Alfredo B. Crevenna, nacido en Frankfurt, Alemania, y luego nacionalizado mexicano, fue un prolijo director de cine, llegando a dirigir más de 130 largometrajes e incursionando en el melodrama, la comedia, la aventura, la ciencia ficción y el horror.

En 1990 Crevenna dirigió este film, influenciado por las películas clásicas de ventrílocuos y muñecos poseídos, basada en la historia de El Griego (Fernando Almada), un ventrílocuo frustrado que castiga a sus muñecos, Sonrisas, Tristón, Mosquete y Darío, a quienes culpa del fracaso de sus aburridos shows. Su personalidad sádica lo hace abusar de los pobres muñecos, llegando a descuartizar a uno y azotando a los demás. Las cosas se saldrán aún más de control con Griego tratando cruelmente a su pequeña hija y con los muñecos cobrando vida para tomar venganza.

Si Crevenna se hubiera centrado en dotar al film de más tensión y terror, aprovechando la grima que dan esos muñecos (en realidad unos enanos) con trajes de payaso, en vez de tantas escenas de diálogos de relleno, tendríamos una más que reseñable película bizarra, típicamente sicotrónica mexicana, pues la idea central es friki y terrorífica.

Pero bueno, no aburre en absoluto; podemos disfrutar de la presencia de dos actrices guapotas, Julieta Rosen y Lina Santos, que extrañamente sienten atracción por El Grieco; y, al final, las cosas se ponen bien locas, con un muñeco zombi y los otros echando fuego y baba verde por sus bocas

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Entretenida película que transcurre de buena manera, con una historia sencilla que cuenta las cosas a un buen ritmo. Cinta mexicana muy poco conocida que es interesante por los muñecos y algunas secuencias en donde aparecen estos. Curiosa, quizá le falta algo más de sangre para redondear.

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