Steve Reeves estaba ebrio de éxito, y la Titanus aprovechó la ocasión: este remake italiano de las pelis de 1924 y 1940 está hecho más recursos que las italianadas de la época: dirigida por el hombre que salvó a la Universal de la bancarrota con las pelis de Abbott y Costello y ¨El fantasma de la Ópera¨ de Claude Rains entre otras pelis, Arthur Lubin, y rodada en Túnez, se la considera en general una peli bastante minusvalorada.

Estando dirigida por Lubin, la primera mitad película presenta un mayor tono de comedia jocosa que las versiones anteriores. En algún momento el guion cae en chistes tontos y un tanto infantiles, pero en general es bastante simpática. La segunda mitad es pura aventura mágica.

Steve Reeves intenta emular a Douglas Fairbanks Sr., dejándose incluso un bigotillo como el del mítico actor, pero no es ni tan ágil, ni tan carismático ni mucho menos tan buen actor. Eso sí, como siempre, dentro de sus limitaciones, Reeves hace un trabajo serio y muy profesional: en eso sí que ganaba al gamberrote de Fairbanks, XD (usar emoticonos en una crítica no es nada recomendable, pero a veces va bien para hacerse entender). Giorgia Moll tiene fama de ser una notablísima actriz (la crítica europea la adoraba), pero ante todo estaba buenísima en ese tiempo, lo que en este tipo de pelis poco serias y de consumo rápido ya es suficiente. De todas maneras sirve de contrapunto al acartonamiento del bueno de Steve. Del resto del reparto solo destacar a Antonio Battistella, que en mi humilde opinión es doble de John Landis.

Varias escenas de la peli está rodada en exteriores, en monumentos tunecinos, lo que le da cierta... Digamos... ¨Credibilidad¨ a la historia, ya que aunque Túnez está muy lejos de Iraq, la arquitectura islámica clásica suele seguir unos patrones muy comunes. Los interiores cumplen de sobras, gracias en gran parte al uso de matte shots. Los FX son sencillos, resultones y más que correctos, pero desde luego son menos impresionantes que los de la versión de 1940 incluso pasados 21 añazos. En la segunda mitad de la película la combinación entre éstos y el hábil atrezzo logra escenas que acojonan, respetando el espíritu de las anteriores versiones.

¿Defectos? El montaje. Como suele pasar, cada país se hace el suyo, y los errores, los cortes extraños y los errores de continuidad están a la orden del día, y la desigual banda sonora del prestigioso Carlo Rustichelli, que mezcla buenos momentos sinfónicos con horrendas musiquillas de organillo y theremin.

Aunque inferior a sus dos predecesoras y encima empañada por unos montajes nefastos, es un película dignísima, incluso me atrevería a decir que superior a los peplums que llevaba hechos Reeves, aunque hay que reconocer que éstos quizá tengan un poco más de mérito si tenemos en cuenta que fueron hechos con muchos menos medios. Entretenida y recomendable, sin duda.

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