Una película que engaña mucho por su sinopsis, haciéndote creer que vas a encontrarte una peli sobre poseída y exorcismos, y nada más lejos de la realidad. Y esto no es spoiler, es un aviso a la gente para salvarlos de tragarse esto.
Nos encontramos con un dramón sobre enfermedades mentales en la primera mitad del siglo XX, no sabría yo decir el año, pues al estar ubicada en un pueblucho español de la época, incluso puede ser algo más moderna, ni idea.
Total, que tenemos una institución donde tienen a un puñado de locas encerradas, y llega un nuevo doctor, de ideas ¨liberales¨ para intentar tratarlas.
Tenemos choque de ideas entre la gente cerrada de pueblo y el doctor, tenemos a las locas haciendo lo suyo -buenas interpretaciones, hay que decirlo-, y tenemos una historia que no va a ningún lado en ningún momento.
Y además, un montaje absurdo con escenas claramente cambiadas de orden que creía que era culpa del ripeador de la peli, pero no, por lo que he leído por ahí, la peli viene ya mal montada en el dvd. Qué desastre.
En general, una película con bastante poco interés.
Críticas: 2
Miguel Arkangel
5
Un médico liberal llega a un manicomio para mujeres en la España rural de finales del siglo XIX, e intenta tratar a las pacientes con métodos científicos y suprimir los abusos y la barbarie (las pobres mujeres son vejadas, torturadas y abusadas sexualmente) producto de la ignorancia y la superstición de quienes están a cargo.
Narrada en clave de crítica al régimen opresivo franquista, esta película de Rafael Moreno Alba, que fue relanzada luego del éxito de “El Exorcista” (1973) con títulos como “Exorcisms daughter”, tiene una descripción sucia, cruel y deprimente de las enfermedades mentales, con escenas inquietantes y sórdidas, con pacientes ninfómanas que son entregadas al abuso de noches de libertinaje; baños con mangueras y agua helada, y hasta una escena de exorcismo que traumará a una niña.
A destacar su mensaje de como los manicomios son lugares de dominación de las “enfermas” que son consideradas parias sin derechos; su psicodélica escena de créditos iniciales con rezos de “ora pro nobis”; la presencia de Helga Liné; y, a María Asquerino, en su papel de mujer manipuladora que combina sus ansias de placer sexual y poder.
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