Infumable octava entrega de la larga saga de Godzilla (1954- a la fecha), dirigida por Jun Fukuda.

Una expedición científica asentada en la isla Sollgell cuyo objetivo es experimentar con una máquina que controla el tiempo, deberá hacer frente a la aparición de monstruosas mantis y arañas, que junto con el regreso de Godzilla, además del hijo del dinosaurio radioactivo, pondrán en grave peligro a sus miembros.

La abominable concepción infantilista del director Jun Fukuda y el productor Tomoyuki Tanaka que ya se había vislumbrado en la entrega anterior “ゴジラ・エビラ・モスラ　南海の大決闘” o “Los Monstruos del Mar” (1966) se concretaría en la octava entrega del rey de los kaijus titulada en “怪獣島の決戦　ゴジラの息子” o “El hijo de Godzilla” (1967), considerada una de las peores entregas de la saga -si no es la peor. Éste no sería más que el punto culmine de una serie de lamentables decisiones conceptuales y comerciales que había iniciado con el despido de Ishiro Honda como director de cabecera de los films del famoso reptil radioactivo y su reemplazo por Fukuda, y la decisión de “primatizar” (el guión del film anterior originalmente concebía a King Kong) y sugerir una posible humanización de Godzilla.

Sin embargo, el problema de fondo estaba en la ridícula preocupación y obsesión que la TOHO había desarrollado hacia su competencia directa DAIEI, que obtenía un considerable éxito con su más emblemático Kaiju, Gamera, que había introducido personajes infantiles en sus tramas y acercando las películas de la tortuga gigante a temáticas más familiares. Lamentablemente, los ejecutivos de TOHO no tendrían presente el concepto original de Godzilla de “ゴジラ” (“Godzilla”, 1954) ni tampoco los derroteros que Ishiro Honda había contemplado para dar versatilidad en las secuelas inmediatas, y abogarían por terminar de infantilizar criminalmente la saga con la inclusión de ミニ o Minira, vástago del legendario monstruo verdoso. De hecho, es posible que tuvieran contemplado un fracaso, lo cierto es la TOHO destinaría uno de sus presupuestos más bajos de la saga para este film.

Ahora bien, hay que señalar que el problema con “怪獣島の決戦　ゴジラの息子” o “El hijo de Godzilla” (1967) no es el hecho de introducir un personaje infantil a la saga y acercarse a un público más familiar, sino el tono ridículo y risible que Fukuda y Tanaka impregnarán a esta inclusión, que constituirá un ejemplo lamentable y deplorable de cómo es arruinar el capital fílmico de lo que es un monstruo como amenaza. Además de lo erróneo que era prescindir de los clásicos kaijus rivales de Godzilla (Mothra, King Ghidorah, Rodán, etc.) e hipotecar la suficiente seriedad que supone una película de monstruos, Fukuda dejará de lado la vergüenza ajena y propia y hará una abominable representación de Godzilla y Minira como un padre e hijo “humanos” que juegan fútbol con rocas, con un malcriado cachorro de monstruo que ocupa la cola de su padre para saltar la cuerda o con un padre que le pisa la cola a su hijo para logre sacar un aliento radiactivo más fuerte.

Sobre el vástago de Godzilla, comentar que más allá de su lamentable aspecto en este film, el problema radica principalmente en la poca seriedad con que se aborda todos los aspectos de personalidad y apariencia. Dejando de lado que evidentemente se trata de una cría de dinosaurio y que podría despertar ciertos sentimientos de simpatía y ternura incluso, hay que tener en cuenta que estamos hablando de un monstruo, que de hecho aparecer en otros films como “怪獣総進撃” o “Invasión Extraterrestre” (1968) y “ゴジラ・ミニラ・ガバラ　オール怪獣大進撃” o “La Isla de los Monstruos” (1969) de Ishiro Honda, y “ゴジラ ファイナルウォーズ”o “Final Wars” (2001) de Ryuhei Kitamura. Por tanto, su capital narrativo como monstruo es prácticamente nulo y sólo cumple funciones de relleno y supuesto elemento de atracción para el público infantil. Sin embargo, su aspecto literalmente vomitivo y grotesco lo convierten en una verdadera aberacción visual y una de las asquerosidades más infames de la saga por su mal diseño, mala confección de vestuario (espantoso traje de goma), mala mecanización (carente de movimientos) y mala interpretación (actor de baja estatura). Y eso que inicialmente iba a tratarse de una versión femenina y pequeña de su padre, propuesta que fue finalmente abandonada.

En contraposición, y siendo uno de los pocos aciertos del film, que lamentablemente Fukuda expone de forma más bien anecdótica y en desmedro de Minira, tenemos la inclusión de dos clases de Kaijus nuevos. Las primeras son las カマキラス o gigantescas mantis que debido a la radiación han mutado y que están a punto de devorar el huevo en el que está Minira (ojalá les hubiesen dejado comérselo) y que reaparecierían en “ゴジラ・ミニラ・ガバラ　オール怪獣大進撃” o “La Isla de los Monstruos” (1969) de Ishiro Honda, un cameo en “地球攻撃命令　ゴジラ対ガイガン” o “Godzilla vs. Gigan” (1972)de Jun Fukuda y “ゴジラ ファイナルウォーズ” o “Final Wars” (2001) de Ryuhei Kitamura. En la era Showa miden llegan a medir hasta 50 metros de altura y pesar 2 mil 800 toneladas métricas, mientras que en la Millennium 40 metros de alto, 90 metros de largo y un peso de 20 mil toneladas métricas.

Y el segundo es una araña gigante llamada クモンガ o Kumonga, con 45 metros de altura y 8 mil toneladas métricas de peso en la era Showa y 35 metros de altura, 60 metros de largo y 30 mil toneladas métricas de peso en la era Millennium. Apareció, además de este film, en cuatro películas más: “怪獣総進撃” o “Invasión Extraterrestre” (1968) y “ゴジラ・ミニラ・ガバラ　オール怪獣大進撃” o “La Isla de los Monstruos” (1969) de Ishiro Honda, “地球攻撃命令　ゴジラ対ガイガン” o “Godzilla vs. Gigan” (1972) de Jun Fukuda y “ゴジラ ファイナルウォーズ” o “Final Wars” (2001) de Ryuhei Kitamura y, en honor a la verdad, es el único rival de peso en este film que opone resistencia al rey de los kaijus. Su aparición y la de las カマキラス o Kamakuras son lo único destacable del film en sus aspectos técnicos, a cargo de Sadamasa Arikawa, gracias a un correcto trabajo de manejo de marionetas y una que otra acertada decisión de ángulo de filmación para provocar amenaza y tensión en la isla. Probablemente funcionan porque son marionetas y no actores dentro de trajes de goma.

Volviendo a las cuestiones narrativas, tampoco se puede decir que la parte seria de la trama, la de una expedición científica que trabaja con una máquina para controlar el clima y hacer llover en zonas desérticas para permitir la agricultura debido al aumento de la población mundial, esté bien abordada. Lamentablemente se queda sólo en la mera intención narrativa de cierto dejo ecológico que no termina de cuajar y que está pésimamente mal guionizada con diálogos estúpidos y desarrollo de diálogos “científicos” impresentables, como el hecho que la máquina deje de funcionar por supuestamente captar las ondas cerebrales de un Godzilla que está sumergido en lo profundo de los océanos. Otras muestras de la total incoherencia y poca seriedad de la veta científica del film tienen que ver con que a pesar de que las カマキラス y クモンガ supuestamente deben su colosal tamaño a la radiación, los integrantes de la expedición científica no sufran ningún daño, apenas aletargamiento por el calor existente en la isla.

En cuanto a los personajes, decir que hay un evidente contraste entre los protagónicos y los secundarios. Siguiendo con la premisa de la anterior “ゴジラ・エビラ・モスラ　南海の大決闘” o “Los Monstruos del Mar” (1966), Fukuda insiste -en complicidad con un irreconocible Shinichi Sekizawa y Kazue Shiba- en el protagonista aventurero cuyas acciones poco inciden en los eventos, esta vez con un intrascendente reportero de métodos poco ortodoxos que termina de cocinero en la base científica, a cargo de Akira Kubo (“Los Monstruos Invaden la Tierra”, 1965). El personaje de la chica, encarnado por Bibari Maeda, tampoco aporta nada importante, siendo un mero relleno para incluir un personaje femenino. Por el contrario, los actores secundarios parecen un poco más realistas que otras veces, por ejemplo, no escatiman en demostrar su desacuerdo y molestia por las condiciones climáticas y de abrigo en la isla, de hecho, parecen estar en condiciones de generar un motín en algunas escenas que nunca se da. Destacan en este reparto secundario, los viejos conocidos Tadao Takashima (“King Kong vs. Godzilla”, 1962) como el Dr. Kusumi y Akihito Hiarata (“Godzilla”, 1954) como el Dr. Fujisaki. Masao Fukazawa, mejor conocido como “Enano Machan”, se puso el espantoso traje de Minira.

Como era de esperarse, Fukuda volvió a llamar a Masaro Sato para que se hiciera cargo de la banda sonora. Un poco menos insoportable que la de la entrega anterior “ゴジラ・エビラ・モスラ　南海の大決闘” o Los Monstruos del Mar” (1966), sigue tratándose de una partitura alejada del espíritu del film y de la saga, siendo en la práctica una verdadera impronta.

En resumen, si no es la peor, una de las más aberrantes entregas de la larga saga de Godzilla que lamentablemente profundiza en los errores que vimos en la entrega anterior y que se aventura sin éxito en tópicos que terminan por quitarle toda la seriedad y dignidad al rey de los kaijus.

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A priori la idea de incluir un descendiente de Godzilla no me parece inchoerente,el problema es en la practica,porque ni siquiera es tan determinante en la trama o el remate de la pelicula;queda solo en el titulo del film y nada mas.
Otro punto en contra es la total falta de ¨seriedad¨ u ¨oscuridad¨ que fue desvaneciendose en las utlimas peliculas de Godzilla -sin ir mas lejos,en la anterior,casi bailaba-.No encuentro necesidad de humanizar al monstruo,dandole movimientos mas concretos y no tan de bestia.
Es una lastima,los monstruos presentados estan geniales,muy creibles y qie hubiesen funcionado de maravilla ubicandolos en un escenario mas urbano,como de costumbre en las anteriores entregas.
Bastante absurda,pero sin pretender demasiado de una pelicula de esta tematica.
Un 3.Apta para los freaks que aman el cine clase B

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Hasta el momento la peor de la saga, es como si los productores y guionistas no supieran ya que inventar que deciden tirar por el camino facil dandole un hijo a Godzilla.

A mi gusto el hijo sobra totalmente, se ve que se querían hacer de Godzilla un ser más cercano que no destilara tanta maldad y que tuviera sentimientos, gracias a ese engendro de hijo casi lo consiguen ya que este bichejo no para de darle al espectador la sensacion de ¨ternura¨, por decirlo de alguna manera claro.

La historia puedo decir que es practicamente nula, las actuaciones son bastante malas, los escenarios están desaprovechados y la BSO no esta mal dentro de lo que cabe.
Esta vez los FX están muy currados, sobre todo las criaturas que aparecen están bien diseñadas y se ve que contaron con un presupuesto bastante alto.
También os digo que nuestro querido Godzilla es el más cutre que he visto hasta ahora, incluso parece más pequeño que en otras ocasiones, de su hijo prefiero no hablar porque la verdad es horrible.

En esta ocasión el monstruo se enfrentara a varios enemigos: 3 Mantis Religiosas gigantes y una araña también gigantesca, el combate con esta ultima esta genial y es bastante largo.
Si buscais critica social en esta entrega apenas encontrareis ya que la historia trata de un experimento en una isla remota, lugar donde acontecen los sucesos.

Para pasar el rato esta bien, pero hasta el momento la peor con diferencia.

Coco 1.

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Bueno... si el hijo de Godzilla no apareciera en la película, podría ser una de las mejores de la saga, con una historia interesante y unos monstruos curradísimos, el problema es que sale, y que cada vez que sale da vergüenza ajena, para de ser una película de monstruos gigantes a ser una cosa infantiloide que no gusta nada.

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Una peli muy infantil muy mala el hijo de godzilla la proxima peli se llamara el tatarabuelo de godzilla

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Cutre, cutre, cutre, cutre... esta es una de la infinidad de secuelas que tuvo "Godzilla, Japón bajo el terror del monstruo". De lo cutre que llega a ser te ríes varias veces: los "efectos especiales" descojonantes, y el traje de Godzilla e hijo es cutre de cojones... ¡no cierran la boca en toda la película! JUAJUAJUA!! Cutrerío total, pero es tan mala y tan cutre que resulta muy entretenida y te ríes un ratejo.

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es un clasico del video club vamos ese peazo de gozilla haciendo lo de siempre"espachurrando japoneses" y ese hijo de................godzilla que no cierra la boca en todo el metraje de lo malo que era el traje

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