Nos encontramos ante el mejor episodio de la serie ¨Misterio¨ (¨Hammer House of Mistery and Suspense¨), e indiscutiblemente, ante el más terrorífico. Surgida como consecuencia del éxito alcanzado por ¨La casa del terror¨ (¨Hammer House of Horror¨) esta producción televisiva de la afamada compañía inglesa, como su título indica, se decantó más hacía temas de misterio, suspense y fantasía antes que volver a incidir de nuevo en el genuino terror. Posiblemente ese fue uno de los motivos de su completo fracaso. Sea como fuere, hubo también algunos capítulos que contenían elementos o situaciones más o menos terroríficas, aunque siempre en un grado menor y nunca como verdaderos protagonistas de la historia. Pero como suele pasar habitualmente, también aquí hubo una excepción que confirma la regla, y esa excepción se llamó ¨Poseídos¨ (¨In Possession¨), un episodio que se adentra de lleno en el terror -psicológico y paranormal- sin ningún tipo de vacilación y que además extrae de ello toda la fuerza de la historia. Partiendo de una premisa que a primera vista parece muy típica: persona o personas que tienen la capacidad de ¨ver¨ cosas que han pasado o están pasando o pasaran en un futuro, el guión pega una vuelta de tuerca que rompe con muchos de los tópicos que siempre hemos visto en esas ocasiones. Aquí no sabemos si los protagonistas están teniendo visiones de hechos ocurridos en el pasado, sin son premoniciones de algo que está por venir o si sencillamente se trata de alucinaciones que sufren juntos o por separado. De hecho, y a diferencia de lo que suele ocurrir siempre en este tipo de argumentos, ni ellos mismos saben a que se deben esas visiones, ya que nunca antes habían sido proclives a ellas. Además, tampoco es frecuente que las tengan dos personas a la vez como ocurre aquí. Todo empieza un buen día en un hotel de Brighton, pero durante un tiempo (dos años) no se producen más de esas manifestaciones, y cuando todo estaba casi olvidado, la pareja volverá a ser perseguida ¡y de que manera! por una auténtica pesadilla.
Hay que decir que el guión es francamente esplendido dentro de sus características y posibilidades, y se nota que los responsables se tomaron muy en serio la escritura. Como ya ha comentado el amigo Lowell Freeman en la anterior crítica (y lamento no estar muy de acuerdo con su valoración de este episodio) la originalidad de la propuesta estriba en su alejamiento de la clásica trama de personas que se mudan a una antigua casa y comienzan a experimentar todo tipo de fenómenos extraños. Nada de eso. Aquí es una pareja que ha estado viviendo en esa casa durante ocho años sin ningún problema y la última noche que pasan en ella antes de trasladarse a vivir al extranjero, son víctimas de una serie de apariciones que les atormentan hasta hacerles dudar de su propia cordura. Igualmente, y aunque es durante la noche cuando se produce todo ello, la intrusión de los elementos sobrenaturales y sus manifestaciones son vistas a plena luz, como si fuese de día. Esta singularidad es otro gran acierto y funciona de forma muy eficaz. Por último, a pesar de que no hay ninguna certeza de que los fenómenos que ven los protagonistas pertenezcan a un crimen ocurrido en el pasado, el impactante final no es nada fácil de predecir, mucho menos en su época, y cierra de manera brillante un guión prácticamente redondo.
Al margen de la inteligente escritura o fondo, la parte técnica, la forma, de este capítulo es igualmente notable. Val Guest (¨La muerte llega de noche¨), había realizado varias películas para la Hammer, aunque mayoritariamente eran producciones de ciencia ficción o fantasía. Pero aquí demostró que tenía también muy buena mano para el terror. La atmósfera que logra es absolutamente espeluznante. Para ello utiliza muy bien los efectos de sonido y la música, e igualmente coloca la cámara en algunos ángulos interesantes, sacando mucho partido del escenario de la casa vacía. La sensación espectral generada es genuina y llega a inquietar de verdad. Es una pena que el director no hiciera más incursiones de este tipo en el cine o en la propia televisión.
Tampoco las actuaciones desentonan con el resto de la producción. Carol Lynley (¨El gato y el canario¨) desempeña una de las mejores prestaciones de toda su carrera, interpretando de forma muy convincente a Sylvia, la asustadiza esposa. Christopher Cazanove por su parte, está igualmente inspirado como Frank Daly y su química con la rubia actriz salta a la vista a pesar de que parece bastante más joven que ella. Pero es la actuación de Bernard Kay (¨Trog¨) en su rol de Mr Prentice la que se roba la función. Su figura siniestra pone los pelos de punta en cada una de sus intervenciones. Si hay algo verdaderamente aterrador que queda grabado en el recuerdo del espectador es la presencia de ese personaje.
Sin duda un episodio que vale por toda la serie. Una pequeña obra maestra dentro de su estilo que cualquier aficionado al género gustará de disfrutar. Realmente vale la pena.

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