Ficha La Calle del Misterio

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Críticas de La Calle del Misterio (2)




Miguel Arkangel

  • 14 Aug 2022

7


John Sturges dirige esta película noir y policíaca, seminal del genero “CSI”, sobre el policía Pedro Moralas (Ricardo Montalbán) de Boston, llamado a resolver el misterio que rodea a un esqueleto encontrado en una playa de Cape Cod con la ayuda de un experto forense de Harvard (Bruce Bennett). La película, con un ritmo narrativo ágil y una trama inteligentemente desarrollada, aún hoy en día, se destaca por su originalidad.

Seguramente, los métodos y las herramientas científicas de la investigación criminal probablemente nunca antes habían recibido tanta atención en una película de Hollywood. Es muy interesante ver las escenas en que el Dr. McAdoo, médico forense, puede determinar la edad, el sexo, la causa de la muerte e incluso la ocupación de la víctima a partir de su vasto conocimiento de la anatomía humana y la patología. Ideal para los fans de la ciencia forense, y que demuestra que ese recurso argumental no es nuevo, ni pertenece exclusivamente al cine actual. Vean Mystery Street y se llevarán una agradable sorpresa.



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Mad Warrior

  • 11 Jun 2020

8



Era una mujer, rubia teñida, alrededor de 24 años, 1,60 m. de altura, probablemente era bailarina...murió antes o durante la semana del 20 de Mayo.
Era, además, muy guapa, y arisca como ella sola, una mujer de esas capaces de hacer que los hombres caigan rendidos a sus pies. Se llamaba Vivian. ¿Quién pudo matarla, y por qué?

Imposible resulta contabilizar dentro un género sus obras más interesantes cuando en éste despuntan los mismos directores, los que al fin y al cabo todos conocen; puede ocurrir dentro del cine de samuráis, el melodrama clásico o el ¨slasher¨. Los 40 y (algo de los) 50 fueron años dorados para el ¨noir¨ y el policíaco, con sus crímenes en calles oscuras, mujeres fatales, duros policías, inocentes perseguidos, corrupción política; un imaginario inmenso como los títulos y realizadores que lo ocupan. Se recuerda a Lang, Hitchcock, Preminger o Siodmak, pero hay algunos susceptibles de ser encontrados fácilmente.
Por ejemplo, en 1.950 Elia Kazan, John Huston y Preminger llegan con ¨Pánico en las Calles¨, ¨La Jungla de Asfalto¨ y ¨Al Borde del Peligro¨, no obstante también hallamos ¨La Fugitiva¨, ¨Reto a la Muerte¨, ¨El Misterio del Tatuaje¨, la británica ¨Una Mujer en Entredicho¨ o la española ¨Brigada Criminal¨, que por estar bajo el estigma de la serie ¨B¨ acaban siendo olvidadas. ¨La Calle del Misterio¨ no es una excepción, con un argumento en el que participan los conocidos guionistas Leonard Spigelgass, Sydney Boehm y el autor y luego director Richard Brooks, bajo el auspicio de la MGM.

Tras la cámara está un John Sturges bajo contrato de la productora que ha paseado su habilidad por el melodrama o el ¨noir¨ (siendo ¨Shadowed¨ un buen ejemplo); todavía no ha rodado un solo ¨western¨, pero poco le falta. Como muchas otras historias del negro, ésta empieza con una mujer que acaba convirtiéndose en la pieza central de los hechos; esa es Vivian, la típica rubia exhuberante de bares y calles que se halla en busca de un hombre por un importante asunto, pero su camino irá a cruzarlo con el de un pobre tipo en una noche horrible y en cuya frente aparece escrito ¨desgraciado¨ en letras grandes.
Se establece la atmósfera, violenta y oscura, y se acaba de forma abrupta con la vida de la muchacha, a la que creíamos protagonista del film, un poderoso inicio que nos avisa de lo engañosas que pueden ser las apariencias y muy del gusto del maestro Hitchcock, pues más tarde lo tomaría (¿por casualidad?) para una de sus joyas: ¨Psicosis¨ (hundimiento del coche en pantano incluido). Ahora hay que averiguar lo sucedido, y para eso tendremos a nuestro trasunto, el obstinado y sagaz teniente detective Moralas, que sigue paso a paso el crimen un tiempo después; de repente, un caso de asesinato comentado por McAdoo, médico amigo del anterior, donde el marido acusado falsamente fue inocente, nos sirve de presagio.

El típico ¨whodonit¨ se fundamenta en una exhaustiva investigación a partir de los huesos de la chica hallados en una playa, siguiendo así Sturges la labor científica de la policía, avanzada para la época pero muy rudimentaria para nosotros y cuya manera de tratarse en la trama influiría en futuras y plomizas series de televisión policíacas de temática idéntica; mientras avanza la trama, que posee un ritmo ágil y muy fluido, más pistas se irán acumulando para desentrañar el misterio, convenientemente situadas en el escenario y necesarias dentro del género (un periódico, una dirección, un número en una pared, un agujero de bala...).
Por otro lado, el sr. Shanway, al que ya conocimos y cuya inocencia está demostrada desde el principio, es acusado de asesinato basado en las sólidas pruebas por un detective con el que es difícil simpatizar pero fácil de comprender; como sucede en muchas obras de Hitchcock, no es tan importante lo que el espectador sabe como lo que deben saber los personajes (tanto más cuanto que el auténtico culpable aparecerá pronto ante nosotros) y ahí radica la intriga y la tensión del metódico guión de Boehm y Brooks. Un juego de reflejos eleva el tono enigmático y mordaz que desea imprimir el director: dos mujeres, ambas negativos, ambas embarazadas que no pudieron concebir, y unidas en el desarrollo de la tragedia.

En realidad el drama y la personalidad de las mujeres será el motor que haga avanzar la película: la sra. Grace Shanway, cuya vida es asaltada por el dolor al acusarse injustamente a su esposo y la responsable de generar la duda en la mente y el alma del detective Moralas; la srta. Smerrling, casera de Vivian, extraño y codicioso personaje instigador de tensiones y cuyas pérfidas maniobras para su beneficio tendrán sus consecuencias (demostrándose aquello de que el Mal con Mal se paga); y, cómo no, la propia Vivian, cuyo espectro dirigirá la historia hasta un desenlace emocionante, dirigido con oficio y nervio por Sturges.
Las sombras de Lang, H. Lewis, Dmytryk y Preminger planean sobre la atmósfera, cuajada de tensión, suspense y claroscuros realzados por la maravillosa fotografía de John Alton y la partitura de Rudolph Kopp, mientras la preciosa Sally Forrest y la muy irritante pero genial Elsa Lanchester, se hacen a su antojo con la atención. Correctos ese joven Ricardo Montalban, Bruce Bennett, Edmon Ryan y un Marshall Thompson al que nadie le quita su perpetua cara de pánfilo. Mención aparte merece la breve pero gran aparición de la arrebatadora y temperamental Jane Sterling, habitual del ¨noir¨ y quien poco después lograría un Globo de Oro por su actuación en ¨Escrito en el Cielo¨.

Injustamente olvidada o denostada por muchos por agarrarse a los conocidos esquemas del cine negro de la época, esta intrigante y sórdida fábula de la temprana filmografía de John Sturges es también uno de los más eficaces de la misma.
Pura imaginería ¨noir¨ unida al policíaco más excitante, y con el añadido de la rubia explosiva, el inocente acusado y la anciana sibilina. Un pequeño clásico del género ni más ni menos.



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