entre ellos tienen a un gato con gafas de sol, que cuando se las quitan, tiene el poder de mostrar la verdadera ¨cara¨ de una persona. En este caso color, y es que los infieles de vuelven amarillos, los mentirosos azules, otros grises, los enamorados rojos... y una vez adquieren ese color, no pueden hacer otra cosa que bailar. Sí, así como suena, de esto va la peli, del hecho de que, obviamente, hay gente que quiere deshacerse del gato para que no revele sus secretos.
Y eso... que la trama es así de loca, pero al mismo tiempo tampoco es que tenga mucho más, destacan mucho los efectos especiales en la representación de los magos, y el tema de los colores, pero aparte de eso, y de ciertos toques humorísticos, tampoco es nada del otro mundo.
Aún así, considero que merece una nota adecuada por su magnífica originalidad.
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