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Poco conocida película de misterio de comienzos de los años 70.
La historia comienza con una introducción y una voz en off, relatando donde se desarrolla la fatal trama.
La escena principal muestra a un joven asesinando en la puerta de un banco a una chica que acaba de cobrar una suma excesiva de dinero, pero del bolsillo del asesino se caen unas ¨pezoneras¨ que serán claves para encontrarlo.
Ya sabiendo desde el comienzo quien es el asesino, parece que el espectador tendría que hacer fuerza para que no lo capturen, aunque su frialdad y agriedad no caigan nada bien.
No hay misterio alguno desde el inicio, sólo el motivo por el cual el joven de perfil psicótico quiso obtener el dinero: su obsesión por la estrella del teatro de revista Marta Lara, la monumental vedette interpretada por Mimí Pons.
La seriedad fija en el rostro de Sergio, lo define como el Sátiro, interpretado correctamente por el cantante melódico Juan Ramón. Este sátiro es un sujeto obsesionado y torpe, que no tardará en confesar el crimen a la vedette, después de ofrecerse a comprarle un auto para que ella acceda a su instinto más lascivo.

Algo entretenido, el film logra seducir levemente por la investigación del insistente periodista Vázquez (Jorge Salcedo), para ver si logra dar con el Sátiro y el dinero.
El final, vertiginoso pero al mismo tiempo displicente, sorprende por el dramático destino de Vázquez.

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