Dirigido por Jon Hewitt, y con un póster llamativo, tenemos un sórdido viaje en montaña rusa por las zonas más sórdidas de Sydney. Dos prostitutas, una de 30 años y de clase alta y otra de 17 años y de la calle, vivirán una noche de pesadilla después de presenciar el asesinato de un cliente.

Viva Bianca y Hannah Mengan Lawrence están bellas y convincentes en sus papeles (ambas actrices aparecieron en Spartacus: Blood and Sand), y vuelven disfrutable una trama poco plausible, pero repleta de guiños al neonoir pulp, al thriller erótico de serie B de los 90s y, en alguna escena, al Tokyo Decedance de Murakami.

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Mucha gente cree que un thriller es una película sobre persecuciones ambientadas en supuestamente los bajos mundos donde tiene que haber, asesinato, droga, robo, sexo y cualquier cosa que se relaciones con una persona relacionada a ese mundo por necesidad y una situación peligrosa. Resulta que eso no es un thriller y eso cree la película que es. Es sinceramente una bazofia sin sentido ni propósito que no merece ni nuestro tiempo ni nuestra atención.

Todo se sabe por anticipado al calcar las llamadas reglas y tópicas de otras películas, aburre en extremo con su ritmo perezoso sin nada interesante que contar y con un vergonzoso vacio de personajes, argumental y de contenido. Es reverenda basura que no le recomiendo a nadie. Tiene el puntaje únicamente por el erotismo que sumamente deplorable pero por lo menos no se hace tan insoportable como el resto de la película. Esta cinta se parece mucho a Basic Instincs con la diferencia de que esta es insoportable. Muy mala referencia para el cine australiano. Bodrio.

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