El haber sido el actor elegido en un principio por Terence Young para ser James Bond llevó al prestigioso actor Richard Johnson a hacer varios bond-clones de cierto calado. Este parte de la idea de nuestro bienamado Jimmy Sangster de trasladar al héroe clásico de los pulp británicos Bulldog Drummond a los años 60.
Johnson, según él mismo, adapta a Drummond a sus gustos personales (consideraba que el Bulldog Drummond de las novelas era un fascista insufrible), teniendo poco a ver con el de las novelas. Lo que se puede decir claramente es que hace una interpretación bastante irónica, chuleta y divertida. Y ya que son “más mortales que el macho”, ¿por qué no traerse no a una sino a dos actrices míticas del eurospy para co-protagonizar la cinta? Pues nos ponen a Elke Sommer y Sylva Koscina (muy inspirada, aunque su voz la doble la sempiterna Nikki Van der Zyl) a la vez como villanas tan bellas como sádicas. El estirado Nigel Green hace de jefe de ambas asesinas.
Guion, como se ha comentado, de Jimmy Sangster, que convierte a Drummond en un agente de seguros de la casa Lloyd’s. La historia es tan extravagante, violenta, erótica y llena de humor negro como los trabajos de Sangster para la Hammer, pero por contra su desarrollo resulta algo monótono y se hace algo larga pese a sus solo 90 minutos largos de duración (existen 10 minutos eliminados. He podido verlo y no son gran cosa, francamente).
Técnicamente es una película casi totalmente impecable, y se la nota - en todos sus aspectos, desde muy una acertada elección de localizaciones a la canción principal del celebrado y a veces injustamente olvidado grupo americano Walker Brothers, pasando por los competentes FX y una estética muy swinging 60s - hecha con oficio y con medios notables, pero sin ser algo asombrosamente espectacular (el set del gigantesco tablero de ajedrez electrónico donde se desarrolla es una delicia, debe decirse, y a no pocos les recordará una versión “bondiana” del tablero de Harry Potter y la Piedra Filosofal).
Uno de los clones de Bond más competentemente realizados, tiene un reparto excelente que actúa muy bien, y posee un considerable aire a la saga a la que emula (está incluso rodada en los estudios Pinewood). Solo la lentitud de su ritmo le impide ser una gran película, y, aunque la daña bastante, no deja de merecer un visionado.
bigladiesman
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El haber sido el actor elegido en un principio por Terence Young para ser James Bond llevó al prestigioso actor Richard Johnson a hacer varios bond-clones de cierto calado. Este parte de la idea de nuestro bienamado Jimmy Sangster de trasladar al héroe clásico de los pulp británicos Bulldog Drummond a los años 60.
Johnson, según él mismo, adapta a Drummond a sus gustos personales (consideraba que el Bulldog Drummond de las novelas era un fascista insufrible), teniendo poco a ver con el de las novelas. Lo que se puede decir claramente es que hace una interpretación bastante irónica, chuleta y divertida. Y ya que son “más mortales que el macho”, ¿por qué no traerse no a una sino a dos actrices míticas del eurospy para co-protagonizar la cinta? Pues nos ponen a Elke Sommer y Sylva Koscina (muy inspirada, aunque su voz la doble la sempiterna Nikki Van der Zyl) a la vez como villanas tan bellas como sádicas. El estirado Nigel Green hace de jefe de ambas asesinas.
Guion, como se ha comentado, de Jimmy Sangster, que convierte a Drummond en un agente de seguros de la casa Lloyd’s. La historia es tan extravagante, violenta, erótica y llena de humor negro como los trabajos de Sangster para la Hammer, pero por contra su desarrollo resulta algo monótono y se hace algo larga pese a sus solo 90 minutos largos de duración (existen 10 minutos eliminados. He podido verlo y no son gran cosa, francamente).
Técnicamente es una película casi totalmente impecable, y se la nota - en todos sus aspectos, desde muy una acertada elección de localizaciones a la canción principal del celebrado y a veces injustamente olvidado grupo americano Walker Brothers, pasando por los competentes FX y una estética muy swinging 60s - hecha con oficio y con medios notables, pero sin ser algo asombrosamente espectacular (el set del gigantesco tablero de ajedrez electrónico donde se desarrolla es una delicia, debe decirse, y a no pocos les recordará una versión “bondiana” del tablero de Harry Potter y la Piedra Filosofal).
Uno de los clones de Bond más competentemente realizados, tiene un reparto excelente que actúa muy bien, y posee un considerable aire a la saga a la que emula (está incluso rodada en los estudios Pinewood). Solo la lentitud de su ritmo le impide ser una gran película, y, aunque la daña bastante, no deja de merecer un visionado.
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